madrid - Disfruta y sufre con sus personajes, les da una vida potente y busca en ellos las aristas suficientes para impregnarles de fuerza y credibilidad. Es la aristócrata de la serie Tiempos de guerra en Antena 3, una historia basada en hechos reales que transporta al espectador a la segunda década del siglo XX y sitúa la acción en el norte de África. Está encantada con el modelo de mujer que le ha tocado interpretar, sobre todo si contextualiza sus acciones con la época en la que vivía y donde arriesgó demasiado teniendo en cuenta que pertenecía a la alta sociedad. Esta serie muestra la parte histórica de hechos ocurridos en 1912 mezclada con tramas de amor, desamor y traición.
Duquesa de la Victoria, ¡vaya título! Suena fuerte.
-Ja, ja, ja? Suena potente, pero creo que lo más potente de la duquesa de la Victoria fue su obra; la que dejó ella y las damas enfermeras de principios del siglo XX.
¿Conocía usted esta historia?
-No, tengo que confesar que no la conocía. Es una de esas cosas bonitas que te brinda el trabajo; es lo que tiene nuestra profesión, no sólo conoces al personaje, también hechos históricos. Esta era una historia de la que nunca oí hablar. Había oído hablar de la guerra, pero no de las damas enfermeras.
¿Cómo han sido las grabaciones?
-Como una guerra. Hemos estado grabando durante siete meses. Pinillos, uno de los directores, me decía: “Tú olvídate de todo, hazte a la idea que vas a la guerra. Como en cualquier rodaje, lo hemos dado todo, estamos cansados”.
Últimamente trabaja en series de una factura increíble: ‘Bajo sospecha’, ‘Crematorio’? y sus papeles son también muy potentes.
-Me siento muy afortunada. Todas las mujeres que interpreto tienen mucha fuerza, pero no tienen nada que ver unas con otras. La reina que hacía en Isabel no se parece en nada al personaje de Bajo sospecha, tampoco al de Olga en La embajada o al de Silvia en Crematorio. Es verdad que son personajes con mucha complejidad y que cada vez aparecen más en televisión, también otras actrices hacen papeles muy interesantes.
¿Piensa que ha mejorado tanto como se dice la ficción televisiva española?
-Ha evolucionado mucho a todos los niveles. Desde lo primero más conocido que hice, Periodistas, la televisión ha cambiado mucho, ha evolucionado. Ha crecido el nivel técnico, las historias son muy buenas y lo que espero que no perdamos nunca es la ilusión que teníamos en aquellos años; teníamos una pasión y una cierta ingenuidad que nos daban un espíritu especial, muy creativo.
Probablemente no le guste la pregunta, pero ¿se quedaría con alguno de los personajes?
-Contestaría que con todos. Es imposible. El personaje que tal vez tuvo menos relevancia en mi carrera fue en De repente, los Gómez. Duró poco y, sin embargo, es la composición de personaje de la que más orgullosa estoy. Un personaje muy significativo fue el que hice en Crematorio, lo fue por lo que supuso esa serie y por trabajar con Pepe Sancho. A nivel de actriz, Bajo sospecha ha sido quizá mi personaje más interesante y el que más me marcó.
Un personaje duro el de ‘Bajo sospecha’, porque a pesar de que era la madre de la niña desaparecida también estaba en la lista de sospechosos.
-A mí me gusta trabajar con tiempo y a este proyecto fue llegar y empezar. Me tiré a la piscina sin pensarlo dos veces.
¿Se sintió insegura?
-Creo que fue bueno que fuera así en este caso. Yo no tenía una idea preconcebida, no pude armar nada. Fue todo un acto de fe. Hablas de la dureza, yo tenía miedo de que pudiera haber madres o padres que por desgracia hayan estado en esta situación y se sintieran mal con la serie. Estoy muy contenta con las reacciones que hubo.
¿Un personaje duro el de la actual duquesa?
