poder ver sobre un soporte lo que antes sólo eran sinapsis cerebrales es una sensación que se comprende cuando haces figuración -los figurativos somos los apestados, aunque hoy en día debe de ser lo más alternativo en el arte, ya que ninguna institución lo apoya-.

Hace siglos, cuando empecé, pinté un cuadro enorme con el fondo negro. Se me acabó el color y compré un tubo de buena calidad pero sin fijarme en más. A fin de cuentas, el negro es negro. Cuando acabé de pintar el fondo tomé distancia y... Caramba, cómo canta. Cometí el grave error de creer que todos los negros son iguales. Y tampoco lo son los amarillos. E, incluso entre los blancos hay diferencias. Desde el blanco ario al blanco cachuli hay infinidad de matices.

Ahora, termino el trabajo y me regodeo. ¡Coño, qué buena soy, qué gamas, qué riqueza... Y miro la paleta: una masa gris y sin interés, aunque, por sus esquinas, se vean arrinconados pequeños matices de color que, inexplicablemente, han resistido y mantenido su pureza sin sucumbir a la potencia globalizadora de mi pincel. En el lienzo se aplica el color con cuidado, manteniendo su identidad, aunque el matiz sea modificado por el contexto en el que se situará la pincelada.

En el lienzo, la diferencia de color es lo que tiene valor, en la paleta lo que importa es darse vidilla: rápido que se va la musa. Y es que mientras el lienzo es delicatessen, la paleta es franquicia. Desde que existen Internet y los aviones, la globalización es un hecho. Es genial poder estar en China hoy y en Houston mañana, pero dentro de menos tiempo del que pensamos nos dará igual estar en China, en Houston o en Vitoria. No habrá diferencias, todo será una gran paleta donde incluso la biodiversidad será bihomogeneidad.

Ayer recibí un correo electrónico en el que se pedían voluntarios para retirar una planta invasiva, muy peligrosa para la salud del humedal de Salburua. Procede de América y de los acuarios de algunos, que se libran del pececito pobrecito-que-viva. Se necesitan voluntarios para que, botas de goma y azada en mano, pasen la mañana en contacto con la naturaleza y salven al humedal, en el marco de una buena iniciativa que nos puede convencer de que la aldea global, más que sueño es pesadilla, con olor a fritanga y cartel de todo a cien.

Resulta raro que no lo haga personal cualificado, pero también sabemos que las instituciones, que bien podrían elegir, a menudo no cuelgan en sus paredes ni lienzo ni paleta, sino el trapo de limpiar los pinceles. Hoy, sábado 8 de octubre a las 8.30 horas en el antiguo Punto de Información de la entrada a Salburua por la localidad de Arkaute.

dna.lavistagorda@gmail.com