Escuchar conversaciones ajenas siempre ha estado muy feo. Los cotillas no son nada apreciados (aunque después prestemos atemción a sus descubrimientos). Además, en el mundo occidental al menos, la inviolabilidad de las comunicaciones privadas está protegida y solo una autorización judicial puede permitirla.
Pero desde siempre ha habido quien se ha esforzado en captar estas comunicaciones para provecho propio, sea cual sea.
Con el avance de las tecnologías se han sofisticado tanto los medios para impedir escuchas no deseadas como los para quebrar las barreras.
Y con los medios actuales, como teléfonos móviles conectados a internet que guardan toda nuestra vida, nuestra identidad y casi el acceso a nuestros bienes, el miedo a ser espiado y nuestros secretos revelados es mayor que nunca. Sobre todo ahora que el programa Pegasus de espionaje telefónico se encuentra en boca de todos.
Siempre podemos confiarnos en que nuestra vida no interesa a nadie, pero hay malos o algún beneficio producto de un chantaje o una estafa.
Y colarse en un móvil ajeno no es complicado dado el acceso casi general a internet y la abundancia de virus informáticos malintencionados que pueblan el ciberespacio.
Por ello debemos ser muy precavidos con las medidas de seguridad que aplicamos.
¿Qué puede hacernos sospechar que tenemos un intruso?
Nuestra terminal puede hacer cosas raras que nos llamen la atención. Una de ellas aislada no es muy significativa, pero si es muy repentina y no le encontramos una explicación factible y razonable, conviene sospechar. Si se da más de una, las alarmas deberían empezar a sonar.
Entre esos comportamientos raros puede estar el apagarse o reiniciarse de forma inesperada, que algunas aplicaciones se activen de forma automática o que tarden en ponerse en marcha. El recalentamiento de la batería o del teléfono puede darse por un uso intensivo, y ocurre cuando no lo estamos usando o tenemos pocas aplicaciones abiertas, entra dentro de lo raro.
Un consumo de datos rápido sin que hagamos una navegación intensiva debería dar que pensar. Si ha ello unimos la recepción de mensajes desconocidos o extraños, cuando tarda en encenderse o apagarse, ruidos extraños cuando hablamos por el móvil… Todo junto debería hacernos sospechar.
¿Cómo lo comprobamos?
Puede ocurrir que las llamadas a nuestro móvil estén desviadas y pasen por otra terminal. La forma de comprobarlos es con un código MMI. Estos códigos se emplean para testear el estado de diversas funciones de los teléfonos. Si marcamos el *#62# podemos averiguar a qué número se desvían las llamadas entrantes que no contestamos. Si está activado y no concemos el número, malo.
También se saber, en principio, si el teléfono está hackeado a través del IMEI. Es un identificador único que tiene cada teléfono móvil. Esto quiere decir que el número IMEI de tu móvil no lo tiene ningún otro teléfono del mundo, y cuando tu dispositivo se conecta a una red le envía automáticamente este identificador. Pues bien, marcando en el teclado *#06# aparecerá un número de muchas cifras. Si al final aparecen dos ceros, es posible que alguien escuche nuestra llamadas (aunque en ocasiones puede ser el número de la compañía de telefonía). Y ojo, que si aparecen tres ceros, no solo nos escuchan , sino que también leen los mensajes acceden a archvos e imágenes.
Un tercer modo de cerciorarnos de un posible espionaje es marcar en el teclado *#21#. Es el móvil el que te alertara de un intento de intrusión.
Solucionar el posible 'hackeo'
Si con todo esto llegamos a la conclusión de que en el teléfono hay más orejas de las que debiera, una forma de recuperar el control es pulsar el código **##002#, que anula automáticamente todo desvío que se encuentre activado. Otra manera es contactar con la operador y que sea ella la que anule todo.
Una segunda solución más radical es formatear el teléfono. Primero y mas prudente es hace una copia de los archivos y fotografías, ya que de los contrario lo perderíamos todos. Después, desde los ajustes de la terminal, seleccionar Copia de Seguridad, buscar Borrar todos los datos y cuando se reinicie, configurarlo desde el principio. Así se habrá borrado todo.
A grandes problemas soluciones definitivas. Cambiar el móvil y se acabó el problema. Un paso más allá es cambiar también de número.