Ciudad del Vaticano. El Papa Francisco reunió ayer a los cardenales electores y no electores en la Sala Clementina y les pidió no ceder al pesimismo, porque "es muy peligroso, es una tentación" y encontrar todos los días la valentía de llevar el Evangelio "a los cuatro ángulos de la Tierra". También les recordó que la mitad de ellos están en la vejez y que deben transmitir la sabiduría de esa vejez a los jóvenes. Así, recordó que "la vejez es el tiempo de la sabiduría de la vida", que "como el buen vino, mejora con los años", y el "tiempo de la tranquilidad y de la oración".
Por otro lado, el nuevo Pontífice destacó "la cercanía entre todos los cardenales, que ha hecho mucho bien a todos y la amistad y la apertura mutua que "ha facilitado la escucha del Espíritu". "El Espíritu Santo crea las diferencias, la originalidad, parece Babel, pero crea también la unidad", subrayó.
Igualmente, Bergoglio manifestó su deseo de poder, junto a los cardenales "servir a la Iglesia con humildad y amor" y recordó las palabras de Benedicto XVI: "Es Cristo quien guía a la Iglesia por medio del Espíritu Santo. Él es el alma de la Iglesia que hace un cuerpo solo". "Cristo es el único salvador de todos los hombre y este anuncio es válido hoy como fue al inicio del cristianismo", señaló Francisco.
De hecho, el Pontífice recordó, con "afecto y gratitud", que el Papa emérito Benedicto XVI ha prendido una llama en el corazón de todos y que esa llama seguirá ardiendo "gracias a la oración" y resaltó que "ha vivido el ministerio con humildad y mansedumbre". "Ha sido sabio y humilde, con la mirada hacia Cristo, Cristo Resucitado", señaló.
El infarto del cardenal Mejía El Pontífice quiso agradecer los trabajos para el Cónclave que le eligió 266 Papa de la Iglesia Católica al camarlengo, el cardenal Tarcisio Bertone y al cardenal Giovanni Battista Re y también tuvo un recuerdo para los cardenales enfermos que "han ofrecido sus sufrimientos". "Quiero deciros que antes de ayer el cardenal Mejía sufrió un infarto cardiaco. Está ingresado en la clínica Pío XI, pero su salud está estable y nos ha mandado sus saludos", afirmó el Pontífice a los cardenales. El cardenal Mejía, argentino como el Papa, es bibliotecario y archivero emérito del Vaticano. Al tener más de 80 años y como establece la normativa de la Iglesia, no participó en el cónclave en el que fue elegido pontífice su compatriota. El Papa iría después a visitarle a la clínica.
Antes de impartir la bendición apostólica, el Papa Francisco confió a María su ministerio y el de los cardenales para que refuercen la unidad, perseveren en la oración y testimonien la presencia del Señor.
Antes de sus palabras, el decano del Colegio, el cardenal Angelo Sodano, agradeció al Señor "el don que ha dado a su Iglesia al darle un nuevo pastor" y también mostró su agradecimiento al Papa Francisco por "aceptar con corazón grande y generoso la invitación del Señor" a ser el buen pastor. Además, Sodano remarcó que "el Espíritu Santo lo acompañará y lo iluminará" porque ese espíritu "rejuvenece la Iglesia y continuamente la renueva". El Papa Francisco, que sigue presentándose con sotana blanca y sin estola, y con su cruz de plata de obispo como único ornamento, saludó uno a uno a todos los miembros del colegio cardenalicio al finalizar su discurso.
El papa esquiva al cardenal Law El Papa Francisco tuvo un embarazoso encuentro en la Basílica Santa María la Mayor con el cardenal Bernard Law, acusado de haber encubierto a unos 250 curas pederastas entre 1984 y 2002, cuando fue arzobispo de la diócesis de Boston. En su primer día de pontificado, Francisco visitó Santa María la Mayor, donde reside el cardenal retirado, de 82 años, quien en ese momento se encontraba allí, según reconoció después el portavoz de la Santa Sede, el jesuita Federico Lombardi. El diario italiano Il Fatto Quotidiano aseguró ayer en una reconstrucción de los hechos que Francisco comentó a los que le acompañaban: "No quiero que frecuente esta Basílica". El cardenal Law, es arcipreste emérito de la Basílica Santa María la Mayor y, tras los casos de pedofilia que supuestamente encubrió, abandonó el cargo de arzobispo de Boston. "El cardenal Law estaba presente como arcipreste emérito y vio al Papa, después saludó a Francisco y continuó su camino", afirmó Lombardi.