-No. Es divertidísimo. Lo único duro ha sido la larga duración del rodaje, han sido siete meses y me ha costado aguantar la energía de esa mujer. No sé cómo era la duquesa de la Victoria real, pero la que han escrito en los guiones es una mujer con una energía inagotable; ya puede estar muriéndose que ella sigue adelante. Eso para una actriz es divertidísimo, aunque había días que no podía con ella. Lo difícil ha sido sostenerla.
Acaba de grabar una película en Hollywood.
-Es una película que se llama The promise, está dirigida Terry George. Surge del genocidio de los armenios por parte de los turcos en 1914. Yo hago el personaje de una mujer armenia y estoy casada con un mercader, pertenecían a los armenios bien situados, estaban muy integrados en la sociedad turca en Constantinopla, pensaban que nunca iban a ir a por ellos pero sí fueron. Ella se queda sola con sus dos hijas y se niega a salir de su país.
¿Hay mucha diferencia entre hacer cine en España y cine en Hollywood?
-No es que tenga mucha experiencia, sólo he hecho El amor en tiempos de cólera, Las crónicas de Narnia y esta, pero creo que no hay diferencias, que cuando se dice “Acción”, es lo mismo en Badajoz, Bilbao, Madrid, Londres o Hollywood. El trabajo es el mismo, quizá sean diferencias culturales. Allí, en Hollywood, todo es más profesional pero de alguna forma también es más aséptico e impersonal.
¿No ha tenido tentaciones de quedarse al otro lado del Atlántico y hacer carrera americana?
-Soy completamente bilingüe, hice la carrera de Arte Dramático en Estados Unidos, aunque después estuve en la escuela de Juan Carlos Corazza, él es mi maestro. Volví a Estados Unidos, hice alguna cosa y, tal vez en aquel momento, pensé en trabajar allí. Pero después llegaron Periodistas, Hospital Central,... salieron más cosas y volver me pareció algo forzado.
Hay compañeros suyos que sí han conseguido trabajar a los dos lados.
-A mí no me gusta cuando me preguntan eso de si me apetece dar el salto a Hollywood. Los compañeros que han trabajado allí son personas que tienen un talentazo enorme, han renunciado a mucho. Esa expresión del salto a Hollywood tendriaís que quitarla los periodistas de vuestros textos, es muy engañosa.
¿En qué sentido?
-No hay saltos, hay una inmersión de vida, las personas que han trabajado y siguen trabajando ahí, continúan renunciando a muchas cosas, empezando por trabajar en un idioma que no es el suyo. Cada vez hay más pruebas y más coproducciones. Si algo me convence, voy lo hago y me vuelvo. Aquí están mi familia y mi trabajo.
Diferencias salariales entre actores y actrices, falta de papeles para las mujeres a partir de cierta edad? ¿Cómo ve estos temas?
-Creo que lo importante es que hay una conciencia de estas situaciones, queda mucho camino por recorrer.
¿Faltan personajes a partir de los cuarenta y tantos?
-Hay personajes pero menos. Podría haber más. El espectador de cine, teatro o televisión merece historias en las que haya personajes con los que se pueda identificar, no podemos hablar siempre de lo mismo. Vamos mejorando, aunque falta mucho por hacer.
Las cadenas tratan de hundir al rival programando a la vez series o espacios que hagan daño y, si se puede, conseguir hundir al de enfrente.
-Ése es el juego. Tiene que ver tanto con el propio sistema que no tengo ninguna opinión, es así. Hasta que las audiencias no se computen de otra forma, hasta que dejemos la televisión tradicional en la que la gente se sienta a ver la emisión y hasta que no cambien muchas cosas, éste es el juego. Nosotros estamos metidos en ese bombo y no se puede hacer nada. Yo trato de hacer mi trabajo y luego me olvido de lo demás.
¿No mira las audiencias?
-Por supuesto que las miro, no es que no me afecten ni importen, pero no les doy mucha bola, hay tantas cosas que no dependen de nosotros?