vitoria. El Ayuntamiento de Vitoria aprieta a sus ciudadanos, pero no siempre los ahoga. Ayer, en el primer round del debate sobre las ordenanzas fiscales de 2012, los grupos políticos acordaron buena parte de los tributos que cargarán las alforjas de los vitorianos con un discurso que osciló entre la mesura y la progresividad fiscal. Para el gasteiztarra medio, las cinco horas de votaciones se tradujeron en la congelación del IBI y de los precios de los servicios sociales (escuelas infantiles, residencias, centros de formación...), una subida de la tasa de basuras entre el IPC y el 10% en función de la superficie de la vivienda y un incremento del 6% en la tasa del agua. Para aquellos que más tienen, propietarios de viviendas vacías, entidades financieras y grandes empresas, esas cinco horas fueron menos benevolentes.
Bildu llevaba desde el principio de la legislatura deseando castigar a los ciudadanos que prefieren mantener sus pisos sin inquilinos que sacarlos al mercado. Y ayer su propósito fructificó dentro del apartado del IBI. Gracias al apoyo del PSE y la abstención del PP, se acordó para todos los pisos vacíos, entendiendo con este término aquellos que no tienen a nadie empadronado, el máximo recargo que permite la norma foral - del 50% en la actualidad-. Además, y con el mismo objetivo, socialistas y abertzales sumaron sus votos para eliminar la bonificación que existe ahora para los hogares acogidos al programa vasco de vivienda vacía.
La venganza de Bildu contra los que más tienen fue doble al conseguir los apoyos del PP y PSE para reducir del 50% al 25% las bonificaciones para los inmuebles que son objeto de urbanización, construcción y promoción. Además, los socialistas lograron que todos los grupos aprobaran suprimir las rebajas para las familias con ingresos superiores a 100.000 euros. Por contrapartida, los colectivos más sensibles se verán incentivados en el pago del IBI el año que viene, ya que se acordó por unanimidad subir un 10% las tablas de renta fijadas para sus descuentos.
El resto de impuestos no salió adelante ayer, por lo que habrá que esperar a los movimientos del Pleno del próximo miércoles. En cualquier caso, el gabinete de Javier Maroto dio por hecho que logrará la congelación con el respaldo del PNV. Ésa era su promesa electoral y la cumplirá. De las tasas no puede decir lo mismo. Las que quería dejar como estaban (uso del dominio público, aguas no domésticas, grúa, servicios funerarios...) sufrirán en líneas generales una subida del IPC, gracias al acuerdo PSE-Bildu y su abstención. Podría haber echado atrás el pacto votando en contra, como los jeltzales, pero no lo hizo porque previamente socialistas y abertzales habían sacado adelante una propuesta para la tasa de basuras que no le permitía recaudar tanto como con su fórmula (la de vincular los residuos al gasto de agua, lo que iba a disparar algunos recibos hasta un 80%). Violó su palabra en aras de los ingresos.
La tasa de basura doméstica afrontará una subida del IPC para las viviendas de hasta 120 metros cuadrados, del 8% en los pisos de entre 120 y 200 metros cuadrados y del 10% para los de más de 200. Además, las casas vacías tendrán un recargo de 260 euros, los bancos de un 50% y las grandes superficies pagarán entre un 10% y un 20% más. Son gestos de progresividad fiscal que algún día llegarán a la tasa del agua, aunque no el año que viene. Todavía manda la directiva europea que empezó a aplicarse en 2009. Y la subida es inamovible: 6,23% para el consumo doméstico; 5,68% en el industrial.