MADRID. La intervención, considerada entonces una "odisea científica", según ha reconocido la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), la realizó el 3 de diciembre de 1967 el médico Christiaan Barnard en el Hospital Grote Schurr de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), logrando trasplantar con éxito un corazón a un paciente de 53 años que presentaba una insuficiencia cardiaca asociada a una diabetes.

"La comprobación de que ante mí se hallaba un hombre tendido, un hombre sin corazón, pero vivo, me parece que fue el momento que me infundió más pavor", según reconoció el propio Barnard tras observar la cavidad pericárdica vacía del receptor.

La operación duró cerca de cinco horas y, tras 52 minutos de suturas cardíacas y un choque eléctrico, el corazón del donante comenzó a latir en el tórax del receptor.

Y aunque el receptor acabaría falleciendo 18 días después como consecuencia de una neumonía, la intervención representa todo un hito en la historia de la medicina, ha añadido Javier Segovia, presidente de la sección de insuficiencia cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), que este viernes organizó una jornada científica en Madrid para conmemorarlo.

La técnica la había aprendido en Estados Unidos con el profesor Norman Shumway, del Hospital Stanford Lane de San Francisco, que en 1959 realizó el primer trasplante de corazón en animales, concretamente en perros, pero que sin embargo no pudo llevar a la práctica clínica en humanos por los problemas de rechazo y al tratarse de una técnica tan incipiente.

Además, un hecho menos conocido de esta fecha es que, al mismo tiempo, que se extrajo el corazón del donante, otro equipo de cirujanos extirpó el riñón derecho, se empaquetó en hielo y fue transportado a toda velocidad al Hospital Kart Bremen, a veinte millas de distancia, para trasplantarlo a un niño de diez años de edad.

Tras la cirugía de Barnard se intentaron experiencias similares en diferentes países europeos, pero con pésimos resultados. De hecho, en 1968 el cardiólogo Cristóbal Martínez Bordiu, marqués de Villaverde y yerno de Francisco Franco, trató de realizar en el hospital de La Paz de Madrid el primer trasplante cardiaco en España, pero el paciente apenas sobrevivió unas horas.

De hecho, tras el fracaso de los primeros trasplantes muchos centros dejaron de hacerlo y no se consiguieron mejorar los resultados hasta finales de los años 70 con la introducción de la ciclosporina, el primer fármaco realimente eficaz contra los rechazos.

EL PRIMERO EXITOSO EN ESPAÑA, 17 AÑOS DESPUES

Un hecho que favoreció que en mayo de 1984 los cardiólogos Josep María Caralps y Josep Oriol Bonín llevaran a cabo en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona el primer trasplante cardiaco con éxito en España, ya que el paciente sobrevivió 9 meses. "Teníamos el convencimiento de que iba a funcionar, de hecho la técnica de sutura es una de las más sencillas en cirugía cardiaca", ha reconocido Caralps, para quien el éxito fue posible gracias a todo el equipo de profesionales que logró evitar que se produjeran infecciones posteriores.

En julio de ese mismo año Ramón Arcas, en la Clínica Universitaria de Navarra, logró trasplantar con éxito otro corazón. Y en septiembre de ese mismo año, Diego Figuera, en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid, se uniría al grupo de pioneros al realizar además el primer trasplante pediátrico a María Dolores Ortega, cuando apenas tenía 11 años. "Tenía mucho miedo de todo, no sabía qué pasaba", según recuerda esta paciente, que actualmente tiene 44 años y lleva una vida normal, a pesar de haber recibido un segundo trasplante ya de adulta. "Todos los días pienso que estoy viva gracias a otras personas, la vida me la han dado ellos".

Desde 1984 hasta la fecha más de 8.000 personas se han beneficiado de este tipo de terapéutica, 427 de ellos niños. Además, las cifras de supervivencia tras un trasplante cardiaco han ido mejorando con la experiencia y son, en la actualidad, del 80 por ciento al año y 70 por ciento a los 5 años del trasplante. Hoy en día, más de 500 pacientes españoles han vivido 20 años o más tras haber recibido un corazón.