la población de Llodio y de las localidades limítrofes volvió a disfrutar ayer de la CXXI feria ganadera del Viernes de Dolores, que transformó el espacio comprendido por la Herriko Plaza, la zona de Aldaikoerreka y el parking anexo al centro municipal de Formación Profesional en un caserío de dimensiones exageradas. La cita, organizada por la asociación Aberedunak, reunió una excelente selección del mejor ganado de la comarca y del Alto Nervión, que se complementó con una amplia variedad de productos agrícolas, alimenticios y artesanales, que acercaron a Laudio 56 expositores, junto a maquinaria y elementos propios para el trabajo con animales o en el campo.
Con todo, no se sabe si por la cara de pocos amigos que presentaba el cielo o por la manida crisis, no hubo en la feria tanto público como en pasadas ediciones. De ello dieron fe las personas que se encontraban a pie de fogón en las txosnas de la Herriko Plaza: "Aquí andamos preparando kilos y kilos de txintxorta para los talos, pero ni comparar con lo del año pasado. No hay dinero que sobre en el bolsillo y se nota", lamentaron. También se resintió la propia exposición de ganado, el principal foco de atención de la jornada. Y es que si el año pasado concitó la presencia de 250 reses de vacuno, ovino, caprino y caballar, en esta ocasión solo fueron en torno a 150, a las que se sumó la ya tradicional muestra de aves exóticas.
Los que más llamaron la atención fueron los magníficos caballos que sirvieron para hacer demostraciones de herraje o, como decían algunos niños, de "cambio de zapatos". También, cinco parejas de bueyes enjaezados por coloristas yugos. Éstos no iban a participar en el XLIII torneo de idi-probak que, organizado por la sociedad deportiva Berrio, arrancó a las siete de la tarde en el carrejo municipal de San Roke con pruebas que se desarrollarán hasta el lunes.
Y es que, tal y como explicó su joven propietario a DNA, "la pareja que viene de Orio es alavesa, porque la compraron aquí el año pasado, pero el resto son todo vizcaínos y guipuzcoanos, porque los nuestros no tienen todavía los seis o siete años que se consideran óptimos para comenzar a competir". No obstante, que se vayan preparando las provincias vecinas, porque sólo en Llodio "habrá unas 20 parejas de bueyes jóvenes".
Mucha savia nueva que, por lo menos en Ayala, garantizará la pervivencia de esta modalidad deportiva tan nuestra. No en vano, el torneo de Llodio se aproxima al medio siglo, y es una prueba muy reconocida en toda Euskadi. Este mundillo, como ocurre con las pruebas de material en pelota, también tiene sus peculiaridades. "Puedes creer tener una pareja de bueyes estupenda, pero luego en el probadero te echas para atrás. Son animales criados en la tranquilidad del campo y traerlos a la plaza, con el ruido del tráfico, el ambiente y los cohetes, se asustan y pueden montar una buena. Por eso, hay muchos ganaderos que les ponen hasta música en la cuadra, para acostumbrarles", aseguraron sus cuidadores.
La cita se complementó con un desafío de aizkolaris y ya, por la tarde, con un concierto de música sacra y popular, a cargo de la Coral Santa Lucía en la parroquia de San Pedro de Lamuza, así como con tiradas de bolos en el bolatoki de San Roque. Pero si por algo destacó fue por su lado reivindicativo. Y es que nada menos que tres causas estuvieron recogiendo firmas en la plaza Aldai: dos en contra del fracking y la ley Wert y una tercera, la más vistosa, para demandar a las instituciones implicación para frenar el deterioro de los edificios del Parque Lamuza.
Y es que en torno a 200 personas acudieron a la Parkedada convocada por la Plataforma vecinal SOS Lamuza Parkea, que grabó un vídeo en el que vecinos de muy diversos colectivos sumaron sus voces en un ¡Atención, peligro de derrumbe! que, esperan, llegue a oídos de quienes tienen el poder para evitar la ruina de este emblemático recinto.
orígenes Esta feria ganadera data desde que en 1890, coincidiendo con la festividad religiosa del Viernes de Dolores, se inauguró en Llodio el nuevo recinto ferial de Arraño. Fue entonces cuando se comenzó a organizar la exposición y el concurso de ganado que, con algunos cambios, ha llegado hasta nuestros días. Es tal su importancia que tan solo se ha dejado de celebrar cuatro veces: en 1937 por la Guerra Civil y otras dos citas por una grave epidemia que afectó a las reses y por la caída de una intensa nevada. La suspensión más reciente fue en 2010, por el boicot de las asociaciones ganaderas a las ferias ante su disconformidad con el plan de gestión del lobo de la Diputación alavesa. Lo más singular del festejo es que los laudioarras cuentan ese día con un permiso de gula que les permite consumir carne a pesar de que se trata del viernes de Cuaresma.