MADRID. Este esfuerzo de Fase Dos del experimento de CIP para probar el cultivo de papas en condiciones marcianas simuladas comenzó el 14 de febrero de 2016 cuando un tubérculo fue sembrado en un ambiente marciano sellado herméticamente en un CubeSat construido por ingenieros de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC) sobre los diseños y el asesoramiento proporcionado por el Centro Ames de la NASA. Los resultados preliminares son positivos.

El proyecto "Patatas en Marte" fue concebido por CIP para entender cómo las patatas podrían crecer en las condiciones de Marte y también ver cómo sobreviven en condiciones extremas similares a las partes del mundo que ya sufren el cambio climático y los choques climáticos ya están experimentando.

El investigador asociado del Instituto SETI,Julio Valdivia-Silva, ha trabajado en el Centro de Investigación Ames y ahora trabaja en UTEC en Lima (Perú). "Si los cultivos pueden tolerar las condiciones extremas a las que les estamos exponiendo en nuestro CubeSat, tienen una buena oportunidad de crecer en Marte. Haremos varias rondas de experimentos para descubrir qué variedades de papa se comportan mejor. Queremos saber cuáles son las condiciones mínimas que una patata necesita para sobrevivir", dijo.

El CubeSat alberga un contenedor que sostiene el suelo y el tubérculo. Dentro de este ambiente sellado herméticamente, el CubeSat proporciona un agua rica en nutrientes, controla la temperatura para las condiciones de día y de noche de Marte y imita los niveles de presión de aire, oxígeno y dióxido de carbono de Marte. Los sensores monitorean constantemente estas condiciones y las cámaras de transmisión en vivo registran el suelo en anticipación a la brotación de la papa.

Según el experto del CIP Walter Amoros, una ventaja de la papa es su gran capacidad genética para la adaptación a ambientes extremos. El CIP ha aprovechado esa capacidad para criar clones de papa que toleran condiciones tales como la salinidad del suelo y la sequía, con el fin de ayudar a los pequeños agricultores a cultivar alimentos en áreas marginales que podrían crecer con el cambio climático.

En 2016, el CIP trajo tierra análoga a la de Marte desde el desierto de las Pampas de La Joya, en el sur de Perú, hasta su estación experimental en La Molina, Lima. Allí, el CIP fue capaz de mostrar la prueba de que las patatas podrían crecer en este suelo seco y salado con cierta fertilizción de la tierra para la nutrición y la estructura.

"Hemos estado observando los suelos muy secos que se encuentran en el desierto del sur del Perú. Estos son los suelos más parecidos a los de Marte encontrados en la Tierra", dijo Chris McKay, del centro Ames. "Esta investigación podría tener un beneficio tecnológico directo en la Tierra y un beneficio biológico directo en la Tierra", opina.

Desde el experimento inicial, los científicos del CIP concluyeron que las futuras misiones de Marte que consideren cultivar patatas tendrán que preparar el suelo con una estructura suelta y nutrientes para permitir que los tubérculos obtengan suficiente aire y agua para permitir que tubericen.

"Fue una agradable sorpresa ver que las papas que hemos criado para tolerar el estrés abiótico fueron capaces de producir tubérculos en este suelo", dijo Amoros.