A partir de septiembre, el Ayuntamiento de Vitoria pondrá en práctica diferentes iniciativas para dotar de más vegetación al Casco Viejo, un barrio con solo cinco metros cuadrados de verde por habitante, frente a los catorce y hasta veinte de otros distritos de la ciudad. Lo hará con la colaboración del vecindario al que ha invitado a apadrinar y amadrinar los espacios verdes que se van a crear.

Esta nueva infraestructura verde, cuya custodia pasará a manos de vecinos y vecinas, se colocará en solares y patios, a modo de jardines comunitarios; fachadas de las viviendas, con macetas en balcones y hasta un concurso de embellecimiento de balcones y calles. También con plantas trepadoras en las fachadas de los edificios; arbolado en patios privados; macetas en zócalos de comercios y bares; microjardines en rincones y maceteros en calles y plazas.

Son muchas las ciudades que pueden inspirar a Gasteiz hacia este modelo de cogestión por su larga experiencia en iniciativas similares a la que inicia el Casco Viejo. He aquí algunas:

Melbourne (Australia)

Ciudadanos forestales

La australiana de Melbourne está empeñada en fomentar métodos innovadores para reverdecer la ciudad. Entre las medidas adoptadas para dotar la urbe de más infraestructura verde están la creación de techos, muros y fachadas repletos de vegetación. En este sentido, ofrece guías para ayudar a la ciudadanía a planificar y diseñar estos espacios. A su vez, dispone de un mapa de las azoteas que muestra el potencial de las cubiertas solares, verdes y frías, y una guía de las especies más adecuadas, así como consejos sobre las mejores plantas para macetas, jardineras y trepadoras.

Al igual que Vitoria, Melbourne ha implicado a la ciudadanía en el mantenimiento de estos espacios verdes con la creación de la figura denominada ciudadanos forestales, personas formadas y capacitadas para hacer crecer el bosque urbano. Así, busca personas voluntarias que ayuden a crear paisajes urbanos. Asimismo, está convirtiendo las carreteras en espacios abiertos, capaces de mitigar los impactos del cambio climático.

Son múltiples los proyectos en marcha de la ciudad australiana. Un ejemplo son las azoteas y muros verdes. Así, ha construido un muro verde móvil, formado por especies autóctonas, que puede trasladarse de un barrio a otro para que toda la ciudadanía conozca su funcionamiento. Otro ejemplo son los jardines de drenaje. Se trata de fachadas verdes instaladas alrededor de las tuberías bajantes, etc.

Asimismo, este modelo que cogestión ofrece a la ciudadanía y al sector privado un mapa interactivo, pionero en el mundo, que muestra las vías verdes, en función de la luz solar que recibe y de su exposición al viento. A partir de ahí, con la aprobación del vecindario, el Ayuntamiento ha financiado el enverdecimiento de cuatro calles.

Barcelona

Un metro cuadrado más de verde por habitante

Barcelona quiere aumentar un metro cuadrado de verde por cada habitante en 2030. Esta cifra equivale a 160 hectáreas de nuevos lugares verdes. Para ello, la ciudad condal se centra en la cantidad y calidad de los árboles, que va ganando importancia durante las últimas décadas en la ciudad. También en la agricultura urbana, como instrumento para aumentar la superficie agrícola en la ciudad. Y en activar azoteas, cubiertas verdes y patios de luces en edificios existentes y de nueva planta, con el fin de sacar de ellos el máximo provecho social, ambiental y energético.

Para fomentar todas estas actuaciones, el Ayuntamiento financia hasta el 80% de proyectos colectivos. En cuanto al modelo de cogestión con la ciudadanía, la ciudad cede solares municipales en desuso a entidades, asociaciones y fundaciones sin ánimo de lucro para que cultiven un huerto o jardín.

Además, crea una red de voluntarios para los parques y organiza cosechas de naranjos para hacer mermelada solidaria. Igualmente, ofrece el apadrinamiento de un alcorque definiendo muy bien quién puede plantar,  dónde (tipo de vial) y qué tipo de vegetación.

Otro de sus programas consiste en impulsar espacios verdes de propiedad privada, mediante la promoción de huertos, y el ajardinamiento de balcones, terrazas, azoteas, cubiertas, muros y patios ajardinados, al igual que plantea Gasteiz en el Casco Viejo. Por último, el Ayuntamiento facilita ayudas económicas para la rehabilitación y renaturalización de tejados y azoteas de los pisos.

Montpellier (Francia)

Reducir la temperatura

Montpellier, consciente de los desafíos climáticos, apuesta por la revegetación a gran escala de la ciudad para reducir las temperaturas y por que esta iniciativa sea un asunto compartido con la población.

Estos modelos de gestión pasan por crear jardines compartidos: cuando un grupo de vecinos quiere crear un jardín compartido, el terreno lo facilita el Ayuntamiento, crea una asociación o se une a una existente, y el jardín se confía a dicho colectivo por un periodo limitado renovable.

