Cada vez es más habitual que parejas se conozcan por redes sociales y muchas historias de amor, o simplemente vínculos sexoafectivos, han nacido a través de aplicaciones como Instagram o Tinder. De ahí que hoy en día los términos ‘responsabilidad afectiva’ y ‘ghosting’ estén en el punto de mira.
A su favor, las redes sociales hacen más fácil la manera de conocer gente. Sin embargo, tienen un gran punto en contra: la posibilidad de desaparecer de la vida de alguien si esa persona no es de tu agrado.
Algunos se toman esta teoría en serio y practican con asiduidad el ‘ghosting’, una práctica que consiste en desaparecer de la vida de otra persona de un día a otro, mediante un ‘block’ o simplemente dejando de contestar cualquier mensaje.
Según explicó la sexóloga norteamericana, Lorrae Bradbury, a la revista ‘Men’s Health’, el ‘ghosting’ es una manera de finalizar una relación sin tener que ofrecer una explicación sobre cómo se siente uno realmente.
Algunas ‘victimas’ de esta práctica se lo toman mejor que otras. Cuanto mayor es el vínculo entre la pareja, más probable es que la persona afectada tenga un grave daño mental o emocional.
No obstante, la responsabilidad de este problema radica en las personas que lo ejercen. La psicóloga californiana, Carla Marie, argumentó que el ghosting es un síntoma de personalidad débil, con muy baja autoestima, ya que “nadie con confianza y seguridad en sí mismo podría caer en actitudes que sean poco respetuosas o que hagan daño a otras personas”.
Actuar con empatía
Frente al ‘ghosting’, aparece el fenómeno de la ‘responsabilidad afectiva’, un llamado a actuar de manera responsable en las relaciones de pareja o en los vínculos sexoafectivos.
Este término lucha para que se consideren las emociones del otro, para que las personas sean claras y transparentes a la hora de conocer a alguien y evitar así posibles daños futuros.
La responsabilidad afectiva nace a raíz del feminismo. La psicóloga y sexóloga Agustina Fulgueiras explicó al medio ‘Galería’ que las teorías feministas de los años 80 deconstruyeron el amor romántico y las relaciones monógamas. A raíz de aquello, las relaciones poliamorosas aumentaron y se empezó a descuidar los lazos entre personas.
De esta manera, se ha empezado a luchar por las relaciones sanas, fundamentadas en la comunicación y en el respeto mutuo. El ‘ghosting’ no debe ser una opción para terminar una relación, ya que una persona que realiza esta práctica no puede tener amor por otra persona, porque no tiene amor propio.