vitoria - La proliferación de reformas en decenas de bloques de viviendas para mejorar su accesibilidad ha provocado que muchas de ellas hayan ido desapareciendo paulatinamente, pero las placas de los ministerios franquistas de Trabajo y del posterior de la Vivienda continúan coronando multitud de portales de Gasteiz. Se trata, de hecho, del vestigio más abundante de esta oscura etapa, al igual que sucede en otras ciudades del entorno. Según el último censo elaborado por el Ayuntamiento, en la capital alavesa hay todavía 337 rótulos de este tipo, diseminados por céntricas calles del Ensanche y de populosos barrios como Coronación, Judimendi, Zaramaga, Adurza, El Pilar o Sansomendi.

Pese a que la Ley de Memoria Histórica aprobada por el Gobierno central en 2007 instó a retirar toda la simbología de la dictadura que todavía permaneciese en las calles, incluidos estos letreros, más de diez años después es notorio que queda por delante una ardua tarea en este ámbito. Tarea que, al menos en el caso de la capital alavesa, va a experimentar un importante arreón a lo largo de los próximos meses en el marco del plan de memoria histórica que viene trazándose en el Consistorio desde la pasada legislatura. Podría decirse ya, de hecho, que estas placas que han formado parte del paisaje urbano de Vitoria durante décadas, muchas más de las que duró el franquismo, tienen por fin los meses contados.

Según confirman fuentes municipales a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, el gabinete Urtaran va a lanzar en las próximas semanas un plan de empleo destinado a retirar los rótulos de las fachadas de Gasteiz, uno de los epígrafes fundamentales del dictamen de conclusiones de ese plan de memoria que aprobaron el pasado mes de enero todos los grupos municipales. La idea del equipo de gobierno, que está “ultimando” las características de esta iniciativa, es ponerla en marcha “a caballo” entre los próximos meses de septiembre y octubre.

La decisión del Consistorio de contratar a una o varias personas -los detalles se conocerán próximamente- para proceder a la retirada de las placas franquistas ha retrasado la comunicación por carta a las comunidades de vecinos afectadas, que el gobierno había previsto realizar en las últimas semanas. Con este nuevo escenario, el gabinete Urtaran ha tomado la determinación de explicar sus planes unos días antes de poner en marcha el plan de empleo. En la misiva, el Ayuntamiento recordará que la retirada de estos letreros supone, más allá de una decisión política ampliamente consensuada, adecuarse a la Ley de Memoria Histórica en uno de sus puntos fundamentales.

Junto a esta actuación, el plan de memoria histórica de Vitoria, en cuya elaboración ha tenido también un papel fundamental la Plataforma Vasca Contra los Crímenes del Franquismo, tiene como principal prioridad “el adecentamiento y la dignificación” de muro trasero del cementerio de Santa Isabel, donde fueron fusiladas decenas de personas durante la Guerra Civil y la dictadura. Será, al tratarse además de una vieja exigencia del Pleno, uno de los primeros lugares de la memoria en señalizarse con un monolito historiografiado. Otros puntos que seguirán los mismos pasos serán la plaza del convento de los Padres Carmelitas, donde ya fue trasladada en 2015 la escultura en honor a Estepan Urkiaga Lauaxeta, o la intersección de las calles Paz y Postas, que hasta 1975 albergó la cárcel de la ciudad. Espacios a los que a buen seguro se sumarán varios más y con los que el Consistorio busca conformar con el tiempo una suerte de sendero de las víctimas del franquismo.

El proyecto incluye también la intervención o la retirada de simbología de la dictadura como los escudos de la Catedral Nueva y el antiguo Palacio de Justicia, la cruz sobre la cima de Olarizu, la colocación de una placa o monolito en memoria del alcalde Teodoro González de Zárate, asesinado durante la Guerra, y la elaboración de un censo oficial de víctimas del franquismo en la ciudad, todavía inexistente. Además, contempla la intervención en el listado de cargos honoríficos y menciones a personas vinculadas al franquismo o en el callejero, el asunto que más polémica ha creado hasta ahora. Gorka Urtaran, por de pronto, ya ha advertido de que mientras sea primer edil no cambiará el nombre de “ninguna calle”, lo que garantiza que al menos esta legislatura no habrá modificaciones en este campo al depender de los decretos de Alcaldía.

Pese a los ajustados plazos, el Ayuntamiento pretende poner en marcha la mayoría de las acciones contempladas en el dictamen del plan de memoria antes de que concluya este año.