La ganadería se encuentra en una profunda encrucijada por muchos motivos, revela el responsable de Producción Animal del centro tecnológico Neiker, Roberto Ruiz. Por un lado, los rebaños deben hacer frente a unos crecientes costes de producción, motivados por la alta dependencia de insumos, principalmente de alimentación, pero también de fertilizantes, combustibles y energía. "Difícilmente son compensados con los precios que perciben, lo que determina una escasa rentabilidad de la actividad", valora.
Por otro lado, la sociedad, los consumidores, a menudo no reconocen el papel que desempeñan muchos de los sistemas ganaderos, sobre todo los más ligados al territorio, al pastoreo, que es "una actividad que exige dedicación todos los días del año, y que, además, es objeto de numerosas presiones desde distintos ámbitos: coexistencia con fauna salvaje y problemática de predación, bienestar animal y cambios de la PAC (Política Agrícola Común).
Desaparición de rebaños
El resultado es una "baja autoestima, poco atractivo para los jóvenes, falta de relevo generacional y desaparición de rebaños", enumera Roberto Ruiz. De hecho, a día de hoy, en muchas de las explotaciones se mantiene un "pequeñísimo" numero de cabezas de ganado, no son explotaciones profesionales, sino que sus titulares se dedican a otro sector y los animales se pueden considerar como jardineros, es decir, se tienen para que consuman el pasto del baserri.
Por ejemplo, en vacuno lechero, apenas hay 140 rebaños con más de 50 vacas. En Euskadi hay 4.511 explotaciones de bovino (136.502 cabezas); 5.530 de ovino (217.300 cabezas); 2.354 de caprino (26.801 cabezas); 296 de porcino (36.053 cabezas) y 204 de equino (14.041 cabezas).
Ante esta coyuntura, el sector ha apretado el acelerador y se ha lanzado a innovar, a poner en marcha proyectos punteros, junto a centros tecnológicos como Neiker, para salir de la encrucijada actual y ser rentable. "La rentabilidad, como todo, es cuestión de una mejor o peor gestión, más que del tipo de rebaño.
Sí es cierto que los precios que los ganaderos perciben actualmente hacen esta labor muy complicada. Sus costes de producción crecen continuamente; no olvidemos el impacto que están sufriendo con los elevados gastos de la luz o de los combustibles, pero los precios que se les pagan no suben del mismo modo. De hecho, continúan prácticamente invariables desde hace muchos años", analiza el responsable de Producción Animal de Neiker.
El presente y futuro del sector se abordó el jueves y viernes en un curso online, organizado por Neiker y la UPV, en el que participó medio centenar de alumnos. Roberto Ruiz tomó la palabra para detallar proyectos punteros desarrollados. Ejemplos no faltan. Así, se ha medido el metano emitido por las vacas lecheras para poder identificar y seleccionar los animales que, teniendo unos muy buenos niveles de producción, tienden a emitir menos.
También se está fomentando el pastoreo rotacional regenerativo, que además de fijar carbono en el suelo, permite mejorar el nivel de autosuficiencia alimentaria de los rebaños, la salud y la fertilidad del suelo, la producción de hierba y reducción de costes. Ya hay ganaderos que lo aplican.
Colza, girasol y lino
Igualmente, se han realizado proyectos para poder alimentar el ganado con alternativas a la soja y al aceite de palma, con alimentos que no es necesario transportar desde otros países sino que se producen a escasos kilómetros, como colza, girasol y lino. De este modo, "se reducen los costes de alimentación y se producen carne y leche más saludables", destaca.
Otra de las estrategias consiste en valorizar subproductos de la cadena alimentaria (lactosuero, posos de café, raspón de uva), lo que también contribuye a reducir las emisiones de metano.
Asimismo, subraya el técnico hitos, como la incorporación de tecnologías GPS para facilitar el manejo de los animales durante el pastoreo en zonas de montaña, y el fomento de redes de colaboración entre agricultores y ganaderos para la provisión de alimentos y forrajes de mayor calidad.
En esta trayectoria de innovación, no se ha olvidado el sector de incorporar a sus explotaciones fuentes de energías renovables y fomentar la ganadería ecológica, así como desarrollar aplicaciones para móviles, con el fin de evaluar el bienestar animal.
A la ganadería se le culpa, en ocasiones, de emitir gases de efecto invernadero, como el metano. De hecho, es uno de los argumentos que desde distintos ámbitos se utiliza para frenar el consumo de alimentos de origen animal e, incluso, adoptar pautas vegetarianas o veganas.
Sin embargo, nada más lejos de la realidad. El último informe publicado por la sociedad pública de gestión ambiental del Gobierno Vasco, Ihobe indica que todo el sector primario, es decir, agricultura, ganadería y pesca, es responsable solo del 3% del total de dichas emisiones; mucho menos que las asociadas al transporte (35%), sector energético (33%) e industria (18%).
Carne y lácteos
Los alimentos de origen animal han desempeñado siempre un papel básico en el marco de una dieta saludable. De hecho, "nos hemos podido desarrollar como especie a partir del consumo de una dieta variada, que incluía carne y lácteos. No quita para que estemos tratando de reducir dichas emisiones", señala. "La ganadería puede pasar de ser parte del problema a parte de la solución", añade.
Para ello, el sector deberá evaluar y mejorar su sostenibilidad, pero "también será preciso que, entre todos, mejoremos la percepción que la sociedad tiene de la ganadería". Y es que, "si el consumidor no es el que paga directamente por los beneficios que aporta la ganadería extensiva, habrá que buscar otras fórmulas -¿contratos agroambientales?, se pregunta Ruiz- por la gestión o conservación del territorio. "Confiamos en que la reforma de la PAC sirva, antes de que sea demasiado tarde", concluye.
queso idiazabal
Aguantar el tirón. El queso Idiazabal ha aguantado bien el tirón de la pandemia sanitaria. "Ya gozaba de buena salud", argumenta Félix Ajuria. "Se vende bien y los elaboradores son pastores jóvenes; hemos sufrido un frenazo, pero es admirable cómo el consumidor nos ha demostrado su confianza y fidelidad", considera.
Cuando llegó el covid, los pastores de la denominación de origen Idiazabal, que Ajuria preside, se encontraron en la tesitura de producir más o parar, debido a la incertidumbre. "Apostamos por la primera opción y acertamos", valora."Tenemos ovejas latxas criadas en el monte, hacemos buen queso (130 queserías y más de cien pequeños productores), pero siempre hay que dar un paso más", opina el ganadero, con la vista puesta en un futuro complicado pero, a su vez, lleno de retos.
"En Idiazabal, hemos demostrado que hacemos las cosas bien", afirma orgulloso.