Vitoria - Sin duda, este febrero está haciendo más que nunca honor a su nombre en euskera, el de otsaila, ya que ciertamente está siendo el "mes del lobo", a tenor de los titulares que durante estos días está protagonizando el único ejemplar que queda en Álava. Bizi, como así lo han bautizado los grupos ecologistas, lo ha sido primero por la polémica que ha causado el anuncio de 14 días de plazo para darle caza, mediante una autorización administrativa especial motivada por los más de 100 ataques de los que se le acusa, lo que ha generado más de 100.000 firmas recogidas en defensa de este animal. Siguió este miércoles acaparando noticias, tras la decisión del Gobierno Vasco de incluirlo en el catálogo de especies amenazadas y continuó el día posterior, tras la decisión de la Diputación de suspender temporalmente las "esperas", como se denomina a la forma en la que se pretendía acabar con él. Con el fin de comprender mejor hasta qué punto afecta la presencia de este animal a estos lares y qué tipo de medidas son las más adecuadas para mejorar la convivencia, DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA se ha puesto en contacto con las dos caras de la moneda: el sindicato agronadero alavés (UAGA) y Ekologistak Martxan.

Para el primero de estos representantes, Javier Torre, presidente de Uaga, "lo más importante es el número de ataques que ha habido y la dificultad que hay en los manejos, para garantizar la supervivencia de una ganadería en extensivo, que es subirlas al monte y estar allí, pero sin tener un contacto constante". Un modo de vida que de no hacerse así, como advierte, pondría en peligro razas autóctonas, como la latxa, la oveja con cuya leche se hace el queso Idiazábal, "pero eso va en pleno contraste con tener el lobo ahí porque en las zonas de los ataques ya no pueden tener las ovejas allí y tienen que bajarlas". Y eso, como resalta, es "muy difícil" para la gente joven, "porque los mayores suelen estar más acostumbrados a estar 24 horas en el monte", a diferencia de las nuevas generaciones, que desean conciliar su vida personal con la laboral. "Si estamos intentando que el ganado siga en el monte, porque es el que realmente lo está cuidando, generando una huella de carbono prácticamente negativa, sería propiciar todo lo contrario, al tener que bajarlo hacia las granjas y tenerlo cerrado. Y subir ahora y no saber lo que te vas a encontrar es muy complicado", lamenta.

Y eso que los ataques del lobo no son nuevos en Álava, "pero si son esporádicos, se llevan mejor. Se asume la pérdida y ya está", a diferencia de ahora, como matiza, cuando la presión ha sido mayor en las zonas más afectadas: Urkabustaiz, Kuartango y Ayala, "porque desde mayo se han intensificado y ya son 153 animales muertos, en comparación con el periodo entre 2015 y 2018, cuando fueron 20 cabezas de ganado. Ahora hablamos no solo de ovejas, sino también de caballos, burros... Y siempre son más porque no se suelen contar las que están dañadas o las que se pierden".

Respecto a si ayudaría poner más mastines, Torre recuerda que este año ya se han incorporado más, "pero no vale con poner uno, para defender el rebaño tiene que haber una cuadrilla de ellos y si ponemos 100 de ellos en nuestros montes, que son pequeños, sería muy complicado el manejo, porque ahora hay más gente allí los fines de semana que en la ciudad y tenemos la costumbre de hacernos fotos con las vacas".

"como un chiste" Una visión diferente es la que ofrece el portavoz de Ekologistak Martxan, Andrés Illana. "Por un lado hay una noticia buena, que es la de que el Gobierno Vasco ha reconocido al lobo como especie amenazada, pero la otra parte de la noticia es que es como un chiste que esté en la categoría de interés especial, al igual que el armiño, el gavilán o el gato montés, cuando la situación poblacional del lobo en Euskadi dista de ser la mitad de buena", censura.

Pese a ello, es "especialmente relevante" que el Ejecutivo vasco vaya a hacer un plan de gestión, que además quieren que sea participativo". Illana recuerda que la Comisión Europea, en Madrid en una reunión de 21 y 22 del pasado noviembre, dejó "taxativamente claro" que el lobo es una especie protegida y que no se puede gestionarlo mediante la actividad cinegética. Y que previamente a matarlos -añade- se deberían de haber puesto en marcha una serie de medidas preventivas en las explotaciones ganaderas, "cosa que la Diputación Foral de Álava no ha hecho, porque en el expediente administrativo para justificar las esperas al lobo no figuran éstas ni tampoco la evaluación de esas medidas, y por eso desde el Grupo Lobo Euskadi se está pensando en llevarla a la Fiscalía, si siguen las esperas", advierte. Para él otra prueba de que no se han tomado medidas preventivas es que hay algunas explotaciones ganaderas que han sufrido hasta 14 ataques de ese lobo. "¿Te crees que un lobo solo entrando en un rebaño en el que haya un par de mastines puede llegar a provocar estos daños? Te puede entrar una vez, pero 14... O han tomado medidas preventivas raras o es que no las tenían", cuestiona.

En defensa de 'Bizi'. Empezó cuando la Diputación autorizó las esperas de Bizi, el único lobo de Álava, tras los numerosos ataques mortales al ganado en 2019. Ello generó más de 100.000 firmas recogidas para impedir las mismas. Finalmente, este miércoles el Gobierno Vasco decidió incluir a este animal en el catálogo de especies amenazadas, por lo que la Diputación las decidió suspender temporalmente.

El presidente de Uaga, Javier Torre, insiste en que lo más importante de haber decidido actuar ha sido la intensificación de los ataques sufridos en este 2018, con más de un centenar, frente a las 20 cabezas que se perdieron entre 2015 y 2018.

El portavoz de Ekologistak Martxan denuncia que las esperas para acabar con 'Bizi' no se justificaban en el expediente administrativo "porque en este informe foral no figuraban ni las medidas preventivas llevadas a cabo en las explotaciones ganaderas alavesas, ni tampoco la evaluación de las mismas".

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Ataques mortales. Son los que cuantificó la Diputación alavesa, con 78 heridos y 67 desaparecidos en 2019 por culpa del lobo.