Vitoria. Tras la tormenta, se siente la calma. El PNV y Bildu dieron ayer una oportunidad al equipo de gobierno para reconsiderar todos juntos el proyecto de reajuste presupuestario presentado desde las filas del PP con el propósito de ir tapando el agujero de 25 millones de las arcas municipales. Aunque insistieron en que los recortes planteados han cruzado las dos líneas rojas inicialmente intocables, políticas sociales y de empleo, quieren disponer de los documentos que han sustentado cada uno de los tijeretazos para buscar sobre esa base una fórmula consensuada que permita reflotar el Ayuntamiento.

Sólo los socialistas se mantuvieron al margen del ofrecimiento, puesto que siguen defendiendo que no hace falta esquilar las Cuentas que ellos diseñaron. Pero aun así, dieron el paso y tendieron la mano al gabinete de Javier Maroto para afrontar desde la ponencia de fiscalidad un problema endémico del Ayuntamiento haya o no crisis: el ahorro neto negativo que se registra al final de cada año por el desequilibrio entre ingresos y gastos corrientes. Una propuesta a la que el gabinete de Javier Maroto dio el visto bueno.

No obstante, antes de llegar a este clima de entendimiento dentro de la Comisión extraordinaria convocada a petición del PNV para recibir explicaciones sobre el plan de reajuste de primera mano, el concejal de Hacienda, Manu Uriarte, tuvo que oir duras críticas. De las más de cien partidas presupuestarias que el gabinete Maroto propone recortar para lograr un ahorro de diez millones, la oposición enumeró decenas de decisiones que, a su juicio, afectan a las políticas sociales y de empleo y a la calidad de vida de los vitorianos. "Mienten cuando dicen que no se han cruzado las líneas rojas, porque las han atravesado con premeditación, ocultación y alevosía", empezó diciendo el edil nacionalista Borja Belandia.

Con este mensaje de bienvenida se refirió, entre otros, a los recortes en el Plan de Igualdad, las subvenciones a la cooperación al desarrollo -será inferior al 1%-, el programa de conciliación y uso del tiempo libre, las ayudas a las escuelas de padres, comedores escolares o adquisión de libros de texto, en la Cámara de Comercio, Gilsa, Tuvisa, la Agencia de Revitalización del Casco Viejo, los centros de día, las familias sustitutas, el programa de prevención de maltrato infantil... Y así hasta llegar a treinta. Una larga lista que Belandia enumeró de un plumazo aunque deteniéndose en los reajustes en las partidas de las Brigadas de Acción Inmediata y del arreglo de juegos infantiles. "No sé si significan que no vamos a reparar más baldosas y que los niños van a tener que portarse bien", criticó el concejal.

La siguiente tanda corrió a cargo de la socialista Marian Gutiérrez, responsable en la anterior legislatura del Departamento de Hacienda. La edil puso sobre la mesa muchas de las partidas cuestionadas por los jeltzales, y añadió otras como el Plan Joven o la supresión de convenios con asociaciones. Aquello parecía un callejón sin salida para el equipo de gobierno, pero Uriarte llevaba la lección bien aprendida. Tras reconocer que el plan de reajuste "no es plato de buen gusto" y acusar al PSE de haber ejecutado obras sobre ingresos ficticios, el concejal aseguró que lo que se ha hecho es eliminar aquellas medidas que eran competencia de otras instituciones -como las relativas a Educación-, reajustar acciones que para el PP no eran prioritarias e implantar "otra forma de gestión" que permita hacer lo mismo con menos dinero. "Así que los juegos infantiles, por ejemplo, se seguirán arreglando", apostilló.

Punto de inflexión La intervención de Bildu, un rapapolvo a dos bandas, supuso el punto de inflexión. El concejal Antxon Belakortu apostó por reajustar el Presupuesto y responsabilizó de la situación actual al PSE y el PNV. "Pactaron unas Cuentas maquilladas para poner cara de buenos ante la ciudadanía antes de las elecciones", subrayó el edil. Eso sí, al equipo de gobierno le advirtió de que las líneas rojas "se le mueven a la derecha", por lo que le conminó a buscar ya mismo el consenso.

Mano de santo. En el segundo turno de intervenciones, el PSE abogó por buscar soluciones al desequilibrio endémico de gastos e ingresos corrientes del Ayuntamiento. Y el PNV animó al PP a trabajar "con menos prisa" porque así "nos tendrán a su lado", dejando que las decisiones se tomen "entre todos y sobre la base de documentos". La pelota queda ahora en el tejado del equipo de gobierno, que ya ha anunciado su voluntad para llegar a acuerdos pero también ha reconocido su capacidad para empezar a aplicar los 126 recortes cuando lo considere oportuno.