Vitoria. "Es una mentalidad de nuevo rico. Todo el mundo da por supuesto que es una maravilla y que no necesita justificación, pero hablamos de muchos millones de euros. Que sea una barrera no justifica gastar 500 millones (...)". Las palabras sobre el soterramiento del experto en Urbanismo y Movilidad Luis Santos, en una entrevista en este rotativo, no han pasado desapercibidas. Bildu las citó ayer para explicar que Vitoria debe reflexionar sobre esta operación. Consultando a los vecinos sobre su conveniencia y su trazado, pero también asumiendo que esta obra faraónica no se va a hacer a corto plazo. El portavoz del grupo municipal, Kike Fernández de Pinedo, expresó ayer que se trata de un proyecto "más cercano a la ciencia ficción que a otras cosas".

No es la primera vez que se dicen estas palabras. El soterramiento de las vías del tren ha sido siempre un proyecto Guadiana, que parecía más un objetivo hacia el que remar que algo alcanzable. Pero los pasos dados durante la pasada legislatura, con el reparto de la financiación necesaria para realizar esta operación de 511 millones y la creación de la sociedad llamada a gestionar este trabajo, invitaban al optimismo. Bildu, sin embargo, insiste en que ya es el momento de abrir los ojos.

Fernández de Pinedo explicó ayer, en conferencia de prensa, que es "un secreto a voces" que la situación económica de las instituciones no invita a que inyecten el dinero pactado, tampoco hay confianza en que este proyecto pueda basarse en la construcción y, por último, Bildu tampoco apoya el trazado elegido.

Por todo ello, la coalición -que reconoce el "efecto barrera" de las vías entre el sur de la ciudad el resto y que dificulta la conexión este-oeste- ha presentado una iniciativa para pedir al Ayuntamiento de Vitoria dos pasos que hagan reflexionar sobre este proyecto: el primero, que se explique a la ciudadanía las características técnicas, económicas y financieras de los posibles proyectos del soterramiento, tanto por Arriaga -la versión oficial- como por la actual situación de las vías -por donde apuesta Bildu- y, segundo, que la ciudadanía decida mediante un referendum directo y vinculante en 2012 sobre el soterramiento y su posible recorrido.