EN el siglo XVI, la nobleza descubrió una ciudad renaciente, que volvía a ser el centro del comercio y del poder. La ubicación topográfica de la colina de Gasteiz permitía dominar toda la Llanada alavesa (...) En esta época nos visitaron reyes, papas y extranjeros ilustres. Vitoria fue temporalmente capital del reino. Hubo traiciones, actos heroicos e, incluso, romances reales. Los palacios son la huella de este tiempo que ahora vamos a redescubrir".

Estas palabras son el prólogo que el arquitecto Ramón Ruiz Cuevas ha puesto a la exposición fotográfica que desde la balconada de San Miguel abre a los gasteiztarras la historia de los palacios renacentistas que esconde el Casco Viejo. La muestra, que podrá visitarse hasta el día 31, es además un llamamiento para que vitorianos y visitantes se animen a realizar la ruta guiada por estas catorce casonas con solera -salvo Escoriaza Esquível, cerrado por obras-. Un recorrido que, poco a poco, irá ampliándose con nuevos edificios. "Hay muy pocas ciudades que posean tantos palacios de este nivel", destacó Gonzalo Arroita, gerente de la Agencia de Revitalización del Centro Histórico.

Por ello, el Ayuntamiento se ha comprometido a dar uso a todos los inmuebles de cierto pedrigrí "tanto en beneficio de los vitorianos como de los visitantes", manifestó el concejal de Promoción Económica, Fernando Aránguiz.

Si hasta ahora Gasteiz conocía básicamente el gótico de la Catedral de Santa María y el neoclásico de Olaguíbel, que marcó la conexión entre la ciudad antigua y el Ensanche, ahora el foco de la cámara se centra en ese otro arte, el renacentista -con algún tinte barroco- que salpica los palacios. Y lo hace desde el escenario de los Arquillos y la balconada de San Miguel, como punto de unión entre la vieja y la moderna ciudad.

Así pues, paseando por el corazón de la almendra medieval, el visitante se puede retrotraer cientos de años atrás sobre un trazado medieval que permanece intacto. Y disfrutar de un conjunto de casas nobles convertidas en guardianes del arte, la cultura, incluso de insospechados romances, como el mantenido por José Bonaparte con la marquesa de Montehermoso en el palacio del mismo nombre. El actual centro cultural fue residencia privada de la familia Aguirre-Esquível y mansión de pernocta habitual de los monarcas españoles a su paso por Vitoria.

miradas

De Bendaña a Villa Suso

En el número 54 de la calle Cuchillería se alza el palacio Bendaña, sede del museo Fournier de Naipes. A unos metros, la Casa del Cordón, referente del gótico civil, levantada por el judío converso Pedro Sánchez de Bilbao. En el Machete, otro de los tesoros renacentistas: Villa Suso, construido por orden de Martín Salinas, embajador de Carlos V. Y así, la ruta continúa por los palacios Escoriaza-Esquível, Álava-Esquível, Bendaña, Gobeo Landazuri, Marqués de la Alameda, Maturana-Verástegui, Álava-Velasco, Gobeo-Caicedo, Landazuri y las torres de Doña Otxanda y los Anda. Catorce imágenes del Casco Viejo que, "además de mirar con los ojos debemos mirar con el corazón", advierte el arquitecto.