elciego - Las impresiones sobre el tiempo eran optimistas, pero al final resultaron ser mejores de lo esperado y la villa de Elciego se llenó de vecinos y visitantes paseando por sus calles, especialmente por la plaza, y llenando bares y restaurantes, que no dieron abasto para atender a tantos clientes. Fue un verdadero regalo con que el que se pudo disfrutar de la cuarta edición el Mercado de la Flor y la Huerta, que organizaba el Ayuntamiento que preside Luis Aldazabal, con la colaboración de las asociaciones Elciego XXI, Landalan y Virgen de la Plaza, así como DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.

Desde las diez de la mañana, la Plaza se vistió de colores. Y además al pie de la letra, porque de los desnudos árboles despojados de hojas se colgaron lechugas, pimientos rojos y verdes, puerros o zanahorias. Además, numerosos puestos, una treintena, una cifra que va creciendo en cada edición, se fueron repartiendo por los espacios que se les había asignado, mientras que en los bares los mostradores se iban llenando de pintxos de todo tipo, pero especialmente de especialidades relacionadas con lo verde, elaboraciones a base de verdura, y en los restaurantes se trabajaba en la preparación de los Menús de la Huerta, que ayer fueron protagonistas en muchas mesas de la restauración de la villa.

El núcleo principal de la celebración fue la plaza, entre el Ayuntamiento y la ermita de la Virgen de la Plaza. Decorados con faldones de Diario de Noticias de Álava, que colabora con este evento desde su primera convocatoria, sobre los mostradores fueron apareciendo flores cortadas, tiestos de todo tipo, plantas para colmar cualquier imaginación, semillas para probar fortuna y una rica variedad de plantones de verduras para probar suerte en los huertos familiares y consumir las producciones propias.

Abundaban también las verduras, muchas de ellas tempranas o de invernadero, a precios tan excelentes como su aspecto, y que hicieron que muchas personas hicieran la compra varias veces, como podía comprobar cualquier observador de las idas y venidas de los visitantes.

Los productos de la huerta y los jardines no eran los únicos que concitaban el interés de las personas que acudieron. Junto a ellos había otros, como el aceite de oliva virgen alavés de Moreda de Álava, Rivo de Moreta, y otro que llegó procedente de tierras extremeñas, también con categoría de aceite virgen extra; los patés trufados que se elaboran en Elciego, a los pies de Marqués de Riscal; los quesos de Idiazabal, localidad con la que Elciego está hermanada y con la que cada año se celebran actividades conjuntas. Hubo también licores, cestería; miel y una rica muestra de plantas medicinales, tanto de semillas y hierbas medicinales como de productos de belleza y jabones artesanales. Y para que no faltara nada relacionado con el campo y sus labores, al lado de la Casa de Cultura se instaló un distribuidor de herramientas y maquinaria agrícola, Fernando Matute, también expositor fijo desde la primera convocatoria.

En las proximidades de la puerta de la ermita, en la plaza, se instalaron, por una parte, la responsable de la Oficina de Turismo de Elciego, consciente de que ese servicio debe estar donde está la gente, y varios miembros de la Comisión Antifracking de Leza para dar a conocer los riesgos que tiene Rioja Alavesa si prosperan los proyectos mineros en las cercanas tierras de Burgos.

Por su parte, el anfitrión de la fiesta, el alcalde, Luis Aldazabal, no dejó de estar pendiente de cada detalle para que la fiesta transcurriera de la mejor forma posible: “Esta es la cuarta edición de una fiesta que nació en un bar, en un encuentro de amigos, donde nos pusimos a charlar sobre hacer algo diferente, que se saliera de los aires medievales o de certámenes centrados en el vino, y salió este Mercado de la Flor y la Huerta”, explicaba.

“Esta es una buena idea, porque ayudamos a quienes tienen huertas para poder comprar semillas o plantas, pero también a los vecinos, que pueden adquirir tiestos o semillas para decorar sus balcones”, señaló. Y es que en el Ayuntamiento se mima y se controla a quienes acuden a exponer para que no haya excesos de una oferta y carencias de otras. “Como no queremos masificar, estamos cuidando mucho que no se metan 40 puestos de quesos y que los que vengan traigan plantas, flores, que sean motivos de decoración para el jardín. Por eso los viveros están encantados, tienen muy buenas ventas y el mercado se ha consolidado como una anotación en las agendas de muchas personas”.

degustaciones Redondeando la jornada, bajo los soportales del Ayuntamiento varios equipos de personas se afanaron en preparar dos degustaciones. Por una parte, de pintxos de champiñón con pimiento rojo y una tira de panceta, y en el otro extremo un guiso de patatas con chorizo que sirvió para la comida popular del mediodía.

Mientras muchos disfrutaban de esos pintxos y de los muchos que se habían preparado en los bares de la localidad, la comparsa de Jardineros del carnaval tradicional de San Sebastián fue realizando una kalejira por las calles de la villa que terminó en la plaza, donde sus bailes encantaron a la gente que acudió al Mercado.

Sobre las dos y media de la tarde y con la imagen de los puestos casi barridos por las numerosas ventas, los visitantes se fueron repartiendo por los restaurantes que para la ocasión elaboraron un rico menú a base de frutas y verduras. Los establecimientos que ofrecieron estos menús fueron La Cueva, Bistró 1860 del Hotel Marqués de Riscal, Mesón Elciego, Real Fortuna y Bar Taller.

Por su parte, los que optaron por quedarse por la tarde en Elciego tuvieron hinchables y talleres para los niños, mientras que los mayores pudieron dedicarse a un taller Ikebana con María Esnal, de Ikenobo País Vasco. Se trata de un arte decorativo floral de amplia práctica en Japón, y cuyo significado literal es flores vivas. Por cierto, que sus creaciones se las pudieron llevar a sus residencias.