VITORIA - Desde Gizarterako trabajan y luchan diariamente para poner voz a las mujeres más vulneradas y ayudarlas así a salir adelante. Guían también a las víctimas de la trata con fines de explotación sexual. Hito Rosado, presidente de la asociación sin ánimo de lucro, explica en este diario la labor que desempeñan diariamente para erradicar esta lacra de la sociedad y asegura que la construcción de un futuro mejor pasa por recuperar la autoestima, la capacidad de decisión y, en definitiva, el empoderamiento para poder ponerse manos a la obra.
Gizarterako trabaja por el empoderamiento y la igualdad de género. ¿Cómo luchan por esta igualdad?
-Los procesos de empoderamiento y la igualdad de género se trabajan en todas las líneas de actuación de la entidad. En el trabajo de campo ponemos voz a las mujeres de cara a los recursos, instituciones y a la sociedad. En los talleres que desarrollamos en la entidad trabajamos de forma más directa y específicamente los procesos de empoderamiento, a través de las habilidades sociales, comunicativas? Desde hace unos años estamos desarrollando un taller de empoderamiento con las usuarias de la entidad, en la que a través de un espacio de encuentro y de confianza, posibilitamos el desarrollo de herramientas para potenciar el empoderamiento y la igualdad de género.
¿Cómo es un día de labor en Gizarterako?
-El departamento de trabajo social atiende diariamente a las usuarias que requieren de nuestra atención individualizada y se acercan a nuestra sede con demandas de diferente índole. Asimismo se les acompaña en cualquiera de los procesos por los que esté atravesando la mujer atendida, desde acompañamientos al médico o en procesos judiciales.
¿Y en el departamento de calle?
-El departamento de calle atiende diariamente, vía telefónica a las mujeres que se encuentran en situación de prostitución y que por circunstancias les es imposible acercarse a la sede. Dichas mujeres, son contactadas en las salidas periódicas que hacemos a los lugares donde se ejerce la prostitución: pisos, clubs y calle. Además de dicha atención telefónica, como sucede con las mujeres que se acercan a la sede, se les acompaña en cualquier proceso que ellas requieran y se les brinda apoyo psicológico. El departamento socioeducativo desarrolla diariamente talleres socioeducativos orientados a la inclusión social y a favorecer los procesos de empoderamiento.
¿Qué es lo más duro y también lo más gratificante de vuestra labor?
-Lo más duro es que, como entidad sin ánimo de lucro, la principal barrera con la que nos encontramos es la falta de recursos y su disponibilidad cuando se precisan. Dependemos fundamentalmente de las subvenciones de diferentes instituciones públicas y no son suficientes para garantizar la continuidad de nuestra actividad. ¿Lo más gratificante? La relación que se establece entre el colectivo que atendemos y Gizarterako. Hemos conseguido a través de nuestro trabajo que las mujeres vean el recurso como un lugar con un grupo de personas capaz de escucharlas sin ningún tipo de juicio y con la voluntad de atender su realidad con todo lo que conlleva. De esta manera nos convertimos en un lugar de referencia para la mujer atendida, de confianza y de acogida.
Son como una página en blanco para las usuarias.
-Sí, ellas deciden cuándo y como contar su realidad.
¿Cuántas víctimas de trata estiman que hay en Vitoria?
-El último estudio “formal” realizado por la socióloga Carmen Meneses, encargado por Emakunde, y sobre el territorio de Euskadi concluye que hay entre un 10% y un 15% del colectivo de mujeres prostituidas en Euskadi. Para Euskadi Meneses estima entre 200 y 300 mujeres posibles víctimas de trata sobre un total de 1968 a 2292 mujeres prostituidas en Euskadi. Si proyectamos esa cifra a Álava, estaríamos hablando de unas 20 a 25 mujeres en Vitoria
¿Cómo ayudan a esas mujeres para salir de esa situación?
-En primer lugar estas mujeres son y deben ser las protagonistas de su presente y su futuro. Ellas deben decidir si quieren o no salir de ese mundo. Y una cosa es querer, otra es estar preparada para ello con todas sus consecuencias y otra poder. Pero lo que más nos interesa, es lo que podamos hacer para sus necesidades básicas ahora que está sola, desesperanzada y con miedo ante esta nueva realidad. Estas mujeres llegan muy machacadas, víctimas de trata o no, porque la gran mayoría no ha hecho el esfuerzo de dejar su país, familia y amigos para venir a prostituirse o ser prostituidas en Vitoria. Y esto produce angustia, soledad.
¿Cuál es el primer paso para construir un futuro mejor?
-La construcción de un futuro mejor pasa por recuperar su autoestima, su capacidad de decisión, en definitiva su empoderamiento para poder ponerse manos a la obra. En una sociedad que la rechaza y estigmatiza por su actividad, necesita ser acogida y nosotros la acogemos para ver cómo podemos avanzar juntos.
El año pasado ayudaron a 200 mujeres.
-Sí. Entre las que pudimos contactar en la calle , en los clubes y en los pisos estimamos unas 250 mujeres. Con algunas, 130 que se acercaron a nuestra sede, hemos podido trabajar más individualmente con la ayuda de la trabajadora social. Con unas 40 se ha podido dar una paso más con el trabajo en grupo con diferentes talleres. Y en general nos hemos valido de las asociaciones ya existentes y especializadas en servicios específicos que puedan precisar para atenderlos. Este caso, por ejemplo, es el de Accem para el tratamiento de refugiado. O instituciones públicas para otros servicios y prestaciones como las trabajadoras sociales del Ayuntamiento o Lanbide.