Vitoria - Iba a ser un bonito día de piscina en Gamarra, hasta que a las 14.42 horas se trocó en tragedia. Un bañista encontraba a un niño de sólo cuatro años flotando boca abajo, junto a las escaleras de la alberca familiar. Gritó desesperado. Un socorrista se tiró al agua, sacó al pequeño y, junto con una ATS, intentó reanimarle. La maniobra pareció surtir algo de efecto, había un pulso leve, pero al poco rato un helicóptero trasladaba al pequeño desde el hospital de Txagorritxu a donde había sido enviado en ambulancia hasta Cruces debido a su estado. “Grave”, de acuerdo a las únicas informaciones facilitadas por Osakidetza al Ayuntamiento.

Según detallaron desde el equipo de gobierno municipal, el niño había acudido a las instalaciones de Gamarra junto a un familiar. Por causas aún desconocidas, el pequeño sufrió una parada cardiorrespiratoria mientras disfrutaba de la piscina familiar. Nadie se percató del momento fatal. Ni los socorristas destinados a proteger a los bañistas, ni los usuarios que estaban en el agua. Cuando sonó la voz de alarma de un hombre, el cuerpo de la criatura ya flotaba inconsciente. Mientras se practicaban ejercicios de reanimación, se llamó a la ambulancia. Tardó “seis minutos en llegar”, puntualizaron las mismas fuentes, y cuando los sanitarios se llevaron al menor éste “presentaba un pulso débil”.

El destino inicial fue el hospital de Txagorritxu, pero debido a la gravedad de su estado, del que no se ofrecieron más datos, fue trasladado a Cruces. Allí se ubica la UCI pediátrica donde se intentó estabilizar sin éxito a la pequeña que fue arrojada por un hombre desde una ventana el pasado mes de enero en uno de los sucesos más dramáticos de la historia de Vitoria. Fuentes municipales señalaron que, según una información “no corroborada”, el menor fue encontrado con “un golpe en el ojo” que podría explicar la causa de la tragedia, pero podría haberse debido tanto a un golpe como a la propia presión del agua.

Al cierre de esta edición no trascendieron más detalles, pero a lo largo de la tarde hubo voces que plantearon la necesidad de abrir una investigación para esclarecer lo sucedido. El hecho de que ningún socorrista se hubiera percatado de la presencia de un niño flotando boca abajo en el agua abre interrogantes que, a juicio de diferentes personas, merecen ser respondidos. Al exponer esta posibilidad, fuentes municipales señalaron que lo más razonable es esperar a que Osakidetza pase su informe. En caso de que las consideraciones médicas plantearan dudas, el equipo de gobierno se pondrá manos a la obra para averiguar qué sucedió y dirimir responsabilidades. Mientras, Vitoria entera ruega por que la tragedia tenga final feliz y el pequeño salga adelante. - DNA