Por segundo día consecutivo, el patio del CEIP Judimendi ha amanecido este jueves desierto, en lo que algunos vecinos del barrio, como Sara, ya han denominado un "domingo perpetuo". Esta mujer, que disfrutaba de un café junto a su amiga Beatriz por la mañana en el parque colindante, recuerda que al cierre de este colegio se suma además que los bares también han tenido que cerrar sus puertas y empezar a servir únicamente productos para llevar.

"Ahora hay más silencio y da mucha pena, porque antes se oía a los niños en las entradas y salidas, y en el recreo. Los colegios dan la vida". Y es que cerca de 180 alumnos, pertenecientes a doce aulas de Infantil y Primaria están recibiendo las clases desde sus casas, pasando a ser el primer colegio gasteiztarra cerrado por esta causa en lo que va de curso.

Beatriz reconoce, a su vez, que les da "mucha pena" que el cole haya tenido que cerrar, pero afirma que "no podemos vivir con miedo". Por eso, ellas siguen yendo a las piscinas desde que abrieron.

En el barrio, sin embargo, el murmullo generalizado sigue girando en torno al cierre del colegio y a las posibles razones que le habrán llevado a convertirse en el primer centro educativo de la ciudad que suspende su actividad presencial por coronavirus.

Sienten "miedo"

Algunas madres reconocen, en conversaciones con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, que sienten "miedo". Charity explica que ella lleva a sus hijos a otro centro, pero que si tiene que cerrar, el cambio en su vida sería "drástico. Hay niños que todavía no han superado el primer confinamiento, y si les tenemos ahora con otro... Estar con ellos las 24 horas del día en un piso, además, no es fácil", reconoce.

Con esta percepción coincide Widad, que afirma que le da "miedo" porque su hija antes estudiaba allí. "Hay muy buenos profesores, y cuando leí la noticia, la verdad es que sentí eso, miedo". Algo más tranquilo está Josu, ya que su pequeño aún no ha empezado la guardería. "Además, ahora que los txikis entran y salen por tramos, no se nota tanto", explica. Él, en general, reconoce no tener miedo, "porque me he hecho a la idea de que hay que vivir con ello".

Por su parte, dos parejas que descansaban en un banco frente al colegio de Judimendi (Manolo y Pilar, y Josefa y Ángel), afirman que están saliendo en estos momentos a la calle "a lo necesario", y que pasan bastante tiempo en casa. Ellos, que son abuelos, se suman a esa sensación de "incertidumbre", y desean que todo esto pase "cuanto antes. Está bien que lo hayan cerrado, porque no sabemos la que tenemos encima", confiesa además uno de ellos.

En los comercios

En los comercios también se está comentando esta jornada el cierre del CEIP Judimendi. Larbi, de Yemma, relata tras la mampara que le separa de los clientes por prevención, que "por aquí por la tienda suelen pasar niños, pero hoy ni ellos ni sus madres". Por eso, reconoce que el cierre del colegio también lo notará en las ventas.

"Si hay mucho movimiento, vendo más, pero al no haber demasiado...". Elvia, por su parte, tiene una tienda de costura junto al centro educativo, pero también es madre, y ella asegura que le da pena, por las familias. "Si el colegio de mi hijo tuviera que cerrar, yo tendría que echar la persiana a la tienda".

Vuelven mañana

En otro orden de cosas, fuentes del centro consultadas por este diario afirman además que aquellos estudiantes que el miércoles se sometieron al cribado promovido para medir las dimensiones de la situación que se estaba dando en el CEIP Judimendi y que hayan dado negativo volverán mañana a retomar su educación presencial, mientras que los estudiantes que ya habían dado positivo y que estaban confinados desde antes, seguirán en casa hasta nuevo aviso.