Euskadi confía en recibir 250.000 dosis de la vacuna de Janssen entre abril y junio, lo que permitirá acelerar más si cabe la vacunación, especialmente teniendo en cuenta que se trata del primer antídoto monodosis, es decir, que logra la inmunidad del paciente en un único pinchazo. Además se trata de un medicamento que no requiere de mayores complicaciones en el aspecto logístico, ya que a diferencia de la de Pfizer, que requiere de un almacenamiento en temperaturas ultrafrías de entre -60 y -80 grados, puede almacenarse y distribuirse entre 6 y 8 grados. La de Janssen se unirá a las vacunas de Pfizer, Moderna y AstraZeneca, que ya se administran actualmente con regularidad en la CAV.

La Agencia Europea del Medicamento (EMA por sus siglas en inglés) autorizó ayer la comercialización de la vacuna creada por la firma estadounidense Johnson & Johnson, al considerar que los datos sobre este antídoto son “sólidos y cumplen con los criterios de eficacia, seguridad y calidad”. Janssen se convierte así en la cuarta vacuna recomendable en la Unión Europea para luchar contra la infección por covid-19.

“Con este último dictamen positivo, las autoridades de la Unión Europea dispondrán de otra opción para combatir la pandemia y proteger la vida y la salud de sus ciudadanos”, celebró la directora ejecutiva de la EMA, Emer Cooke. Se trata, por tanto, de un “momento histórico” para la UE, que actualmente combate el coronavirus con los fármacos de Pfizer, Moderna y AstraZeneca. Sin embargo, la entrada en el tablero de juego de Janssen supone un importante paso adelante en la estrategia de vacunación europea, ya que además de lograr llegar a un mayor número de población en un menor periodo de tiempo, es la primera vacuna de una única pauta, es decir, la inmunidad queda garantizada con un solo pinchazo, no dos, como ocurre en el caso de las otras tres que están siendo administradas.

La vacuna de Johnson & Johnson fue testada en 44.000 personas de más de 18 años originarias de Estados Unidos, Sudáfrica y países de América Latina. El ensayo encontró una reducción del 67% en el número de casos sintomáticos dos semanas después de haber recibido el pinchazo en comparación a las personas que recibieron el placebo.

Al igual que con el resto de vacunas, los efectos secundarios registrados fueron generalmente leves o moderados y desaparecieron en un par de días. Los más frecuentes fueron dolor en el lugar de la inyección, dolor de cabeza, cansancio, dolor muscular y náuseas. No obstante, la EMA subrayó que “la seguridad y la eficacia de la vacuna seguirán siendo controladas a medida que se utilice en la Unión Europea”.