El fiscal superior del País Vasco, Juan Calparsoro, sólo conoce por el momento la versión de una de las partes implicadas en el desencuentro entre los pichis y los vecinos de Abetxuko: la correspondiente a los integrantes del clan gitano. Con la intención de que disponga de toda la información y que conozca todos los puntos de vista, los vecinos del barrio gasteiztarra han solicitado entrevistarse con él para transmitirle sus impresiones de primera mano. Una postura, la del colectivo vecinal, que vuelve a cobrar fuerza legal después de que ayer mismo se reactivara la denuncia de la empleada de la panadería que había sido retirada “por miedo”.

La semana pasada, Pedro María Manzanares Cortés, del clan de los pichis, y su mujer, Natividad Cortés Cortés, hija de La María, matriarca de los bartolos, se reunieron con Calparsoro para exponerle sus miedos y su sentimiento de inseguridad. Le explicaron que desde que su familia llegó a Abetxuko, se sienten presionados por los vecinos, que la salud de varios de los miembros de la familia se ha visto afectada y que viven atemorizados. Afirmaron que sólo desean “vivir en paz” y entregaron al fiscal superior una copia de la denuncia por acoso interpuesta en los juzgados de Vitoria contra uno de los responsables del movimiento vecinal y contra el cura de Abetxuko. Ese mismo día, ya por la tarde y después de hablar con el fiscal jefe de Álava, Josu Izaguirre, Calparsoro realizó unas declaraciones en las que criticaba las movilizaciones vecinales y las tachaba de “coacciones”. Los vecinos, que se sintieron “decepcionados” con estas manifestaciones, quieren ahora que el fiscal superior conozca su versión de los hechos y entienda los motivos que les llevan a afirmar que el clan es conflictivo y que no está preparado para convivir en Abetxuko. El propio Izaguirre confirmó ayer que hasta ahora sólo ha mantenido una conversación telefónica con Calparsoro sobre el asunto de los pichis y que en la misma se limitó a explicarle que había dos denuncias contra ellos: la de la ocupación y la de la panadería. “No me comentó nada más ni me dijo si iba a incoar unas diligencias”, detalló el fiscal alavés.

denuncia reactivada La posición de los vecinos se ve reforzada con la reactivación de una denuncia contra los pichis en Vitoria, que en un principio se había retirado “por temor a represalias”. Ayer por la mañana, la empleada de la panadería en la que varios integrantes del clan trataron de robar, volvió a presentar la denuncia ante la Ertzaintza. Un hecho que puede pesar negativamente para los intereses de la familia gitana dentro del proceso de empadronamiento iniciado esta misma semana. Consultados por el estado del procedimiento, los responsables del Ayuntamiento, que serán los que tengan la última palabra sobre la inclusión de los pichis en el padrón, indicaron ayer que los trámites siguen su curso y que no existe ninguna decisión al respecto.

En este sentido, el alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran, calificó ayer de “muy desafortunada” la decisión del clan de solicitar empadronarse en la vivienda que han ocupado en Abetxuko, si bien apeló a la “cordura” y a no “incitar a una espiral de violencia y de conflicto” que es “perjudicial para todos”. Advirtió de que, si estas personas quieren integrarse en Vitoria y hacerlo “de una forma pacífica”, se deben “cumplir una mínimas reglas de juego”. “Y ocupar una vivienda de forma ilegal o presuntamente ilegal no me parece que sea la mejor fórmula”, añadió.

La concentración diaria de los vecinos de Abetxuko en favor de la convivencia pacífica tendrá hoy un carácter especial, ya que contará con el apoyo de una representación de los vecinos del barrio de Ollerías de Bilbao. Este grupo de personas, que lleva años denunciando ante las instituciones la delincuencia que los pichis ejercen en su lugar de residencia, no sólo participará en el recorrido, sino que al final del acto pronunciará, como es costumbre al cierre de cada movilización que se produce en Abetxuko, un breve discurso. Tras completarse la ya habitual vuelta al pueblo, las mujeres suelen tomar la palabra y leer algún texto propio, cartas de apoyo que reciben de antiguos vecinos de Abetxuko o, simplemente, poesías.