Telecinco emitió ayer en prime time, de la mano de Jorge Javier Vázquez, dos nuevos capítulos del culebrón de Rocío Carrasco, Montealto, un preámbulo de lo que será En el nombre de Rocío, la segunda temporada de la docuserie de la hija del boxeador Pedro Carrasco y la cantante Rocío Jurado, ambos ya fallecidos.
El especial incluyó dos documentales: Licencia para hablar, sobre el reencuentro de Rocío Carrasco con los familiares que la han apoyado siempre; y Los papeles de la Rota, sobre el proceso judicial que acabó con la nulidad del matrimonio entre la protagonista y el que fuera su marido Antonio David Flores.
En Los papeles de la Rota se destaparon los 48 folios que recogían cómo vivió Rocío Jurado la relación de su hija, Rocío Carrasco, con su ya exmarido.
A lo largo del programa, la hija de la más grande no dejó títere con cabeza, pero puso en el centro de sus críticas a la parte más mediática de la familia Mohedano-Jurado y al viudo de su madre, el torero José Ortega Cano.
De sus tíos Amador y Gloria Mohedano, Rocío aseguró “para mí no existe ninguno de ellos. Hace tiempo que dejaron de formar parte de mi vida”. Se refirió a ellos como “una manada de alimañas que se han movido toda la vida por interés" y jamás la han querido realmente: "Ellos no me querían, me cuidaban para ganarse el favor de mi madre".
Pero, sin duda, el que salió peor parado tras las declaraciones de Rocío fue Ortega Cano, el último marido de su madre. Lo que en su día se presentó como un matrimonio ideal entre el torero y la folclórica, que se presentaron ante los ojos de toda la sociedad “tan agustito” el día de su boda, parece que con el paso de los años la relación no fue tan idílica.
Si ante el Tribunal Eclesiástico de La Rota, para alegar la mala relación entre Antonio David Flores y Rocío Carrasco cuando eran pareja, el torero habló de inmadurez, infidelidades, malas actuaciones conyugales del que fuera su yerno, ahora es Rocío quien se lleva la peor parte: “Siempre ha tenido un comportamiento irregular”, aseguraba Ortega.
Esas palabras hicieron que Rocío explotara y desatara su ira contra el que fuera marido de su madre: “Puede que yo haya tenido un comportamiento irregular, pero nunca he tenido un comportamiento ilegal o delictivo”. Y, por si no quedaba claro, fue más explícita: “No conduzco. No bebo. No cojo coches…”, en alusión al torero, quien en 2015 fue condenado a dos años, seis meses y un día de cárcel por homicidio imprudente y conducción temeraria por la muerte de un hombre en un accidente de tráfico.
Rocío fue aún más allá y, sin medias tintas, aseguró que, si pudiera hacerlo, borraría al torero de la vida de su madre: "Si me lo preguntas te diría que sí, no por nada, con esto no quiero hacer de menos a nadie ni dar a entender que esos niños no tendrían que haber llegado, pero creo que, si Ortega Cano no hubiera estado en su vida, ella hubiese estado mejor".
Carlota Corredera quiso ir más allá y le preguntó a Rocío Carrasco directamente si creía que su madre también hubiese borrado a Ortega Cano de su vida, a lo que la hija de ‘la más grande’ contestó con prudencia, pero con contundencia: "Yo en algo así no me atrevo a hablar por ella, pero si tengo que responderte en mi opinión te digo que sí, que ella también le habría borrado de su vida de haber podido".