El Baskonia dijo adiós a su candidatura para la Copa y puso el broche a la primera vuelta con una evidente sensación de desgaste en sus filas. El cuadro vitoriano cayó apeado ante el líder después de protagonizar un fatídico arranque de partido en el que el equipo de Dusko Ivanovic estuvo lejos de una versión reconocible y que obligó a la postre a remar a contracorriente para poder recortar las inabarcables distancias en el casillero.

El Baskonia afrontó la finalísima ante el Real Madrid con un exceso de revoluciones que se evidenció en las primeras posesiones. Los de Dusko Ivanovic no fueron capaces de encontrar su sino y el implacable acierto mostrado por el Real Madrid hizo el resto. 

La escuadra merengue hizo mucho daño con sus ocho triples en el primer cuarto y los vitorianos no pudieron detener el excelso estado de forma de Hezonja, Musa y Yabusele, los tres verdugos de la aciaga noche vivida en el Buesa Arena. 

La desventaja de 18 puntos generó un estado de nerviosismo y ansiedad en las filas azulgranas que se hizo notar en la amplia mayoría de los ataques. Pese a la encomiable reacción del tercer cuarto liderada por Miller-McIntyre y Chima Moneke, el Baskonia finalizó la contienda inoperante de cara al aro y con un profundo vacío en la pugna del rebote defensivo.

El Baskonia, eso sí, no dio su brazo a torcer y elevó la dureza física tras el descanso. En los últimos compases del tercer cuarto, estuvo cerca de lograr la gesta y remontar el enorme colchón de puntos adquirido por el Real Madrid. De hecho, los vitorianos redujeron la distancia a seis puntos gracias al aumento de intensidad en el robo y en las ayudas. Durante el tercer cuarto, el equipo visitante cometió siete pérdidas fruto de la fe y la intesidad defensiva mostrada por el anfitrión. 

Sin embargo, el desgaste físico de la corta rotación dispuesta por Ivanovic acabó pasando factura en el epílogo, donde el conjunto visitante se exhibió como una apisonadora desde el exterior para hundir al anfitrión en su amargura. Sin el antídoto ante la letal precisión exhibida por el Real Madrid desde el exterior, el Baskonia echó en falta la frescura de su corta rotación. 

De manera inevitable, los tropiezos en aquellos compromisos ligueros ante el Obradoiro, Gran Canaria o Andorra obligaban al Baskonia a no fallar ante la inmisericordia del líder. 

La cita ante el Real Madrid adquirió un ambiente con tintes épicos y en el que prácticamente solo valía ganar. Sin embargo, el estado de necesidad que se respiró en el estadio de Zurbano generó, en contrapartida, un caldo de cultivo de enorme nerviosismo. El Baskonia no fue capaz, a la postre, de rescatar el billete hacia la Copa del Rey de Málaga poniendo así el colofón a una primera vuelta demasiado irregular.