- La vitoriana Maite Zabala es una de las psicólogas de la cooperativa Agintzari que participa en Betirako, el servicio gratuito de atención psicológica para situaciones de duelo que puso en marcha en junio el Gobierno Vasco.
En este tipo de casos lo más difícil suele ser dar el primer paso, el de marcar el teléfono 900 908 744 para pedir ayuda. ¿Por qué es importante que lo hagan?
-Yo creo que el hecho de ponerse en contacto con el servicio ya implica una conciencia de que algo en su dolor tiene que ser atendido y acompañado.
¿Cuál es el balance de estos meses?
-Nosotras estamos muy agradecidas porque son ya alrededor de 300 personas las que se han puesto en contacto y el balance que hacemos es muy positivo porque damos la oportunidad de poder atender el dolor de tantas personas que están sufriendo la pérdida de un ser querido. La situación del covid, el hecho de mantener las distancias o de seguir estando en riesgo de contagio, hace que todavía se compliquen aún más los procesos de duelo. Muchas de ellas nos dicen que se sienten aisladas, en soledad, que no han tenido la oportunidad de expresar con familiares y amigos el dolor porque no hay la posibilidad de hacer encuentros cercanos. Agradecen mucho tener un espacio donde poder atender ese sufrimiento y ese malestar.
¿Perder a un familiar por coronavirus se considera que es un duelo traumático?
-Sabemos que las circunstancias de la pandemia ya hacen que sea un contexto con elementos traumáticos: nos impide estar cerca, tocarnos, besarnos... Y además nos lleva al extremo de que para protegernos, tenemos que estar solos o con tu núcleo familiar y eso limita poder apoyarte en tu red de apoyo. Como sociedad, estamos aprendiendo a adaptarnos a este nuevo contexto, pero queda mucho que aprender.
¿Con qué tipo de problemas se encuentran las personas que han perdido a un ser querido así?
-El malestar emocional es tremendo. Conlleva una desorganización psíquica y corporal muy dramática. Nos encontramos con personas que tienen muchas dificultades para reordenar los ritmos de sueño y de alimentación. También hay pensamientos obsesivos porque la situación del covid y el hecho de tener que separarte para protegerte hace que haya sentimientos de la culpa. Muchas personas están pensando una y otra vez en que tenían que haberlo hecho de otra manera: "tenía que haber ido al hospital, aunque no me dejasen" o "yo quizás fue el que le llevé el virus, no tenía que haber ido a casa, pero nunca lo llegué a saber porque no se hacían pruebas en ese momento...". Ese runrún, ese pensar una y otra vez, está muy presente en la vida de estas personas. Y las emociones que se sienten ante la pérdida de un ser querido que son normales, porque duelen, porque le echas de menos, porque no quieres que esa persona haya fallecido, todavía se magnifican más: la tristeza es más profunda, el enfado lleva muchísimo más lejos y además lo llevas tú solo. Nosotras decimos que son 300 personas las que ahora mismo se han acercado a Betirako, pero sabemos que son muchas las que todavía no han dado ese paso por miedo o porque creen que igual no hay consuelo a ese dolor... Pueden ser muchos los motivos, pero seguimos brindando la oportunidad para que se acerquen.
¿Por qué es importante que hablen de lo que les ha pasado?
-Está demostrado que el poder expresarlo, el poder compartirlo, sana. El dolor duele menos cuando es compartido. Somos seres sociales. Por ejemplo, los rituales de despedida otorgan esa posibilidad de poderte juntar con tu familia y con tus allegados, para recordarle y homenajearle. Y eso o no se ha podido hacer o se ha hecho más tarde.
¿En qué punto es importante que busquen ayuda de un profesional?
-Puede ser desde el primer momento. Somos un servicio preventivo porque creemos que los elementos traumáticos del contexto del covid pueden propiciar que los síntomas se cronifiquen y condicionen la vida de las personas.
En este sentido, ¿qué tipo de sesiones ofrecen desde Betirako?-Nos adaptamos en tres modalidades diferentes: atención telefónica, videollamada o presencial, en los tres territorios.
¿Qué es lo más difícil de afrontar, el no haber podido dar la mano en el hospital, no hacer funeral...?
-Lo que todas las personas coinciden es en no haber podido estar cerca... Esa barrera sabiendo que la persona va a fallecer. Sienten que les han abandonado aunque racionalmente comprenden que no podían hacerlo porque no era seguro.
¿Aconseja realizar algún tipo de ceremonia de despedida cuando el funeral no se ha podido hacer?
-Sí. Es algo que siempre exploramos con las personas que se acercan a Betirako. Y son muchos los que hacen el funeral. Desde Betirako ponemos, con la colaboración de Agurrak hasta siempre, a su disposición la posibilidad de hacer un homenaje virtual recordando la vida de esa persona porque un ritual supone dar un paso adelante.
¿Qué consejos se puedan dar a una persona que sufra en estos momentos?
-Lo primero es escuchar. Hay que ofrecerse para poder estar a su lado y de una manera natural expresarle que lo que está sintiendo es normal en una situación así porque nuestro cuerpo y mente no estaban preparados para ello.
"El malestar emocional es tremendo. Conlleva una desorganización psíquica y corporal muy dramática, en el sueño y la alimentación"
"Está demostrado que el poder expresarlo, el poder compartirlo, sana. Los rituales de despedida otorgan esa posibilidad"