Este 2022 que estamos casi finalizando, se ha caracterizado en primer lugar por la vuelta a la normalidad en cuanto al tema sanitario se refiere. Y esto se ha manifestado en términos de cifras de exportación en cuanto a datos cerrados del año 2021, donde se han recuperado cifras de niveles anteriores a la pandemia. 2021 se cerró en 7.340,5 millones de exportación con un avance del 19,4%, sobre el año anterior.

Sin embargo, este año, parece casi ingenuo felicitarse por cifras anteriores. El frágil equilibrio geopolítico, sobre unas claves que tantas veces hemos analizado, ha estallado con la invasión de Ucrania.

Nos enfrentamos por primera vez en generaciones a una situación de conflicto bélico en Europa, en el que los países de la OTAN, lejos del papel de mediador que hemos adoptado en conflictos anteriores, estamos situados en un lado de la trinchera ante una amenaza que pone en riesgo nuestro modo de vida.

La Unión Europea, en respuesta a la agresión rusa, no ha dudado en imponer sanciones económicas a pesar de la certeza de que estas sanciones iban a repercutir en nuestro propio nivel de bienestar. Defender los valores de paz, convivencia y respeto a los derechos humanos, a pesar de las consecuencias económicas que esta defensa pueda tener, es algo de lo que debemos sentirnos orgullosos, ya que en dichos valores reside la esencia tanto del proyecto europeo como de nuestro propio proyecto como sociedad. Pero es evidente que esta defensa está teniendo un precio muy alto en nuestro tejido empresarial y en nuestra actividad económica.

Una economía como la alavesa, con una fuerte vocación exterior y que ha demostrado ser claramente competitiva en mercados exteriores, se enfrenta a un momento extremadamente delicado. Los altísimos costes de la energía, insostenibles para muchas empresas, junto con el acceso limitado materias primas clave y las dificultades logísticas están provocando una situación de extrema dificultad. El alza de precios derivada de estos factores está comprometiendo la capacidad competitiva de nuestras empresas, cuando no su propia capacidad de producción. Cifras de inflación como las que pronostican los analistas para este año y que se llevan viendo durante muchos meses, son claramente insostenibles en el medio plazo.

Además, observamos como esta endiablada situación tiene su epicentro en Europa. China, que ha virado su estrategia en los últimos años pasando de competir por costes de producción a competir por disponibilidad de materias primas, o Estados Unidos que cuenta con una autonomía energética muy superior a la de nuestro continente enfrentan la coyuntura de una forma radicalmente diferente con lo que sus perspectivas difieren sustancialmente.

Esta difícil situación nos tiene que llevar a conjurarnos como sociedad. Cada uno de nosotros, desde nuestra posición, debemos aportar para sobrellevar esta desfavorable coyuntura que se prevé larga. Lo que nos une es mucho más que lo que nos separa y los retos a afrontar revisten la suficiente envergadura como para afirmar, sin temor a equivocarnos, que la forma en la que los resolvamos marcará la calidad de vida de las próximas generaciones. Retos que ya veníamos identificando con anterioridad adquieren ahora carácter de absoluta prioridad.

La búsqueda de la eficiencia energética, el impulso a la economía circular que nos permita buscar nuevos modelos de negocio y que reduzca los inputs productivos, o los necesarios avances de la digitalización de los diversos procesos empresariales y su integración en las cadenas de valor son retos a abordar con total inmediatez. Nuestras empresas, aunque acostumbradas a la gestión en un entorno inestable, comienzan a estar exhaustas y deben contar con todo el apoyo institucional para garantizar su propia supervivencia. La Cámara va a seguir reivindicando la enorme contribución que un tejido empresarial fuerte, diversificado e internacionalizado hace a nuestro territorio. Sabemos que contar con una industria capaz de competir con este éxito en los mercados exteriores ha sido y debe seguir siendo la piedra angular sobre la que pivotan nuestros niveles de bienestar.

