“Se acuerda decretar el desalojo y lanzamiento de los ocupantes del inmueble”. La canción que se escucha hoy en Abetxuko suena más alegre que la de días anteriores. No así en el Casco Viejo de Vitoria, donde se barrunta el próximo episodio del serial protagonizado por los pichis. Tras la publicación del auto emitido por el Juzgado de Instrucción número uno, por medio del cual se ordena el desalojo cautelar de la familia Manzanares Cortés de la vivienda que ocupaban ilegalmente en el número 54 de la calle de El Cristo, el foco de la noticia se traslada ahora al número 25 de la calle Santo Domingo del Casco Viejo. Allí se ha establecido ya parte del clan, de nuevo en una casa ocupada, esta vez propiedad de una entidad bancaria que, según constatan fuentes policiales, ya han presentado la preceptiva denuncia por presunta ocupación ilegal. Los portavoces de la Asociación Uribe Nogales, que ayer se mostraban “satisfechos por el trabajo realizado” y aseguraban “respirar mucho más tranquilos”, no quieren desentenderse del asunto y han mantenido diversos contactos con representantes vecinales de la almendra medieval, tanto a nivel asociativo como con diferentes particulares y comerciantes, para tratar sobre el desembarco del clan en la parte antigua de la ciudad. En esta misma línea, ayer aprovecharon para solidarizarse, una vez más, con los vecinos del barrio bilbaíno de Ollerías, con quienes, aseguran, seguirán conservando una estrecha relación.

El día después de recibir la ansiada noticia de la resolución judicial, Abetxuko despertó ayer con alegría pero con una larga lista de asuntos pendientes. “Ahora toca recomponer el barrio”, explicó Oskar González, portavoz de Uribe Nogales, mientras los mensajes de felicitación a la labor desempeñada por los vecinos llenaban las redes sociales. Otra de las tareas que abordarán a partir del lunes será la organización de las brigadas de voluntarios de Abetxuko que se ocuparán de rehabilitar gratuitamente la casa de Arantxa. Un “regalo de Olentzero” que el barrio-pueblo quiere dedicar a su vecina.

La propietaria de la vivienda recibió la notificación del auto en vísperas de entrar en el quirófano. Ayer fue operada en el Hospital de Txagorritxu y una representación de vecinos del barrio la acompañó hasta el centro hospitalario en donde tuvo lugar, con éxito, la intervención. Sus sobrinos llegaron a Vitoria desde Zamora para arroparla y para ocuparse de los asuntos legales relacionados con la vivienda.

requisitos adecuados Tal y como destaca el auto emitido por la magistrada, en el caso de la ocupación de Abetxuko concurrían “los requisitos necesarios para adoptar la medida cautelar solicitada puesto que existen indicios de que se ha cometido un delito de usurpación previsto y penado en el artículo 254.2 del Código Penal”. Dicho artículo establece que en el caso de producirse una ocupación sin autorización indebida de un inmueble sin autorización o contra la voluntad de su titular, se impondrá una multa de tres a seis meses por la cantidad diaria que estime el juez. En el escrito presentado por los titulares del domicilio, se daba cuenta de “la enfermedad que presenta la solicitante y la precaria situación en la que actualmente se encuentra”. Razones que, en opinión de la juez “requieren una respuesta inmediata”.

El documento judicial subraya asimismo que la familia Manzanares Cortés no era en ningún caso legítima propietaria de la casa. “Parece que estas personas que han ocupado el inmueble han aprovechado que la vivienda estaba en ese momento deshabitada para entrar en el inmueble y permanecer en el mismo”, puntualiza. Para argumentar la decisión de aplicar la medida anunciada, indica que “la duración de los procedimientos, dada la necesidad de realizar distintos actos procesales, supone un lapso de tiempo indeterminado en el cual y por distintas circunstancias se puede poner en peligro el éxito del proceso, por ello y para garantizar el normal desarrollo del mismo y la eficaz aplicación del ius piniendi, se arbitra una serie de precauciones como pueden ser las medidas cautelares como la solicitada”.

Como ya se informaba ayer, los pichis tienen de plazo hasta el próximo viernes para abandonar la casa de Arantxa de forma voluntaria. Cinco días naturales más uno “de gracia”. A partir de ese momento, si alguno de los miembros del clan permanece en el interior de la vivienda, la ertzaintza -y la Policía Local si así lo requiriera el juzgado- podrían entrar a ejecutar el lanzamiento forzoso. Oskar González, quien ya habló en su día con los Manzanares Cortés sobre la posibilidad de que se diera esta circunstancia, explicó que los ocupantes han acordado salir de Abetxuko de forma tranquila y pacífica. A día de ayer, en el inmueble aún permanecían algunos integrantes de la familia a modo de retén por si el signo de la resolución les era favorable, aunque se espera que salgan del mismo a lo largo de las próximas horas.

Pese a las maniobras de dilación llevadas a cabo por la parte denunciada, que incluyeron el cambio de abogado a última hora con la intención de ganar tiempo a través de la designación de un nuevo defensor de oficio, el auto ha llegado antes de lo esperado. Los cálculos de los vecinos situaban la publicación a principios de diciembre, pero dado que el documento estaba ya redactado desde la semana pasada, los plazos legales se han agilizado.

Resolución. El auto judicial ordena desalojar el inmueble antes del próximo fin de semana.

Padrón. En el momento en el que la familia deja de residir en el domicilio facilitado, el Ayuntamiento no tiene la obligación de empadronarla en Vitoria.

Casco Viejo. Al parecer, parte de la familia se ha mudado ya al Casco Viejo de la ciudad.

Día después. Abetxuko se plantea ahora recomponer la convivencia dañada y rehabilitar la casa en la que su propietaria ha declarado que quiere residir.