Tras más de dos meses y medio de guerra total contra el coronavirus, la epidemia en Euskadi parece acotada. Los datos han dado una tregua y más de 17.000 vascos han derrotado al covid-19. Pero para llegar hasta aquí ha habido que escalar la montaña más letal del mundo, desafiando la gravedad de 1.487 fallecidos y de 19.254 infectados que han pasado un calvario. Hoy, sin embargo, el mapa del coronavirus se ha transformado. Y aunque no es una foto fija, hay una evidente desaceleración de la curva de contagiados, de ingresos y por supuesto de defunciones.

En la fase exponencial, los muertos se doblaban cada pocos días: pasaron de 10 a 200 en una semana y de 200 a 1.400 la siguiente. Eso se ha moderado y la clave ahora es ¿se conseguirá frenar en seco? No hay que olvidar que los primeros brotes en el Estado español fueron los de Madrid, País Vasco, La Rioja y Aragón, donde se concentraron casi el 90% de los fallecidos en las dos primeras semanas. El coronavirus azotó de lleno a Osakidetza que ni en sus peores pesadillas había previsto una epidemia de esta magnitud y tuvo que ejercer una medicina casi de guerra contra un enemigo invisible y despiadado.

El primer fallecido del que se tuvo conocimiento en Euskadi fue el 4 de marzo. Era un hombre de 82 años con enfermedades crónicas que falleció en el Hospital de Galdakao con coronavirus, la primera muerte en la Comunidad Autónoma Vasca por esta epidemia y la segunda en el conjunto del Estado español que había notificado una defunción en Valencia en febrero.

Enseguida, comenzó el chorreo de contagios con alarmantes picos como el que se vivió a finales de marzo con más de 1.800 personas ingresadas en los hospitales vascos, y 32 muertos en una sola jornada. El 7 de abril, el número de víctimas mortales se disparaba a 52. Pero es que una semana después los números negros seguían sin remitir y el 14 de abril, por ejemplo, hubo solo aquel día, 43 defunciones. Habría que esperar más de un mes, hasta el 19 de mayo, para que se reportase el primer día sin fallecidos en hospitales vascos ya que solo se notificó la muerte de un octogenario que permanecía bajo control en su domicilio.

Ahora, los ingresos en la UCI han caído en más del 85% y en la tercera semana de mayo ha habido nueve días consecutivos sin ningún ingreso en las unidades de críticos cuando antes había centenares de pacientes graves en camas habilitadas ex profeso. El día más angustioso en la UCI se vivió el 2 de abril con 232 camas ocupadas. Como contrapartida, ayer eran 36 los pacientes en estado crítico por covid.

Porque el confinamiento de los ciudadanos logró esquivar in extremis el colapso sanitario y, a mediados de abril, la curva se empezó a aplanar. A pesar de que se puedan producir dientes de sierra, la evolución es positiva, como ha evidenciado en reiteradas ocasiones la consejera Nekane Murga. Y es que, aunque en la radiografía del virus se aprecie cómo se ha detenido la propagación de la enfermedad, eso no descarta que se produzca una meseta. De hecho, las cifras de defunciones diarias pueden estabilizarse durante bastantes jornadas como está sucediendo ya que rondan la media docena cada día. Es lo que se observó también en Wuhan, donde el número de fallecidos se mantuvo dos semanas en un máximo de entre 100 y 150.

El pasado 11 de mayo, Murga recordaba que hace un mes “estábamos hablando de 1.386 personas hospitalizadas y hoy, afortunadamente, dos tercios de las camas han quedado libres de pacientes covid-19, aunque seguimos teniendo más de 350 personas ingresadas en nuestros hospitales”. El jueves pasado, la consejera se ratificaba en un optimismo moderado. Y se mostraba convencida de que el virus muestra “una tendencia a la baja” y la comunidad autónoma está “en fase de contención, con menos contagios, capacidad asistencial suficiente y un plan para la detección precoz y seguimiento de nuevos casos”.

Otro dato para la esperanza. Si a finales de marzo y primeros de abril, el número de casos positivos nuevos subía como la espuma; 577 el 24 de marzo, 714 al día siguiente, 627, 24 horas más tarde. Ahora los casos se pueden contar con los dedos de las manos a pesar del elevado número de test que se realizan. De hecho, el martes 12 de mayo se contabilizaron 11 nuevas infecciones, una cifra que no se veía desde el 4 de marzo. Ayer mismo, se registraron trece.

Con el panorama cambiando de negro puro a gris claro, el pasado lunes, Euskadi dejaba atrás la fase de emergencia y pasaba a la de vigilancia sanitaria con medidas preventivas “menos invasivas de la libertad individual y colectiva” . De hecho, la situación asistencial actual no presenta el riesgo de colapso que existía cuando se decretó la emergencia sanitaria, e incluso se ha comenzado a retomar la actividad programada habitual.

Las buenas noticias pasan también por el elevado número de afectados que han dejado atrás el virus o han recibido el alta médica. Hay ya más de 17.000 vascos curados. La estadística refleja que el 88% de los enfermos han superado la enfermedad. Pero el dígito más relevante es el RO (o número reproductivo básico) que mide la cantidad de individuos a los que infecta un nuevo positivo y que en este momento supone el 0, 59 cuando en los días de plomo llegó a ser del 5,00. Sin embargo aunque la tormenta haya amainado, no se puede pasar página porque todas las heridas permanecen abiertas.

El día más angustioso que se vivió en las UCI vascas fue el 2 de abril con 232 camas ocupadas, ayer tan solo había 36 pacientes críticos

En marzo, las infecciones subían como la espuma; solo entre el 24 y el 25 de marzo se detectaron 1.300 nuevos contagios, ayer fueron trece