Vitoria. El corazón de Vitoria abre por fin sus puertas a la fórmula del youth hostel. Si no fallan las previsiones, la última semana de este mes quedará inaugurado el albergue del Casco Viejo, un espacio con encanto ubicado en los números 87, 89 y 91 de la calle Cuchillería que promete dar respuesta por un módico precio a las necesidades de alojamiento de los jóvenes, los peregrinos que recorren el Camino de Santiago y turistas que visitan las bondades de la ciudad.

El alojamiento, gestionado por la Fundación Catedral Santa María, ha visto la luz gracias al millón de euros que el Gobierno Vasco concedió al Ayuntamiento gasteiztarra dentro del paquete de medidas anticrisis bautizado como Plan +Euskadi 09. Fue el Consistorio el que se encargó de ejecutar el proyecto en tres viviendas propiedad del patronato del templo gótico y quien ayer dio la buena nueva. Por fin, con más de un año de retraso, el albergue está listo para abrir sus puertas. "Ahora mismo lo estamos equipando, así que confíamos en poder celebrar la inauguración a finales de mes", confirmaron a este periódico sus responsables.

Por eso, la Fundación Catedral Santa María prefiere esperar al momento del estreno para desvelar los detalles del nuevo servicio. Algunos, no obstante, ya fueron dándose a conocer durante el largo proceso de redacción y ejecución del albergue. Se gún la memoria del proyecto, este edificio cuenta inicialmente con 85 plazas, aunque podrían incrementarse hasta rondar el centenar, pues la cifra final depende de la categoría que alcance como alojamiento miembro de la red del Camino de Santiago. Todas ellas se reparten entre 17 habitaciones, con espacio para entre dos y ocho plazas. Dos están adaptadas para personas con movilidad reducida y, además, se incluye un apartamento de pequeñas dimensiones con cocina para tres personas.

La memoria del proyecto también da pistas sobre el resto de servicios del albergue. La idea era ubicar en la planta baja la recepción, el punto de información de los recursos turísticos, culturales y sociales de la ciudad, la enfermería, una cocina libre, un área para comedor y usos múltiples, pequeños espacios para guardabicis, almacén y servicios comunes, e incluso un cajero automático. Escaleras arriba, en la primera planta, se dibujaron las salas de estar, un baño común y una zona de ordenadore. Y por el resto de pisos -uno de los edificios tiene cuatro plantas y los otros dos, tres- se distribuyeron los dormitorios, con baño incorporado, armario y hasta apelativo. La Fundación anunció que bautizaría los dormitorios con nombres de capillas o familias nobiliarias relacionadas con la Catedral Santa María.

El espíritu green también ha contagiado al albergue, ya que ha sido construido sobre materiales tradicionales con criterios sostenibles que favorecen el ahorro el ahorro energético. Un canto a lo verde con encanto que estará abierto a todo el mundo, aunque "tendrán prioridad los jóvenes y los peregrinos", según matizó ayer el concejal de Promoción Económica, Fernando Aránguiz. Para conocer los precios del alojamiento habrá que esperar a la inauguración oficial, aunque hace dos años la Fundación ya prometió que serían "medios-bajos" y matizó que variarían en función del tipo de habitación, el tiempo de estancia, la temporada y la edad de los huéspedes.

Donde unos ven buenas noticias, otros tuercen el gesto. Bildu aseguró ayer que es "una vergüenza" que la gestión del albergue corra a cuenta de "un ente privado y oscuro" como lo es, a su juicio, la Fundación Catedral Santa María. Además, advirtió de un hecho que no le huele a casualidad. "La Diputación cerró en septiembre el albergue Carlos Abaitua, justo un mes antes de que abra un albergue privado, haciendo que el negocio de la Fundación sea mayor. Es una carambola preocupante", denunció la coalición abertzale.