en Álava hay cerca de 18.000 personas que se alimentan de forma casi exclusiva de la comida que reciben del Banco de Alimentos. Los números, siempre fríos, esconden realidades con nombre y rostro. Vecinos de Vitoria que llevan su necesidad a veces de puertas para dentro y a veces, las menos, hacia fuera. Para que todos ellos puedan disponer de sustento durante los próximos meses, el Banco de Alimentos de Álava lanza hoy y mañana una ambiciosa campaña de recogida de comida en sesenta supermercados de Vitoria y una decena más en localidades alavesas como Llodio, Amurrio, Agurain, Rivabellosa, Laguardia y Oion.
La forma de echar una mano es muy sencillo. En cada establecimiento estarán presentes voluntarios que recogerán la comida que los clientes quiera aportar después de realizar sus compras. Todo alimento será bienvenido, aunque la campaña persigue sobre todo acumular productos no perecederos y muy demandados, como aceite, además de legumbres, pasta, azúcar, conservas, leche y algo que los responsables del Banco han percibido que cada vez es más solicitado: productos para niños, como pañales. “Notamos que se ha incrementado el número de productos infantiles que nos piden, porque las familias tienen necesidades que cubrir con sus niños con gastos que no pueden afrontar”, explica José Andrés Gabilondo, vicepresidente del Banco de Alimentos de Álava.
Así, entre hoy y mañana, más de mil voluntarios -muchos de ellos alumnos de colegios gasteiztarras como los centros de Egibide, con trescientos alumnos que se han animado a echar una mano- informarán y recogerán productos en las puertas de los supermercados con el objetivo de alcanzar una cifra total de al menos 200.000 kilogramos de comida. Con todo, la ingente necesidad de alimentos que tienen ahora mismo miles de alaveses trae consigo que esa ansiada cifra servirá para suministrar comida para unos cuatro meses, hasta el mes de abril.
De ahí la importancia de que durante todo el año la entrada de productos a su almacén sea un goteo constante. “Cada vez las necesidades aumentan más. Si en 2008 los beneficiarios del Banco de Alimentos eran 8.500, en 2013 fueron 17.500. La crisis sigue afectando a mucha gente y no sólo a inmigrantes, sino a gente de aquí que ha perdido el paro. No hay que olvidar que el 43% de los preceptores de desempleo ha perdido el subsidio y un alto porcentaje de personas entre 45 y 65 años lleva dos años sin encontrar trabajo”, argumenta Jesús María Ciganda, el responsable de organizar esta campaña de recogida. Cuando se incorporó como voluntario al Banco de Alimentos hace un año y medio,
Ciganda era consciente de que en la capital alavesa había mucha gente con necesidades, pero la realidad con la que se topó desbordó sus previsiones. “Me animé a ayudar un poco después de jubilarme y cuando lo hice no pensaba que había tantos demandantes de alimentos en Álava. Aunque ves las estadísticas nunca te haces a la idea de la cantidad de gente que lo necesita”, incide para evidenciar una realidad tangible con la que esta organización se topa a diario. Así lo atestigua su presidente, Daniel Fernández.
“Ayer mismo estuvimos repartiendo en una asociación y el porcentaje de personas que acudían a recibir esos alimentos era en casi un 70% ciudadanos autóctonos. Hay que evitar pensar que son sólo gente de fuera, porque hay de todo y las personas autóctonas cada día son más”, relata el presidente de esta asociación. Y es que el hambre no entiende ni de raza ni de polémicas inocuas impulsadas por políticos para perpetuarse en el cargo.
Porque en el fondo, como bien señala José Andrés Gabilondo, en una sociedad justa una organización como el Banco de Alimentos ni siquiera debería existir. “La realidad es que las acciones que realizamos desde el Banco de Alimentos no van dirigidas a la raíz del problema, y si no se va a la causa del problema nunca habrá nunca soluciones. Dar alimentos no va a la causa del problema, porque el problema es que a la gente hay que asegurarle un trabajo digno y un salario suficiente para que pueda salir adelante, y eso desde el Banco no lo podemos hacer. Para ayudar a esa gente se necesitan acciones de los organismos públicos”, reflexiona con sapiencia el vicepresidente de la entidad.
De cualquier forma, Gabilondo asume que, si las cosas no cambian -y no parece que vayan a hacerlo- la ayuda del Banco “se va a perpetuar” mientras las administraciones no viren su rumbo para atajar los problemas centrándose en la enfermedad y no en los síntomas.
el apoyo de celedón Si el pasado año, cuando se celebró la primera gran campaña de recogida en Álava, el padrino de la iniciativa fue el exalcalde José Ángel Cuerda, en esta ocasión será nada menos que Celedón el que acudirá a algunos supermercados de la capital alavesa a animar a la gente a depositar comida en los puntos de recogida instalados en los más de sesenta supermercados gasteiztarras.
“Cada 4 de agosto suelo pedir a todo el mundo que me ayude y me facilite el paseíllo para cruzar la plaza de la Virgen Blanca, así que ahora hago el mismo llamamiento para que la gente se convierta hoy y mañana en unos celedones txiki para aportar alimentos y ayudar a que la alegría baje del cielo”, sostiene Gorka Ortiz de Urbina, que no se lo pensó dos veces cuando le propusieron colaborar en esta campaña. “Me pareció muy buena idea usar a Celedón, que es un personaje que nos representa a todos los vitorianos y alavesas, como imagen para animar a la gente a participar. Es un esfuerzo pequeño que no cuesta tanto, con que cada persona aporte un par de kilos de comida servirá para echar una mano a esas casi 18.000 personas que lo necesitan”, concluye Ortiz de Urbina.
Si realmente los pequeños gestos sirven para conseguir grandes logros, todo aporte con el que los alavesas puedan contribuir entre hoy y mañana a la campaña de recogida de alimentos será no sólo bien recibido, sino enormemente agradecido por las personas que lo cocinarán y comerán después en sus hogares. Por eso, desde el Banco de Alimentos su presidente insta a que cualquier vecino cuya situación no le permita cubrir sus necesidades más básicas se ponga en contacto con ellos para recibir ayuda. “El que tenga necesidad, que nos llame. Y si le da vergüenza, que lo haga a través de otra persona, pero que nadie se quede sin comer ni un sólo día”, solicita Daniel Fernández. En definitiva, con una forma de ayudar sencilla y accesible, los alaveses tienen la oportunidad de rebosar con su aportación las estanterías del nuevo almacén del Banco de Alimentos de Álava para paliar desde la calle lo que otros no arreglan desde los despachos. “Seguro que todo sale bien y superamos nuestras previsiones”, confía el vicepresidente del Banco de Alimentos. Que así sea.
personas. Casi 18.000 alaveses se benefician de los productos que reciben del Banco de Alimentos.
supermercados. Más de 60 supermercados de Vitoria y otros diez en Álava participan en la campaña