"La vida también se nos ha parado a los jóvenes". Irati Martin tiene 18 años, un puñado de ilusiones y sueños en su mochila y una vida detenida desde hace más de un año. Telmo Egaña es extrovertido, hablador, risueño, sonríe con facilidad mientras habla y le gusta estar con sus amigos, salir y relacionarse en sociedad, pero desde hace un año y tres meses está más pendiente de no incurrir a la norma que de seguir creciendo personalmente. La juventud ha sido señalada en los últimos meses como irresponsable por relacionarse en sociedad, pero lo cierto es que esta generación también está siendo golpeada especialmente en su crecimiento personal y emocional con unos daños que, según ellos mismos aseguran, serán "irreversibles". DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA se reúne con un grupo de jóvenes para conocer de primera mano cómo están viviendo la pandemia y conocer sus miedos e inquietudes actuales.

"Los medios de comunicación, las personas mayores y, en general, la sociedad nos está haciendo responsables como propagadores principales del virus. Se dice de los jóvenes que no respetamos las normas, que salimos sin mascarillas, que hemos salido en grupos elevados y que estamos transmitiendo el virus, pero no se tiene en cuenta el daño emocional que la pandemia dejará en mucho de nosotros, como para encima hacernos responsables". Sentados en corro, Paula Llanes, Irati Martin, Telmo Egaña, Martina Fernández y Naia Lazarraga, jóvenes gasteiztarras de 18 años, aseguran que el coronavirus ha creado un muro infranqueable que les impide ver el futuro con claridad: "Creo que esta pandemia va a dejar efectos secundarios a largo plazo en los jóvenes", asegura Martina. Hace especial referencia a las personas que ya tenían problemas para sociabilizar antes de la crisis del coronavirus: "Hay jóvenes que ya tienen problemas para relacionarse, o que son tímidos y que llevan más de un año sin juntarse en sociedad. No es una situación fácil, ¿eh? Estas personas ahora tienen más difícil todavía relacionarse, pero nadie se está dando cuenta de eso, de todo lo que nos ha robado el coronavirus", dice.

"si no podemos salir de fiesta, juntarnos más de cuatro, conocer a gente nueva o ligar, ¿cómo vamos a avanzar en esta generación?"

Telmo, sentado cerca de ella, afirma con la cabeza y ahonda un poco más en el tema: "Hasta ligar es más difícil ahora", concreta. "Normalmente el hecho de ligar es algo que está más relacionado con el ocio nocturno y, de momento, nosotros al menos no hemos vuelto la normalidad en eso", reconoce Telmo. Además, la pandemia unida a los estudios y la selectividad, han generado que la vuelta a la normalidad se retrase unos meses más. No obstante, el miedo de estos últimos meses también provoca "más desconfianza" a la hora de conocer a nuevas personas, según relatan. "Supongo que es cuestión de suerte el hecho de conocer a alguien y jugárnosla en quitarnos la mascarilla o no con esa persona. Pero es que, si no podemos salir de fiesta, juntarnos más de cuatro, conocer a gente nueva o ligar, ¿cómo vamos a avanzar en esta generación?", se cuestionan.

Otra de las dificultades a las que se han enfrentado y las rutinas que han dado un giro de 360 grados es la relación de esta generación con sus mayores. En este sentido, estos amigos aseguran que desde el inicio de la pandemia han tenido que sufrir en silencio el deterioro del contacto físico con sus abuelos y abuelas hasta el punto de dejar de visitarles, por salvaguardar la salud de sus mayores e iniciar así un cambio en las prioridades. "En mi caso, apenas he ido a visitar a mis abuelos. Nuestra relación ha sido con videollamadas, aunque ha sido difícil porque muchos abuelos no se llevan bien con la tecnología y nos ha tocado enseñarles primero", reconoce Paula.

OPORTUNIDAD DEL PRIMER EMPLEO

El paro y la imposibilidad de acceder al primer empleo es otra de las preocupaciones de esta generación. "Me gustaría trabajar de lo que sea", dice con rotundidad Martina. A "lo que sea" se refiere, por ejemplo, a trabajar dando clases particulares, como camarera en un bar de desayunos o cafés o en el ocio nocturno, entre otras profesiones habituales en el primer empleo. A Irati también le gustaría ser monitora de ocio con los niños, pero una profesión y la otra, ahora mismo están mermadas las oportunidades laborales, según reconocen. "Hasta en eso, estamos teniendo más dificultades los jóvenes de ahora en relación con los de antes", sentencian.

"Ya veremos cómo evoluciona todo y si la vacuna trae el final del coronavirus, pero, desde luego, la pandemia del coronavirus ha golpeado de lleno a esta generación que entre estudiar y la imposibilidad de desarrollarnos emocionalmente, nos hemos quedado estancados durante un tiempo", dicen. "Poco a poco iremos volviendo a la normalidad, recuperando nuestras relaciones, desahogándonos en el ocio nocturno, encontrando ese primer empleo, y olvidando este periodo tan malo. Pero desde luego es injusto que se nos haga responsables, porque nosotros también lo estamos pasando mal", concluyen.