- Los semáforos de Vitoria siempre dan que hablar. Cuando no se estudian alternativas para optimizar su coordinación y evitar que los conductores salten de disco en rojo en disco en rojo cada pocos metros, embotellando el tráfico en el centro y sembrando el consiguiente caos, se abre el debate sobre la posibilidad de reducir su número, planteamiento que aplauden las asociaciones ciclistas, los chóferes de Tuvisa, algunos grupos de la oposición e incluso el propio concejal de seguridad Ciudadana, el socialista Carlos Zapatero, quien en su día declaró que “una ciudad moderna no puede tener 3.500 semáforos (los que actualmente suma Gasteiz)”. El Ayuntamiento ha identificado seis enclaves en los que los semáforos, o mejor dicho la confluencia de diferentes modos de transporte combinados con estos elementos, suelen generar problemas de tráfico y trata de dar luz verde a la fluidez viaria. Y, además, advierten que la llegada del Bus Eléctrico Inteligente, proyecto que acaba de dar un paso adelante con la aprobación de la redacción de su proyecto constructivo por parte de Euskal Trenbide Sarea, incrementará a su paso el número de discos en la ciudad en, más o menos, 40 unidades.
En los años 2008 y 2009, el Ayuntamiento de Gasteiz reconsideró todo su sistema de regulación semafórica con motivo de la revisión del Plan de Movilidad. Los técnicos estudiaron las intensidades de la circulación en la ciudad, los movimientos en los cruces, las colas, los tiempos en verde no usados...
Las conclusiones arrojaron patrones claros de comportamiento y se determinó que, aunque hay formas de regulación más complejas para las que existe capacitación técnica, el sistema más adecuado para la regulación de la ciudad era el horario. La regulación semafórica de Vitoria, por tanto, varía actualmente en el tiempo de forma programada en función de las horas del día, de los días de la semana, y de los períodos del año. Durante la noche, por ejemplo, se deja sin regular casi la mitad de los cruces semaforizados.
Pero este no es un sistema cerrado. Desde la Sala de Control del Servicio de Tráfico se vigila el tráfico en los puntos de mayor conflicto y se actúa con control directo, ajustando los operadores la regulación en esos lugares, a la vista de las colas y circunstancias observadas. Además, según explican los responsables municipales, la programación se va retocando de forma constante, casi diaria, puntualmente para ajustarla a las circunstancias.
En algunos puntos se regulan los cruces de forma que los semáforos se van abriendo progresivamente a medida que se va circulando. Esta intervención se conoce como “ondas verdes” y resulta compleja de aplicar en aquellas calles que tienen gran longitud y doble sentido.
Uno de los problemas añadidos llega sobre raíles. La prioridad semafórica que se concede al tranvía trastoca la regulación en todos los cruces por los que pasa, afectando especialmente a las “ondas verdes”. Esta situación se da fundamentalmente en la Avenida Gasteiz. Los técnicos explican que una de las mayores dificultades a la hora de abordar la regulación semafórica es el reparto de los tiempos entre los distintos movimientos en un cruce. Hay que tener en cuenta los movimientos de los coches y de los peatones y la incompatibilidad de los movimientos hace que los tiempos de espera se aprecien como largos.
El grupo municipal de Podemos ha sido el que más ha insistido en la necesidad de recortar la cifra de semáforos en la ciudad, llevando el asunto a diferentes comisiones. Si bien en su día sus concejales aceptaron la posibilidad de que el BEI tenga que venir acompañado de 40 semáforos, propusieron al equipo de gobierno que se replantee si los 3.500 restantes son realmente necesarios. Recientemente, su portavoz, Jorge Hinojal, lamentó que pese a los aparentes compromisos del equipo de gobierno para recortar discos en Vitoria, finalmente no se han materializado. “A principios de 2017 denunciamos la situación y conseguimos el compromiso del equipo de gobierno para crear un grupo de trabajo, pero desde entonces seguimos esperando. No hay ninguna traba que justifique la demora, como no hay ninguna razón para que Vitoria sea una de las ciudades del Estado con más señalética”, señaló.
