En realidad, y desde sus inicios, Mickey Mouse cumplió el sueño capitalista americano (Way of Life), compartiendo casa con su novia y su perro pluto, nada podría ir mejor.
Por supuesto en el país de las oportunidades, extranjeros como Aladdin o la brigada Hakina Matata conviven en armonía y felicidad. Y, es, que, la factoría de los sueños se ha convertido en el monopolio que genera millones anuales, aunque puede que la otra cara esconda tenebrosos secretos.
La industria de animación y también cinematográfica ayuda a los más pequeños a conciliar el sueño, aun siempre con grandes acotaciones capitalistas. Algo que desde luego no piensan los trabajadores del ratón más famosos del mundo.
Según uno de los últimos informes publicados, una serie de entrevistas a 5.000 empleados consiguió destapar como más del 85% de los empleados del primer parque tenía desde falta de vivienda hasta inseguridad alimenticia.
La revista ‘Variety’ advertía en una de sus publicaciones, que, en cierto modo hay que tener miedo a la más gigantes de las industrias, pues se trata de una compañía que ha tomado el control de todo, siendo el futuro.
Negocio o injusticia
Si cerramos los ojos ante la irremediablemente justicia, una empresa tan poderosa posiblemente pueda mover algo tan personal como son los sueños.
Mientras la compañía del ratón genera sueldos extraordinarios, los trabajadores, por su parte, esperan poder dejar de ser los lacayos de la compañía, y aplicar el Hakuna Matata, al menos por un día.