Las mañanas de los domingos siempre resultan prometedoras, bien para dormir, salir al monte, disfrutar de los hijos etc. Sin embargo, ayer, dulantziarras y visitantes trataron de descansar para combatir el cansancio de las primeras horas festivas que han dejado huella en más de uno. Asomaba tímidamente el sol cuando los más trasnochadores se resistían a dar por concluida la juerga, mientras que los niños se acercaban a la plaza de la calle Arrabal para disfrutar del espectáculo infantil Reziklator.
A lo largo del espectáculo, los más pequeños aprenden la importancia de reciclar y contribuir al buen mantenimiento del medio ambiente. Cantan, bailan, aplauden y se confeccionan trajes y gorras con los colores de los contenedores: marrón (orgánico), vidrio (verde), plástico (amarillo) y azul (papel) de la mano de los particulares Rastaka, Marimertxe, Kriskras, Pottoli o Matraka. Todo con el objetivo de enseñar a los menores de 12 años a reciclar de una manera divertida y participativa, combinándolo con la percusión corporal y la reciclada. Tras conocer las normas básicas del reciclaje con ejercicios de percusión corporal y de confeccionar los trajes y gorros con material reciclable, los pequeños se enfundan unos tambores de chapa cumen con los que participan en un pasacalles.
En Dulantzi, poco a poco, las calles se van animando ya al mediodía. Blusas txikis y jóvenes se entremezclan con los mayores para asistir a la misa mayor en la iglesia de San Blas y honrar a la Virgen de Aiala, patrona de la localidad. El esperado encuentro con familiares y amigos y los primeros vermús comparten protagonismo con la música de la txaranga. Los habituales pasacalles y el bullicio gentil se encargan de desperezar a los más dormilones, que siguen viendo en la cama a su más fiel aliada.
La Herriko Enparantza abandona su vacía estampa mañanera para convertirse en un hervidero, momento en el que la treintena de integrantes de Haize Dulantzi Dantza Elkartea sube al escenario para, con sus bailes y trajes, recorrer Araba, Gipuzkoa, Bizkaia e Iparralde. Las primeras en subir son las niñas más pequeñas, las de 5 años, alguna incluso sufre un traspiés y cae al suelo. No pasa nada. Al final, todos los grupos de dantzaris demuestran que Dulantzi sabe bailar bien. Madrugadores y gaupaseros siguen recorriendo las calles del Casco Viejo durante el poteo y reponiendo fuerzas antes de las vaquillas y barracas. La plaza portátil, instalada a la entrada de la localidad, acoge por la tarde una sesión de vaquillas, un año más, los blusas y vecinos desfilan arriba y abajo, saltan y cantan entre revolcón y revolcón.
La magia de Sun atrae la atención de mayores y pequeños por la tarde y los txikis disfrutan corriendo delante y detrás del toro de fuego. El espectáculo de fuegos artificiales también deja a más de uno con la boca abierta. La tranquilidad fue la nota dominante durante la mayor parte de la tarde de ayer, a la espera, hoy, de la celebración del día de la romería de Aiala, especialmente dedicada a los más pequeños, ya que en las inmediaciones de la ermita románica del siglo XIII se puede saltar en los hinchables y divertirse con los juegos infantiles, aunque la cata de zurracapote con pintxo y los campeonatos de mus y tute animarán a los mayores a sumergirse en la fiesta. El deporte rural familiar también tendrá cabida en la jornada más familiar de las fiestas de Dulantzi. Los asistentes podrán reponer fuerzas para bailar con el trío Nakar con la chocolatada popular que servirán las chicas de Zatorrak. Está prevista la participación de unas 600 personas en el evento.