- Euskadi hasta el momento ha respondido de un modo unido y solidario ante el reto migratorio en sus diferentes expresiones. Sin embargo, no está libre de la amenaza de un populismo xenófobo que tiene la ambición de estructurarse y expandirse a lomos de la demagogia. En este sentido, ha surgido el Pacto Social Vasco para la Migración, al que se ha adherido el Ayuntamiento de Amurrio, por unanimidad de todos sus concejales, y una propuesta que, en el contexto de obstáculos y oportunidades, pretende establecer mecanismos para “ofrecer lo que desearíamos recibir”.
En concreto, sus objetivos tienen una proyección ética, preventiva y proactiva. El objetivo ético de este pacto es contribuir a reforzar la respuesta solidaria y responsable ante las necesidades da las personas migrantes. El objetivo preventivo es configurar una unidad social y política transversal que haga estériles las pretensiones de los populismos de pretexto xenófobo; El objetivo pragmático es afrontar el reto migratorio como parte de un proceso de crecimiento y progreso de la actual sociedad.
Dentro de esta misma temática, el museo etnográfico de Artziniega va a acoger, entre las 10.30 y las 13.00 horas del próximo miércoles (3 de noviembre), una sesión debate para tejer convivencia intercultural, que llegará de mano de CEAR Euskadi. En la cita -para la que hay que confirmar asistencia por WhatsApp (688 719 058)- también se presentará y hará entrega de la publicación La tejedora, con apuntes y puntadas para tejer una estrategia antirrumores en el ámbito rural. La jornada contará con la participación de Rafael Crespo, antropólogo de Xarxa Antirrumors de Barcelona.
Tanto Amurrio y Artziniega como Llodio, en lo que respecta a la comarca ayalesa, albergarán el próximo 14 de noviembre las comidas interculturales Bizilagunak, que regresan tras el parón de la pandemia. En ellas familias de diferentes orígenes culturales compartirán mesa y mantel para derribar así rumores racistas y xenófobos, y en favor de una convivencia intercultural. La iniciativa puesta en marcha hace cinco años por la Diputación de Álava y CEAR-Euskadi, se enmarca en la estrategia antirrumor desplegada a lo largo del territorio, y dirigida a combatir los rumores, prejuicios y estereotipos ligados a la población extranjera que a menudo dificultan la convivencia.