Otra posibilidad es el bono de naturalización. El objetivo es acompañar a cada persona en su proyecto de revegetación del espacio público, creando un espacio de cultivo en la vía pública, cerca de su domicilio. Existen cuatro tipos diferentes de bono verde: microfloración (agujero en una acera al pie de un muro. Instalación de soportes de crecimiento en la pared sobre el agujero o jardinera. Donación de una planta trepadora para recoger), tanque de cultivo (regalo de una caja de madera, lista para cultivar), pie del árbol (adición de tierra vegetal y listones de madera al pie de un árbol) y regalo de un árbol frutal. El Ayuntamiento organiza la implantación de los bonos de naturalización en dos sesiones al año. Uno en primavera y otro en otoño.

Manchester (Inglaterra)

Mejorar la salud mental

Mánchester se ha propuesto ser una ciudad neutra en carbono para 2038. Bajo ese prisma, desarrolla la denominada prescripción social verde, es decir, apoyar a las personas con mayor riesgo de desarrollar una mala salud mental a través de la naturaleza y de las actividades al aire libre. Asimismo, evalúa la funcionalidad de los ríos y arroyos locales y analiza los patios traseros de las casas para comprender mejor el medio ambiente local de la ciudad.

Ofrece a sus habitantes diversos programas para que gestionen la naturaleza urbana. Así, los voluntarios se encargan de la vida silvestre y registran las especies. En 2021 se recopilaron 1.855 registros de 526 especies diferentes. En materia de concienciación está la iniciativa Mi escuela salvaje, que parte de la base de que si las personas no entienden el mundo natural, no se tomarán la molestia de protegerlo.

Friburgo (Alemania)

Patrocinio de árboles

Friburgo comenzó a trabajar en la transformación de su trama urbana en los años 70 del siglo pasado introduciendo estándares más ecológicos, se propuso convertirse en una ciudad respetuosa con el medio ambiente. Así, la ciudad germana desarrolla la iniciativa Green up, un programa de financiación de edificios verdes, muy similar al que va a llevar a cabo Gasteiz en el Casco Viejo. Friburgo introduce la vegetación en tejados y fachadas de edificios, y tiñe de verde los patios de las casas, como medida para contrarrestar el efecto del clima urbano en una ciudad interior cada vez más calurosa. De esta manera, retiene el agua de lluvia y enriquece la biodiversidad.

Además, ofrece patrocinios de árboles de la ciudad, parques infantiles, jardines o cementerios; limpieza y reparación de bancos públicos. Se trata de un modelo de cogestión con la ciudadanía en trabajos de ecología urbana, como la contención del minador del castaño, la biodiversidad en espacios verdes o la siega de hierba alta.Friburgo delega en sus habitantes la responsabilidad en la construcción y mantenimiento de jardines urbanos en espacios públicos.

Recolección urbana de plantas silvestres

La implicación de la ciudadanía en la naturalización de las ciudades está presente también en Berlín y madrid con la recolección de plantas silvestres (forrajeo urbano).


En el caso de Espigar, en Madrid, se trata de un proyecto comunitario que consiste en salir en grupo una vez al mes por la ciudad y sus alrededores a encontrar y reconocer aquellos espacios desconocidos donde poder abastecerse. Por ejemplo, antiguos olivares, solares con hierbas aromáticas, frutales en parques que nadie recolecta, etc.


El objetivo final es generar un mapa online para informar de la ubicación de estos recursos sin uso, con la intención de conocerlos, cuidarlos, respetarlos e incluso recolectarlos. También Vitoria ha empezado a plantar frutales en la vía pública, como se puede ver en Zabalgana y a poner en marcha los primeros bosques comestibles, como los de Salburua y Judimendi.


‘belles de bitume’ Otra experiencia de cogestión, en este caso itinerantes, sin una sede fija, es el proyecto Belles de Bitume. Se trata de una propuesta a medio camino entre un espectáculo botánico instructivo y una pieza artística.


Así, una persona narradora da vida al espíritu de las belles (las plantas del asfalto) y el público escribe sus nombres en el suelo. Los cuentos en torno al nacimiento de las flores y la mitología de los árboles acompañan un paseo y un recorrido imaginario. En la calle, cada planta se convierte en un personaje de cuento y el espacio público, en el escenario de un imaginario vegetal. El público, como en la escuela, participa en la lección de botánica. Y la imaginación del espectador se despliega...


Tras la pieza, permanece durante unos meses la huella del nombre de la planta escrito en el suelo. Ese nombre recuerda la conexión de las personas con la tierra. Es una iniciativa privada, para un público variado, que colabora en este tipo de taller: escolares, universitarios, personas mayores, grupos de teatro de calle, cuenta cuentos...

San Francisco (Estados Unidos)

Vegetación en aceras y bordillos

La ciudad estadounidense trabaja con la ciudadanía para construir instalaciones temporales que conviertan los espacios públicos infrautilizados en lugares de uso comunitario reverdecidos. ¿Dónde se construyen? No importa si es en un carril de estacionamiento o en una azotea; en una calle sobredimensionada o en un terreno baldío. Son creaciones de distintas formas y tamaños, que pueden durar desde un día hasta toda la vida. Así, el verde inunda aceras, espacios peatonales, bordillos de aceras en el lado de la carretera, calles, vías públicas reservadas para el vehículos y espacios privados. Y, ¿quién construye estas infraestructuras verdes? Ciudadanos de a pie con ideas para mejorar sus barrios y con financiadores.