- La paralización de la vida cotidiana en la capital alavesa y el confinamiento de la población repercute sobre la práctica totalidad de las actividades a realizar. Una de las que ha visto ligeramente trastocado su desarrollo es la donación de sangre. En la primera semana de obligada estancia en los domicilios se registró una caída "entre el 30% y 40%", explica Miguel Ángel Vesga, director médico del Centro vasco de transfusiones de sangre. Esa excepcionalidad y novedad de una situación desconocida para todos se ha ido encauzando a lo largo de los presentes siete días con una situación más normalizada y donde se "mantienen los niveles de las donaciones", tranquiliza Vesga. Las reservas y almacenes de la unidad de donantes de sangre de Álava se encuentran "razonablemente bien" y abastecidos ante esta "situación extraña del confinamiento, que ha alterado nuestras habituales colectas de sangre", admite el doctor Vesga.
Lo extraño del estado de alarma y el confinamiento, que se va a extender hasta el próximo 11 de abril, lleva a la cabeza visible del colectivo a instar a la población ante la "necesidad de recordar la cita con la donación como una actividad más a cumplimentar durante este tiempo", desea. "No se trata de una situación de crisis aguda" como suele suceder en otras épocas del año o ante catástrofes repentinas, pero sí considera positivo el director del Centro vasco de transfusiones que los ciudadanos "acudan de forma escalonada y progresiva" al banco alavés de donaciones, situado en la calle Olaguíbel, en uno de los sótanos del Hospital Santiago. De esta forma se podrá evitar un hipotético "riesgo de desabastecimiento del banco de sangre debido al cambio de circunstancias en la vida social", enmarca.
Ante una situación en la que no se puede abandonar el domicilio particular más allá de lo necesario, los donantes tienen ya programadas sus citas con la unidad "mediante un sistema de alertas que les recuerda el día y la hora a la que deben presentarse", concreta Vesga. Las instalaciones de la calle Olaguíbel son "unidades seguras donde se cumplen las exigencias de distanciamiento social" que marcan las autoridades y se evitan las aglomeraciones de personal. Incluso en esta situación tan anómala se expide un certificado a los donantes que les sirve como justificante, en caso de que, de regreso a su domicilio, sean interceptados por la Policía Local o Ertzaintza y les cuestionen sobre su presencia en la calle.
Remarca la importancia de acudir en persona a este punto, ante la imposibilidad de que la unidad móvil se plante en lugares como grandes factorías, centros cívicos o superficies comerciales que, en situaciones normales, son puntos donde se llevan a cabo las colectas. La semana pasada estuvo ubicado en la plaza del General Loma y en la actual se acerca a otros puntos del territorio como Llodio o Amurrio y también a la localidad guipuzcoana de Arrasate.
La penetración del covid-19 en todos los aspectos de la sociedad llega también a los donantes de sangre. Entre el listado de condiciones que se pone a quien presta el vital fluido se ha añadido ahora el no haber padecido fiebre ni haber tenido contacto con infectados por el patógeno durante las dos últimas semanas antes de la donación. "Si una vez hecha la donación notara los síntomas de la enfermedad nos los debe comunicar inmediatamente para poner en cuarentena esas unidades", recalca Vesga como medida de protección y seguridad que aplica el colectivo.
La saturación que se vive en los hospitales de Gasteiz con la hospitalización masiva de infectados por coronavirus no está suponiendo que haya que recurrir a las reservas de sangre de los donantes. "Se trata de un tipo de pacientes los de covid-19 que no precisan de transfusiones, salvo en el caso que arrastren cualquier otra patología", explicar para razonar el hecho que no ha llevado a vaciar el banco de sangre. Además también los propios centros están reduciendo sus peticiones porque se liberan camas y se habilita espacio para recibir a este tipo de pacientes y se postergan determinadas intervenciones o pruebas "con la excepción de situaciones de tratamientos oncológicos", apunta Miguel Ángel Vesga.
Apunta en último lugar a la "caducidad" que tienen las muestras que es extraen de cada donante y por ello alude a la "necesidad de seguir siendo cuidadosos" y no bajar la guardia. La unidad de sangre que cada donante rellena sirve luego para desgranar una serie de variados elementos como glóbulos rojos, hematíes, plasma o plaquetas, entre otros, que tienen una duración variable y que abarca entre los cinco días y el mes de utilización posterior.