Vitoria. La red de centros cívicos, tal cual la conocemos hoy, se deshilacha. El gabinete Maroto ya ha suspendido 55 actividades de cara a la próxima temporada y ahora pretende llegar a un acuerdo político para subir los precios de los cursos acercándolos al coste real. Si no lo logra, se plantea eliminar más disciplinas o privatizarlas. Dice en su defensa que el Ayuntamiento de Vitoria no tiene capacidad para subvencionar al nivel de antaño, ahora que las arcas municipales pintan números rojos. Pero quienes hacen uso cada día de estas instalaciones no están dispuestos a digerir por las buenas las medidas del PP. La mayoría de las personas consultadas por este periódico tacha de "pasada" el planteamiento del equipo de gobierno y lamenta el "ataque" a un servicio que había convertido a Vitoria en una ciudad referente en calidad de vida gracias a su accesible oferta pública deportiva y de salud.

"Se habla de prescindir de actividades exóticas, cuando la realidad es que hay muchos otros gastos supérfluos que siguen sin recortarse", critica Raquel Fernández de Vicente. A juicio de esta joven, los servicios ofrecidos por la red de centros cívicos son ya "derechos adquiridos de los ciudadanos". Por eso no comparte la subida de precios y mucho menos la privatización, aunque tiene claro que continuará siendo socia pase lo que pase. "Creo en lo público", asegura. Otros vitorianos, sin embargo, ya piensan en desmatricularse, una decisión que seguramente desbarataría las cuentas que está haciendo el gabinete Maroto. "Mi hija lo tiene bastante claro. ¿Para qué va a pagar una matrícula y un curso de 80 euros, si le sale más caro irse a una instalación privada"?, expone Maite Ochoa, bañista diaria de Aldabe.

Nadie duda de que en plena crisis toca ajustarse el cinturón, pero el equipo de gobierno "está tocando a los de abajo", apuntilla una conocida de Maite. También es la opinión de Aitor Mauleón. "Están quitando de lo de todos en vez de lo de ellos", resume el chaval con contundencia. Por mucho que lo intente, no entiende que los intentos drásticos de ahorro hayan tocado finalmente a los centros cívicos. "La imagen que el Ayuntamiento siempre vende de Gasteiz es de impulso al deporte, el fomento de la salud y de la calidad de vida... Su red de centros cívicos, en definitiva. Y para una cosa buena que tenemos ahora vienen a tocárnosla", lamenta. Verónica García repite discurso y, además, añade un interesante interrogante al actual escenario: "Si no hay dinero para mantener la red como hasta ahora, ¿cómo es posible que se vayan a construir los centros cívicos de Salburua y Zabalgana, de qué contenidos se les van a dotar y cómo se mantendrán?".

"Más recortes, más presión fiscal... Está claro", replica su amiga Iratxe. Menos catastrofista se muestra Fernando Bernabé, lector diario de la prensa en Aldabe. A él no le parece mal que el equipo de gobierno aplique una subida de precios, mientras sea "de algunos cursos y razonable". Claro que, a la vista del documento que el PP confeccionó hace dos semanas y que tiró a la basura cuando un medio de comunicación pudo hacerse con él, todo indica que el impacto en los bolsillos será notorio. "Así que igual al final hasta nos cobran por venir a ojear los periódicos", bromea. También Teo Izquierdo ve comprensible pagar "algo más" por algunas disciplinas, pero "sin pasarse". "Esta oferta de los centros cívicos es algo que de jóvenes no teníamos y en comparación con la cultura o la investigación, no veo tan mal los recortes. Ahora bien, habrá que ver qué es lo que se plantea al final", añade. Si los anuncios del gobierno siguen el ritmo actual, seguro que la próxima noticia llegará en menos de un mes.