vitoria - Por mucho que la situación económica haya mejorado, la estabilidad que cualquier familia desea no ha llegado a todos los hogares alaveses. Una “realidad” para el responsable de Políticas Sociales en Vitoria, Peio López de Munain, que ayer puso el foco en dos fenómenos muy concretos. Por un lado, que la “pobreza y las desigualdades” están presentes todavía en cientos de hogares con menores a su cargo, como “muy crudamente” constató un informe municipal de 2017 sobre la infancia. Por otro, la “alarmante” situación del mercado de la vivienda en la ciudad, que ha cambiado “radicalmente” durante el último año y medio por el importante incremento del precio de los alquileres. Esta circunstancia llevó durante el recién concluido 2018 hasta los servicios sociales municipales a 83 familias en situación de desahucio o en riesgo de perder su vivienda, 34 más que en 2017.

El cóctel ha provocado, según López de Munain, que en el primer año de aplicación de la nueva ordenanza de prestaciones municipales el Ayuntamiento haya pasado a atender a 242 unidades convivenciales más, de las 509 de septiembre de 2017 a las 751 de justo un año después. El gasto en ayudas también creció en 800.000 euros durante el año pasado, aunque López de Munain detalló que el incremento respondió “fundamentalmente” al aumento de las prestaciones vinculada al servicio, las que se otorgan a personas que tienen derecho a un recurso social pero que el ayuntamiento todavía no puede facilitar, como puede ser una plaza en centro de día para mayores o una residencia. Este concepto asumió alrededor de 300.000 euros del cómputo total, un 37,5%. Aunque “más allá del gasto”, López de Munain quiso destacar la “importancia” de llegar a un mayor número de familias en situación de necesidad, lo que de por sí ya es “positivo”.

El incremento de las necesidades vinculadas a la vivienda también ha sido “muy importante” según López de Munain, lo cual ha repercutido de forma “significativa” en el gasto en prestaciones dirigidas al pago de fianzas o apoyos para el alquiler o los suministros. “Todavía hay familias que están pasando necesidades y la obligación de este ayuntamiento es darles respuesta”, resumió el concejal, a quien cuestionó en la comisión del ramo por estos datos Ainhoa Domaica, edil del Partido Popular.

Domaica recuperó el discurso de que estas ayudas provocan un supuesto efecto llamada y denunció que el incremento de las cifras no tiene otra explicación porque “la situación económica mejora y los expedientes de la RGI bajan”. “¿Me puede explicar por qué? ¿No será porque tenemos una normativa que tiene ese efecto atractivo para que vengan personas a cobrarla?”, preguntó la edil popular, que volvió a referirse a las prestaciones municipales que todos los grupos políticos de Gasteiz salvo el PP aprobaron como “la RGI de Urtaran”. “La cantinela está muy bien como producto propagandístico y para poner en valor sus planteamientos y su filosofía, pero no le sirve de nada porque es público y notorio que esta normativa fue aprobada por el Pleno”, censuró después López de Munain.

crece el padrón social Otro de los indicadores que demuestran que muchas familias lo siguen pasando mal es el de los empadronamientos ficticios, una fórmula que todos los consistorios deben emplear por ley para contabilizar a aquellas personas que carecen de una vivienda fija y, en consecuencia, suelen encontrarse en situación de exclusión social.

A día de hoy, 119 personas se encuentran inscritas en este padrón social que permite acceder al sistema local de protección, 87 hombres y 32 mujeres en su mayoría de nacionalidad española. Sólo 23 de ellos cobran ayudas municipales. Domaica puso también en cuestión que esta cifra haya crecido en casi 100 personas desde 2016, lo que a su juicio está a su vez relacionado con el supuesto “atractivo” del sistema de prestaciones sociales. López de Munain acusó a Domaica, responsable de su área en el anterior gobierno del PP, de hacer un uso “restrictivo” de esta norma e impedir durante su mandato los empadronamientos sociales. De ahí el aumento de las cifras, según su predecesor.