Vitoria - La tromba de agua que recorrió Rioja Alavesa siguiendo el curso del Ebro no pudo con la fortaleza de los viñedos de y, salvo algunas parcelas anegadas, sólo dejó la incertidumbre de posibles brotes de botrytis y bastantes caminos afectados por las escorrentías. Según ha confirmado el Servicio de Enología y Viticultura de la Diputación, la Casa del Vino de Laguardia, la fuerte tormenta dejó precipitaciones de entre 10 y 60 litros por metro cuadrado en Rioja Alavesa el pasado lunes, 17 de septiembre. La principal afección tuvo lugar en las poblaciones cercanas al Ebro, desde Moreda a Labastida, pasando por Oion, Lapuebla, Elciego y Baños de Ebro. En el resto de la comarca las precipitaciones fueron menos intensas, con cantidades menores y en un mayor espacio de tiempo.

En las zonas en las que la tormenta tuvo una mayor incidencia, además de los habituales arrastres de tierra, colmatados de cunetas, desmoronamiento de caminos y taludes, las intensas precipitaciones han tenido un impacto directo en las perspectivas de la cercana vendimia. Nada más pasar el temporal, los técnicos comenzaron el trabajo de evaluación de daños, y tras llevar a cabo una inspección, la Casa del Vino concluyó que, en general, el viñedo continúa con un buen estado. Ninguno de los efectos de la tormenta son graves ni da lugar a una modificación de la evaluación de la cosecha efectuada: la cosecha es abundante, está sana y con perspectivas de calidad.

Aun así, se han apreciado encharcamientos en algunos viñedos, acumulaciones de tierra en hondones e inundaciones de fincas más expuestas. De la misma manera, se han podido constatar roturas de pámpanos (provocados por el viento, que arreció con intensidad) y algunos daños en hojas.

Por ello, los técnicos sí que han apreciado una situación de incertidumbre sobre el devenir de la campaña, ya de por si más complicada que en años anteriores. La vendimia de la variedad viura, la más abundante entre las uvas blancas, comenzará, presumiblemente, la semana que viene, con sanidad excelente, en general, pero con posibilidades de algún foco puntual de botrytis dependiendo de las temperaturas en los días que restan hasta la vendimia. Las variedades tintas son las que más inquietud crean al sector. Al tempranillo le quedan entre 10 y 15 días de maduración en Rioja Alavesa para que se alcancen los parámetros de calidad a los que están acostumbrados los viticultores. Si los episodios de lluvias se repiten y vienen acompañados de temperaturas altas es posible que haya que tomar decisiones inmediatas y sea necesario precipitar la vendimia ante el peligro de una contaminación de los viñedos por botrytis. Ante esta situación se aconseja a los viticultores que vigilen continuamente la sanidad de la uva de cada uno de los viñedos, hacer clareo de racimos donde la producción sea muy abundante o los racimos estén muy apelotonados, despejar los racimos de hojas que impidan su correcta aireación e iluminación y tratar con los productos que ahora por seguridad alimentaria sean inocuos. A pesar de los temores suscitados, los técnicos han confirmado que, “a fecha de hoy, tenemos en nuestros viñedos una cosecha generosa, con sanidad excelente, pero que corre el peligro de trastocarse si episodios de lluvias como el del lunes 17 se repiten”.

Los resultados de los parámetros analizados de las muestras para el control de maduración que diariamente se toman en la Casa del Vino en estas fechas, confirman lo indicado anteriormente: la uva blanca está muy próxima a llegar a los valores óptimos para la maduración, pero a la tinta aún le quedan al menos 10 días para que se pueda pensar en una vendimia de calidad.

Por su parte, los veedores del Consejo Regulador han observado un importante salto en los valores de maduración, que evolucionan adecuadamente, recomendando, en este caso, “prestar especial atención a la acidez y pH”.