la radio más libre de Álava alcanza la treintena. Quién lo hubiera dicho aquel 4 de agosto de 1983, cuando Hala Bedi Irratia encontraba su espacio en las ondas por primera vez coincidiendo con el arranque de las fiestas de Gasteiz. Un inicio convulso, en el que la emisión tuvo que paralizarse repentinamente tras el arresto de uno de sus colaboradores por parte de la Policía, y marcado por la clandestinidad, la más dura de las dificultades por aquel entonces. Por fortuna, el proyecto tenía unas bases lo suficientemente sólidas como para sobreponerse a cualquier circunstancia. Con la autogestión y el asamblearismo como señas de identidad, nadie superaba en ganas a sus impulsores, procedentes de distintos movimientos sociales de la ciudad, pese a que contaban con unos medios técnicos más que precarios y a que el mero hecho de disponer de un techo desde donde emitir ya constituía un reto complicado.
Sólo dos días después de aquel estreno frustrado, el 6 de agosto, la reivindicativa voz de Hala Bedi volvía a escucharse con fuerza una vez trasladado a otro local de la capital alavesa todo su material técnico, un humilde equipo compuesto por una mesa de mezclas, los micrófonos, los reproductores de música y una antena que no se podía ver para evitar su clausura inmediata. La criminalización, las amenazas y los cierres fueron constantes durante los primeros años de andadura, al igual que los crecientes apoyos logrados entre los vecinos de la ciudad.
Sin censuras, sin licencias, dando voz a quienes no la tenían, incómoda para el poder, radicalmente libre. Esos mismos valores que ahora enarbola Hala Bedi, que a comienzos de los años 90 sentó las bases definitivas de lo que ahora es, un proyecto comunicativo solvente, con su traslado a su primera sede fija, ubicada en la calle Cuchillería, tras esos primeros años de resistencia. En 2004, Hala Bedi Irratia se movió tres calles hacia abajo, a Bueno Monreal, donde se encuentra su actual centro de operaciones.
Son las 11.00 horas y, como todos los días, la voz de Juan Carlos García Patas da forma a una nueva entrega de Suelta la Olla, uno de los buques insignia de Hala Bedi, cuatro horas diarias de radio en directo que muy pocos aficionados a las ondas locales no habrán escuchado en alguna ocasión. La infraestructura de la emisora ha crecido sustancialmente con el traslado a este local. Su "corazón y sus tripas", según describe Amaia Villanueva, una de las integrantes de esta gran familia, se encuentran en la planta baja, la zona de producción, redacción y donde se ubican los cuatro estudios de los que dispone. Ya en la planta superior está "el cerebro" de Hala Bedi, donde se celebran sus asambleas semanales, donde se almacena todo el material musical y audiovisual para la página web o se lleva la imprescindible contabilidad. Porque no hay que olvidar que mantener con vida Hala Bedi, donde nadie cobra un salario, es muy costoso. Alquileres, facturas... El 80% de los ingresos viene gracias a las aportaciones económica de sus socios, los halabelarris -casi 800-, y el resto de la venta de material, la organización de fiestas puntuales o de la txosna que la emisora instala todos los años en La Blanca.
¿crisis? "Somos un ejemplo vivo de que se puede funcionar de otra forma, en plena crisis económica", justifica Villanueva, con la vista puesta en la difícil situación que de un tiempo a esta parte atraviesan las radios comerciales. "Al hablar de radios libres parece que éstas están un escalón por debajo, pero la gente se sorprendería", advierte Carlos Spagnuolo, el que más canas peina en Hala Bedi, y que presenta un programa dedicado al tango, el género musical por excelencia de su Argentina natal. Acompañan a Villanueva y Spagnuolo, que llegaron a la emisora tras trabajar en otras radios comerciales, Javi Urkiza e Iñaki Landa, otros dos veteranos responsables de que la radio sea una realidad. El primero comenzó haciendo "el peor programa de la historia de Hala Bedi", Causas y Azares, sin ninguna experiencia previa. El segundo, reclutado cuando todavía estaba en la Universidad, no dudó en colaborar activamente para Suelta la Olla y otros programas e integrar el núcleo duro de Hala Bedi. Los cuatro suman alrededor de diez años de trayectoria en la emisora.
La asamblea de la radio se reúne todos los lunes a las 7.30 horas desde hace ya muchos años. En este foro se produce el necesario debate ideológico y se decide la gestión del día a día, antes de que comiencen las emisiones. Actualmente, 35 programas estructuran la programación, una cifra impensable en sus inicios que es posible gracias a la implicación activa de un cerca de un centenar de colaboradores. Zebrabidea, otro magacín diario de tres horas de duración y realizado en euskera, entre las 16.00 y las 19.00 horas, es el otro peso pesado de la parrilla.
Nadie queda de aquellos difíciles inicios, pero la radio nunca ha dejado de estar ahí fruto de una permanente regeneración. "Aunque ya no quede nadie, somos los mismos que cuando empezamos, como decía Eskorbuto. Hemos visto caer a un montón de radios a nuestro alrededor y nosotros hemos aguantado", certifica Landa. "Lo que nunca ha cambiado es el germen; no nos hemos profesionalizado ni aburguesado y se mantiene ese mismo espíritu de 1983", añade Urkiza. Con la asamblea y la autogestión como pilares y la inexistencia de una estructura jerárquica o de intereses comerciales o económicos. "Somos un colectivo más que una radio, que es la herramienta con la que canalizamos nuestras ideas y damos voz a esos colectivos que no pueden", certifica Urkiza.
El aniversario, coinciden todos, constituye un "punto de partida" para poner en marcha muchos nuevos proyectos. El que más ilusiona a esta familia es, sin duda, la implantación de una segunda emisora que emitirá íntegramente en euskera, Hala Bedi Bi, y que si todo va bien podría ver la luz el próximo año 2014.
"Tenemos un montón de frentes abiertos y una sensación de que celebramos estos 30 años mirando al futuro. Es muy ilusionante ver que tenemos tantos proyectos sobre la mesa", remarca Villanueva. "Hemos hecho todo los suficientemente bien como para consolidarnos, no sólo para ser un referente en Gasteiz sino en toda Euskal Herria", añade Urkiza. Gracias a Internet y a las emisiones a través de la Red de Radios Libres y Comunitarias, Arrosa, la inquieta voz de Hala Bedi sigue traspasando fronteras y dando buena fe de que tiene cuerda para rato.