puntos conflictivos Condicionados por el diseño urbanístico de la ciudad y las actuaciones de calmado, muchos itinerarios convergen en la plaza de América Latina de forma simultánea y desde varias direcciones. Por este punto de la ciudad transitan 66.000 coches al día, la mitad del parque móvil de Vitoria. Además, el enclave se ve muy afectado por los picos de actividad industrial -entradas y salidas masivas al trabajo-, comercial por la cercanía del Centro Comercial El Boulevard, y por la prioridad de la línea de tranvía de Abetxuko en ambos sentidos. Sin embargo, el reciente anuncio del soterramiento del distribuidor modificará completamente su fisonomía en los próximos años y, con ello, su regulación.
La plaza Lovaina también se ve afectada especialmente por el lento paso del tranvía y por la intensa actividad escolar de la zona. Las horas de entrada y salida de los colegios suelen generar atascos. El cruce de la Avenida Gasteiz con la calle Beato Tomás de Zumárraga es una de las pocas salidas del barrio de Lovaina-Coronación y se ve fuertemente condicionado por el paso del tranvía.
La plaza de Carlos I, ubicada en la confluencia de Portal de Legutiano y Los Herrán es otro punto conflictivo. A Portal de Legutiano llegan vehículos desde el norte, el este y el oeste y el resultado acostumbra a ser un embotellamiento, ya que hay poco sitio para tantos coches.
El cruce de Los Herrán con Pío XII y Olaguibel también da problemas. Es una especie de embudo en el que convergen las dos primeras calles. Al mismo se añaden los coches que salen de la Plaza de Santa Bárbara y que tienen que repartirse el tiempo de paso con Olaguibel y los peatones.
La Avenida Gasteiz presenta una serie de características que la diferencian de otras calles. En primer lugar, la circulación del tranvía le influye continuamente y en ambas direcciones. Además tiene doble sentido, lo que dificulta la coordinación y complica que los peatones puedan atravesar toda la calle de seguido. Y la importancia de algunas de las calles que la cruzan, como Adriano VI, Beato, Chile o Basoa, hace aún más complejo el reparto de tiempos.
América Latina. Hablar de problemas relacionados con el tráfico en Vitoria equivale a hablar de la rotonda de América Latina. Aunque existe un proyecto en ciernes para soterrarla, el Ayuntamiento baraja diversas medidas para mejorar la semaforización en este nudo hasta que den comienzo las obras.
Plaza Lovaina. La convergencia del tranvía, el tráfico y la intensa actividad escolar, provocan numerosas congestiones en este punto.
Beato Tomás de Zumárraga. El cruce de esta calle con la Avenida Gasteiz es una de las escasas salidas de la zona de Lovaina-Coronación. Al añadirse el paso del tranvía, el enclave se convierte en un problema.
Plaza Carlos I. Situada en la confluencia de Portal de Legutiano y Los Herrán, recibe vehículos de diferentes procedencias y cuenta con muy poco espacio para distribuirlos por lo que suelen producirse embotellamientos.
Los Herrán. La convergencia de esta vía con Pío XII y Olaguibel da como resultado un embudo al que van a parar decenas de turismos. A ello hay que añadir los vehículos que salen de la Plaza de Santa Bárbara y los peatones, por lo que el reparto de tiempos por medio de los semáforos se vuelve muy complejo.
Avenida Gasteiz. Esta enorme arteria presenta numerosos contratiempos. Se ve constantemente afectada por el tránsito del tranvía; tiene doble sentido, lo cual complica que los peatones puedan cruzarla de una sola vez; y la densidad de tráfico de algunas de las vías que la surcan obliga a ser muy meticuloso con el reparto de tiempos.
3.500
Gasteiz cuenta actualmente con 3.500 semáforos, una cifra muy elevada que aumentará en 40 unidades con la llegada del BEI.