Celedón, el gran emblema de las fiestas de la Virgen Blanca, se ha quedado definitivamente huérfano. Luis María Sánchez Iñigo, el último de los nueve creadores del aldeano de Zalduondo que aún quedaba con vida, ha fallecido en su Vitoria natal a los 94 años dejando un enorme vacío en los múltiples ámbitos donde tan activamente se involucró, desde la política a la cultura o el euskera hasta el deporte.
Nacido el 25 de septiembre de 1927, padre de seis hijos, abuelo y también bisabuelo, Sánchez Iñigo fue aparejador de profesión y desarrolló una parte importante de su trayectoria profesional en el Ayuntamiento de Vitoria.
Bastante antes de ello, en el año 1957, fue uno de los blusas culpables de que Celedón, llamado originalmente Pepito, surcara por primera vez los cielos de la capital alavesa para dar inicio a las fiestas de La Blanca. El experimento no salió bien del todo entonces, pues el cable acabó rompiéndose, pero lo que había surgido como una broma entre amigos terminó por convertirse en una de las tradiciones más emblemáticas de la ciudad.
José Luis Isasi, otro de los integrantes de aquel grupo, salvó la papeleta apareciendo en el tejado del Ayuntamiento -aquella primera bajada se celebró en la plaza de España- y dando así vida por primera vez al Celedón humano. Junto a Isasi y Sánchez, compartieron paternidad Jesús Jiménez, Amado López de Ipiña, José Luis Madinaveitia, Josetxu Pérez de San Román, Mario López Guereña y Javier Azpiazu. Por su contribución, Luis Mari -como así le llamaban sus allegados- fue nombrado Celedón de Oro en 1974.
Sánchez Iñigo fue también un destacado militante tanto del PNV alavés como -después, tras la escisión- de Eusko Alkartasuna y tuvo que exiliarse a Iparralde durante la dictadura de Franco por sus ideas nacionalistas.
Ya durante la democracia, con José Ángel Cuerda como alcalde, fue el gerente de la Agencia de Renovación Urbana de Vitoria y responsable, entre otros muchos proyectos, de la elogiada rehabilitación del Casco Medieval.
No obstante, el curriculum que deja Sánchez Iñigo es muchísimo más extenso. Fue fundador del grupo de danzas Txirinbil, cofundador de la ikastola Olabide, fundador del club de montaña Ghiena, miembro de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del país, presidente del club natación Judizmendi, promotor de los festivales Mairuelegorreta en la sociedad excursionista Manuel Iradier... así como un apasionado belenista, afición que le llevó a ser uno de los promotores del Belén monumental de La Florida y de la Asociación belenista de Álava, que presidió de 1991 a 1996. Volcado en sus aficiones Desde su jubilación en 1992, Sánchez Iñigo ha estado principalmente volcado en su familia y sus múltiples aficiones.
Uno de los acontecimientos más entrañables en los que tomó parte más recientemente, ya en 2007, fue un 50 aniversario de Celedón en el que cinco de los seis padres del emblema festivo, López de Ipiña, Jiménez, Madinaveitia, Sedano y el propio Sánchez, fueron homenajeados por el Ayuntamiento en la balconada de San Miguel, durante una bajada histórica protagonizada por primera vez por dos celedones a la vez, Iñaki Landa y Gorka Ortiz de Urbina.
Apenas mes y medio después de ese inolvidable día fallecería Isasi, aquel primer Celedón. Tras la desaparición de López de Ipiña (2014), Sedano (2015), Madinaveitia (2016) y Jiménez (2019), Sánchez Iñigo era hasta hoy su único padre superviviente.