- El Boletín Oficial del País Vasco publicó ayer oficialmente la decisión de prohibir todos los velatorios, independientemente de cuál fuera la causa del fallecimiento, y permitir sólo la asistencia a las ceremonias fúnebres "a aquellas en las que se garantice la seguridad de las personas que acudan, con una distancia de 1,5 metros entre cada una de ellas", según recordó ayer Mikel Sánchez, director de Planificación, Ordenamiento y Evaluación Sanitaria del ejecutivo autonómico. Los cuerpos pueden ser inhumados o cremados y se les podrá dar su "destino final" sin esperar a que transcurran 24 horas desde el deceso, y en caso de incineración, las cenizas pueden ser manipuladas siempre que no suponga ningún riesgo. También quedan prohibidas las actuaciones de limpieza e intervenciones de tanatoestética sobre el cadáver.
Durante los últimos días las funerarias alavesas vienen sufriendo también las consecuencias del coronavirus. "Para nosotros es una experiencia que nunca nadie de la familia, y soy la quinta generación, había vivido. Es algo muy atípico, muy triste, pero una situación que las familias entienden perfectamente. Ya nadie puede venir a los velatorios ni a la incineración", recuerda Naia Lauzurica, directora gerente de Pompas Fúnebres Lauzurica.
Las funerarias tratan de ayudar en lo máximo posible siempre, "intentando que sea lo más llevadero posible para las familias". La excepcional situación de emergencia sanitaria a causa del covid-19 ha obligado al sector funerario a adaptarse a contrarreloj a un nuevo contexto inusual. Por ello, tal y como indican de la funeraria Albia Vitoria, deben "extremar las precauciones y adaptar los protocolos, ya de por sí exigentes y de calidad, para implementar la recomendaciones que hacen las autoridades sanitarias". En este sentido, la comunicación entre las administraciones y las funerarias se vuelve de gran importancia para garantizar la protección y el bienestar tanto de los empleados como de las familias.
Las medidas de seguridad que se están adoptando son estrictas, pero no por ello muy diferentes a las que con anterioridad se tomaban. "El trabajo se ha incrementado en los protocolos y en las medidas a tomar, aunque muchas de ellas ya las tomábamos por responsabilidad de los trabajadores y de las familias", afirma Alberto Zapatero, gerente de la funeraria Virgen Blanca. "Antes el trabajo era recoger, poner en una bolsa estanca, cerrarla y sellarla, pero las familias que venían ahora ya no vienen porque muchas están en cuarentena y son reacias a venir", incide.
virgen blanca Las medidas evolucionan al mismo tiempo que avanza el estado de alarma. El pasado 22 de marzo se estableció un nuevo decreto estatal que eliminó la obligación de que pasen al menos 24 horas desde la muerte para que un cuerpo sea incinerado o enterrado. Desde el pasado domingo tanto los cadáveres de enfermos de covid-19 como los de otras enfermedades se pueden incinerar o enterrar cuando sea necesario. Una medida que durará hasta que finalice el estado de alarma. Por otro lado, la recogida de datos de las personas muertas ha comenzado a realizarse de manera telemática. "Las hacemos telefónicamente y mediante el correo electrónico realizamos todo el procedimiento", afirman en la funeraria Virgen Blanca. De esta manera, se ha perdido el "punto de empatía" que las funerarias tenían con el familiar que se acercaba a realizar el procedimiento. "Ahora es todo más frío pero las medidas que nos trasladan son éstas", recalcan.
Cada funeraria tiene su propia manera de proceder, siempre respetando las nuevas directrices establecidas. En este sentido, desde Pompas Fúnebres Lauzurica indican que los hospitales de Santiago y Txagorritxu les entregan los cuerpos dentro de bolsas sanitarias biodegradables totalmente precintadas. El problema surge cuando tienen que ir a las residencias, "ya que no disponen de los materiales y tenemos que hacerlo todo nosotros", con el riesgo que esto puede suponer. "En los hospitales, en cambio, ahora vamos con los féretros preparados para introducir el cadáver en él y cerrarlo para que nunca se vuelva a abrir", aclaran.
En la funeraria Virgen Blanca aseguran que "en el caso de que vayas a la séptima planta de Txagorritxu nadie podría diferenciar a un médico o enfermera de uno de nosotros, ya que vestimos igual. Llevamos un buzo, guantes, mascarilla y todo tipo de material necesario para protegernos". En la funeraria Albia Vitoria, por su parte, han reforzado la plantilla con nuevas incorporaciones y traslados temporales de otros centros, han aumentado la flota de vehículos y han diseñado un plan de gestión de la red de hornos crematorios para hacer frente a cada nuevo escenario.
La directora gerente de Pompas Fúnebres Lauzurica asegura que las familias entienden este nuevo escenario fruto del covid-19.
El gerente de la funeraria Virgen Blanca apunta que muchas familias no pueden acudir por estar en cuarentena.