Vitoria - Las críticas por la insuficiente intensidad de luz de las farolas led instaladas por el Ayuntamiento de Iruña Oka en Trespuentes no responden a un hecho aislado, sino que hay otros pueblos en los que el afán por realizar la renovación del alumbrado público por cuestiones medioambientales y de ahorro ha abierto el debate sobre si sería necesario abordar una planificación previa diferente.

Un comunicado de la Junta Administrativa de Trespuentes criticaba recientemente que desde que se llevó a cabo el cambio de farolas, en diciembre de 2018, bajo criterios de eficiencia energética y mejora medioambiental, el pueblo de Trespuentes ha perdido calidad de vida y seguridad. Y afirmaba con rotundidad que el pueblo, diez meses después de iluminación, está literalmente en las tinieblas.

De momento, la solución que se ha buscado ha sido la colocación de unos alargadores en las farolas. Sin embargo, lo importante, y el problema de fondo -señalan tanto desde Trespuentes como desde la asociación de concejos de Álava Acoa-, es la necesidad de ejecutar los estudios previos necesarios para valorar la obra que se debe acometer.

Davide di Paola, presidente de la Junta Administrativa de Trespuentes, cuenta que el año pasado, cuando se planteó desde el Ayuntamiento de Iruña Oka acometer la renovación del alumbrado, se pidió que no se perdiera intensidad lumínica y que la empresa instaladora ofreciera garantías de responsabilidad. La obra se realizó, colocando nuevas farolas en los mismos lugares donde ya existían y con el sistema convencional, y desde el principio se vio que la intensidad era insuficiente, ya que por el sistema led, ésta solo se refleja hacia el suelo. Y se vio que el problema se agravaba a partir de las once de la noche, hora en la que la potencia disminuía un 40%.

La solución que se buscó desde el Ayuntamiento fue colocar unos alargadores “antiestéticos”, como se ha hecho en otros lugares, y algunos de ellos ya se han doblado, denuncian. El problema parte de que no se realizan, en general, los estudios necesarios de necesidades lumínicas, según cuenta el presidente de Acoa, Joseba Terreros. Explica que son las instituciones quienes “están impulsando el cambio de la iluminación pública de los pueblos a luces led por un tema de contaminación lumínica y de ahorro energético”. Pero lo cierto -añade- es que también existe un problema y es que no se puede, “donde hay una farola con una luz de sodio, poner otra de luces led sin haber realizado previamente un estudio lumínico del estado del alumbrado. Ése es el problema”.

Para el presidente de Acoa, el problema no son las luces led. De hecho, al final, “todos tendemos en nuestros propios domicilios a colocar unas luces con un menor consumo”, asiente. Y si el ahorro es la principal razón por la que en los hogares se ajusta de esa manera la factura de la luz, “si en un domicilio se ahorra; en un municipio, con el alumbrado público, mucho más”, sostiene. Pero, para Joseba Terreros, ese ahorro no se debe hacer a cualquier precio. Por ello, insiste en que hay dos factores muy importantes a la hora de hacer la sustitución de las luces convencionales por led: “El estudio de luminosidad, porque hay que reforzar los puntos de luz, y saber la vida útil de las farolas que instalan las empresas para no tener que estar cambiándolas cada dos por tres. Estos dos aspectos son fundamentales a la hora de abordar una obra de estas características”, considera.

En Iruña Oka no se ha realizado el estudio lumínico porque resultaba “carísimo”, como explicaba el alcalde, Javier Martínez. En esta localidad y en el resto de pueblos de su órbita: Trespuentes, Ollávarre, Nanclares, Montevite y Víllodas hay un total de 650 farolas, a las que se añaden otras cien en el entorno del polideportivo.

Reconoce que en algunos lugares la luz no es la suficiente, aunque aún se está trabajando en la transformación de la red de alumbrado, y lo achaca, principalmente, a la altura de las farolas. “En Ollávarre, las farolas tienen una altura de 4,20 metros, mientras que las colocadas en Trespuentes son de 3,80 metros y ha sido necesario poner alargadores”. Y es que, todo apunta a que la altura es importante para iluminar mejor, ya que la tecnología led difunde la luz hacia el suelo, mientras que las antiguas instalaciones lo hacían en todas direcciones, ocasionando una fuerte contaminación lumínica en las calles y viviendas.

Martínez confía en que el problema se solucionará cuando estén instalados todos los alargadores de farolas, ya que “ése será el momento de comprobar si la luz es suficiente o conviene reforzar el alumbrado con más luminarias”, indica. De hecho, como recuerda el presidente de la Junta de Trespuestes, el asesor municipal en materia energética afirmó recientemente que “en cuanto a la percepción del ciudadano, seguramente va a parecer que hay menos luz, pero no es así. Al ir andando, vamos a darnos cuenta de que el vial está perfectamente iluminado”.

Hay lugares en los que una reforma integral del alumbrado público puede suponer una inversión más que importante, como en Vitoria, con 38.000 farolas. El alcalde de la capital alavesa, Gorka Urtaran, explica que “en el Ayuntamiento de Vitoria trabajamos para seguir mejorando la iluminación de la ciudad. Desarrollamos esta estrategia de cambio a iluminación led desde hace más de una década”. La verdad es que hay buenas razones para acometer estos cambios. “Un buen alumbrado público mejora el espacio público, beneficia la actividad comercial y refuerza la seguridad. Y, además, da respuesta al reglamento de eficiencia energética, que obliga a reducir el consumo eléctrico y facilitar la evolución hacia la tecnología led”, sostiene.

En opinión de Urtaran, “estas modernas luminarias son más eficientes, permiten disminuir el consumo y obtener mejores niveles de iluminación y uniformidad en las calles, al mismo tiempo que se reduce la contaminación lumínica”, considera. Pero llevar a cabo el cambio exige una importante inversión, ya que en Vitoria hay 38.000 farolas y para finales de este año, el 30% contará con tecnología led.

Defiende Urtaran que “el proyecto de gestión sostenible y eficiente del alumbrado público permite ahorrar costes y reducir sensiblemente la contaminación lumínica”. Y es que, “el objetivo de esas actuaciones de eficiencia son reducir el consumo eléctrico del alumbrado público mediante la instalación de tecnología led, actualmente más eficiente que las lámparas convencionales. Estas lámparas permiten disminuir el consumo energético y obtener niveles de iluminación adecuados, y uniformidad en las calles. Además, evitan el deslumbramiento y la contaminación lumínica generada hasta ahora por las luminarias antiguas”.

El alcalde gasteiztarra señala la mejora de eficiencia energética y de contaminación lumínica.

La Junta Administrativa de Trespuentes denuncia que diez meses después del cambio de alumbrado público, se perciben carencias de iluminación en el pueblo.

El presidente de la asociación de concejos de Álava Acoa insiste en la necesidad de un estudio de luminosidad antes de sustituir las luces convencionales por led para saber si hay que reforzar los puntos de luz y la vida útil de las farolas que instalan las empresas.

Reconoce el alcalde de Nanclares.