Afianzar los procesos de internacionalización

Y es en el afianzamiento de los procesos de internacionalización donde esta Cámara de Comercio Industria y Servicios de Alava juega y seguirá jugando un rol fundamental. Nuestra Cámara es pionera en el fomento de la internacionalización de las empresas alavesas, poniendo al servicio de las mismas profesionales formados junto a todos los recursos de los que dispone la red cameral. Nuestro compromiso hoy continúa siendo firme. Y es ese es nuestro empreño fundamental, seguir estando involucrados en que la Cámara siga aportando al tejido empresarial una oferta de valor que sabemos que está en la base de la confianza que empresas e instituciones depositan en nosotros. En el Área Internacional, y dentro de un afán de cooperación y coordinación con los organismos involucrados en la promoción internacional nuestra vocación es articular y estructurar la labor de apoyo a la internacionalización de las empresas que se realiza en el territorio de Álava. Como integrantes de Eusko Ganberak mantenemos un acuerdo de largo recorrido con el Departamento de Desarrollo Económico y Competitividad, del Gobierno Vasco que se plasma en cuatro ejes principales:

  • El incremento de la base exportadora apoyando a las empresas tanto en la definición inicial de sus procesos de internacionalización, como en la consolidación de procesos incipientes
  • El establecimiento y asentamiento de equipos comerciales en las empresas a través de los PROFEX y PROFEX DIGITAL.
  • El acompañamiento en la prospección de nuevos mercados a través de acciones de promoción.
  • Y la difusión de las potencialidades de los nuevos canales digitales de comercialización

La Cámara mantiene a su vez el servicio de ventanilla de información internacional, que atiende numerosas consultas y que es el primer punto de atención para las empresas exportadoras alavesas gracias a otro convenio de largo recorrido con la Diputación Foral de Álava. Entidad con la que continuamos estrechando lazos con la promoción internacional del territorio como eje de nuestros programas bilaterales. La fidelización de la inversión extranjera en el territorio, la difusión de prácticas sostenibles como herramienta de competitividad entre las empresas internacionalizadas, la diversificación de su oferta o el fomento de la cooperación para la internacionalización son algunas de las líneas que trabajamos de forma conjunta.

Un año más seguimos prospectando las oportunidades internacionales de las empresas adheridas al Pacto Verde a través del convenio con el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz.

A su vez, y tal como prevé la Ley de Cámaras, nuestra Cámara desarrolla una oferta de servicios complementaria a los servicios conveniados que está destinada a completar un itinerario para las empresas alavesas, que abarca desde el apoyo en los procesos de reflexión para la internacionalización hasta el acompañamiento comercial con especial incidencia en aspectos operativos o de marketing digital.

Es por todo esto, que la Cámara seguirá acompañando y apoyando la labor de internacionalización y las exportaciones de las empresas alavesas, como una de las vías principales para sortear mejor esta crisis, diversificando clientes y mercados, con servicios y productos muy adaptados a las nuevas realidades de nuestras empresas, y siempre en colaboración con el resto de las administraciones.

Todo ello, como generador de riqueza y empleo en el territorio y buscando sin duda alguna, que la salida de esta crisis no genere en la medida de lo posible, grandes desigualdades en nuestro territorio.

En las últimas décadas se ha abrazado un modelo económico en el que economías avanzadas como la nuestra conservaban los procesos de alto valor añadido mientras que países en vías de desarrollo asumían las fases primarias de muchos procesos.

Este modelo, que ha permitido crecimiento y bienestar durante décadas, está basado en una amplia interconexión del comercio mundial. Los acontecimientos recientes, la pandemia, la crisis de suministros, el colapso logístico y ahora la guerra han comprometido esa interconexión evidenciando los límites del modelo.

La economía alavesa por su fuerte peso industrial está sufriendo en mayor medida que otras economías el impacto de esta crisis. El aumento del coste de los suministros y de la logística encarece los productos y sobre todo compromete la competitividad nacional e internacional de nuestras empresas. No podemos olvidar que el 60% de la producción de las empresas alavesas se vende en mercados internacionales. Estas empresas, que son la verdadera base del nivel de bienestar del que gozamos en el territorio, compiten no solo con países de nuestro entorno que pueden atravesar una situación similar sino también con economías que, en estos momentos, encuentran un acceso más favorable a esos recursos.

La reversión de esa situación requiere medidas a corto pero sobre todo a largo plazo. Junto a las medidas que ya se están tomando para paliar los efectos inmediatos de la crisis es necesaria una revisión real del modelo de generación de energía que abogue por una mayor autogeneración y un avance en modelos de economía circular que permitan la reutilización de inputs no procedentes de fuentes primarias.

Pero sobre todo requiere el compromiso de todos y todas cada uno en nuestro nivel en el convencimiento de que este esfuerzo no se debe centrar solo en resistir sino en construir. Al igual que la pandemia vemos que ha supuesto un fuerte impulso a la digitalización de los procesos podemos estar ante una crisis que nos dé la oportunidad de acelerar los avances hacia una economía más sostenible.