amurrio. Las poblaciones de los municipios y pueblos asentados a los pies de la imponente muralla rocosa de 25 kilómetros de longitud que abarca la Sierra Salvada o Gorobel, desde el Salto del Nervión hasta el puerto de Angulo, están pasando esta semana más frío que sus vecinos de comarca situados valle adentro. El culpable llegó la madrugada del lunes y parece que no tiene ganas de marcharse. Los lugareños le bautizaron hace ya muchas décadas con el nombre de el bollo. Se trata de un peculiar fenómeno meteorológico que se produce cuando las nieblas frías y pesadas del vecino valle burgalés de Losa caen por el vacío y chocan con las térmicas más cálidas del valle. De esa manera, se produce una reacción frío-calor que origina la formación de un torbellino de niebla o una cascada de nubes, apreciable, principalmente, en los meses de invierno, que da a toda la crestería de la sierra un aspecto similar al que podría dar una madeja de algodón desplegada.
Se trata de un efecto visual digno de contemplación, aunque es recomendable hacerlo bien abrigado, ya que el fenómeno llega de la mano de un viento gélido que penetra como un cuchillo en el valle. De hecho, cualquier residente en las aldeas de Arrastaria, Orduña o en localidades ayalesas como Aguiñiga o Izoria, por citar alguna, puede dar fe de que están padeciendo unas temperaturas propias de inviernos casi glaciares y de latitudes lejanas.
En concreto, los vecinos de la zona se están enfrentando a una gélida niebla pegada al suelo que se desplaza desde el valle de Losa hasta lo alto de la sierra, y que cae por el precipicio formando una gigantesca cascada de nubes blancas en continuo movimiento circular que desciende hasta media ladera generando un fuerte viento frío tanto en el borde del cantil como en los valles del norte. Tanto es así, que la vegetación envuelta en esa nube de varios kilómetros de longitud se cubre de hielo debido a las bajísimas temperaturas que se registran en su interior, de en torno a 17 grados bajo cero. Se da la circunstancia de que este fenómenos es propio y exclusivo de esta comarca del País Vasco y de zonas alpinas de Suiza". Así lo indican Joseba Egiguren y José Miguel Llano en su libro Gorobel mendilorrea-Sierra Sálvada.
Indicador meteorológico El bollo suele permanecer varios días aferrado al borde del abismo, y desaparece cuando cambia la dirección del viento. Muchos vecinos de la comarca de Ayala y el Alto Nervión lo consideran un indicador de ausencia de precipitaciones infalible, ya que según un dicho popular fruto de la observación de largas décadas, "cuando aparece el bollo si no llueve en tres días no lo hace en ocho".
De momento van cuatro días y la sabiduría popular se muestra infalible. De hecho, no ha caído ni gota de agua. Sea como fuere, su misteriosa hermosura siempre aparece en días de invierno de tiempo estable y anticiclónico, con cielos despejados, heladas nocturnas y viento suave o moderado de componente sur. En el siglo pasado, incluso dio nombre a una revistilla de carácter local, un semanario "antipolítico y satírico-juerguista" que se editó en la ciudad de Orduña entre 1914 y 1936, que según recuerdan los mayores del lugar "circulaba por todas las manos del pueblo". Y es que al parecer su contenido, más que informativo, se ocupaba de sacar a la luz chascarrillos, murmuraciones y amoríos. Vamos un folletín rosa, con nombre de un visitante gélido pero hermoso donde los haya: el bollo.