Según ha confirmado la propia compañía a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, Solaria tiene la intención de construir en los próximos dos años dos plantas fotovoltaicas de 50MW cada una en Álava.

Los lugares donde se barajan esas actuaciones, que están siendo analizadas por el delegado de la empresa y los equipos técnicos, se centran en la Llanada y en Valles Alaveses. Uno de los enclaves elegidos como era Durana, ha quedado aparcado tras la votación del concejo del sábado donde los vecinos rechazaron de forma la intención de la empresa de alquilar 40 hectáreas de terreno. Fueron 42 votos en contra, frente a solo 14 partidarios de esa opción

Ese emplazamiento había generado polémica y, de hecho, el debate se trasladó a Juntas Generales de Álava, donde en una comparecencia celebrada el pasado día 10 tanto el presidente de UAGA, Javier Torre, como uno de los agricultores de Durana afectados, Ricardo Fernández de Arróyabe, denunciaron presiones, tanto a los propietarios de los terrenos como a las administraciones locales, para lograr esos arrendamientos.

Sea donde sea, la intención de Solaria es lograr encontrar un total de 160 hectáreas cómo máximo (80 aproximadamente por planta), lo que supone menos del 1% de la superficie de los municipios, para desarrollar dos proyectos diferentes.

Solaria destaca que este proyecto no cuenta con ninguna subvención, ni de los fondos europeos ni de ningún otro tipo. De hecho, la tecnología solar fotovoltaica, además de ser totalmente sostenible y sin emisiones es actualmente la fuente de energía más barata, lo que permite reducir los costes de suministro de energía del global de la sociedad.

Para su construcción se baraja la creación de unos 600 puestos de trabajo locales durante esa fase de montaje y 6 puestos de trabajo directos fijos indefinidos para la operación y mantenimiento durante toda la vida útil. Adicionalmente se estima que se generan puestos indirectos en actividades relacionadas con la planta (desbroces, mantenimientos, suministros) y se ha previsto que siempre se priorizará la contratación local. En cuanto a tributación, la empresa pagará unos 350.000 euros por planta en concepto de impuestos de construcción (ICIO). Y, además, cada año abonará impuestos locales (IBI, IAE). Se estima unos 6 millones en impuestos locales a lo largo de 30 años.

Respecto a la legalidad de la instalación, las dos plantas tienen un estudio de impacto ambiental y contarán con su Declaración de Impacto Ambiental (DIA) como cualquier infraestructura, en la que se definirán las medidas de protección. Las plantas están abiertas para que se permita el paso de los animales y Solaria se compromete al mantenimiento de la fauna y la flora autóctonas. Adicionalmente se podrán realizar actividades ganaderas en el interior de las plantas. A esto se suma que la compañía utilizará la tecnología agrovoltaica en este parque, de manera que se combinen las hileras de las placas fotovoltaicas con los cultivos en la misma superficie. De hecho, Solaria podrá contratar a los agricultores para asignarles diversos trabajos como el desbroce de las fincas dos o tres veces al año, servicios agrícolas en la instalación fotovoltaica, entre otros.

En este sentido, Solaria insiste que tiene un firme compromiso con el desarrollo sostenible y la protección de la biodiversidad. Por ello, siempre intenta escoger terrenos donde el impacto medioambiental sea residual, que no dañen el entorno, la flora y la fauna. Solaria, además del vallado cinegético, reduce el impacto visual con barrera perimetral vegetal y la línea soterrada para disminuir el impacto visual.

La contraprestación. Por el uso de los terrenos Solaria afirma que los propietarios de las zona que se elijan se podrán beneficiar de un alquiler a largo plazo y garantizado. Para una zona de 40 hectáreas, como la pretendida en Durana, se estima un importe de 60.000 euros anuales, además del IVA, lo que supondrá unos ingresos para estos de 1,56 millones de euros en cada anualidad y por un amplio periodo de alquiler que se centra en 26 años. Cabe la opción de prórroga de una década en dos franjas de cinco años.