BILBAO. Hay dos clases de personas apasionadas por los automóviles: las que han sido o son propietarias de un Golf y las que aún están a tiempo de serlo. Y si es un GTI, mejor todavía. La ya clásica versión se ha erigido en estandarte del longevo modelo, del que se llevan fabricados más de treinta millones de ejemplares desde su estreno en 1974. Sus detractores ponen el dedo en la llaga al acusar a Volkswagen de copiarse a sí misma a lo largo de siete generaciones. La rivalidad y/o la envidia no tienen por qué ser ciegas. La verdad es que la notable evolución técnica del Golf se ha recubierto siempre de un velo de monotonía estética. Tan cierto como que la calidad jamás aburre.

En el mundo del automóvil suelen proliferar las polémicas sobre la paternidad de los distintos conceptos de automóvil. La discusión, que nunca atiende al registro de patentes, decanta hacia uno u otro lado la autoría de determinados productos. Del debate no se libran los monovolúmenes, los todoterrenos, los coupé-cabrios ni los SUV. Sin embargo, muy pocos discuten a Volkswagen la progenitura del vehículo compacto moderno y, menos aún, el copyright de su reinterpretación deportiva. De hecho, cuando en el 76 bautizó a la primera variante, la marca de Wolfsburgo estaba dando nombre sin saberlo a una incipiente clase de automóviles.

La categoría de los geteís nació el día que las demás marcas intentaron emular el éxito del más efusivo de los Golf. Los imitadores, convertidos poco a poco en legión, remedaron con distinta fortuna las características del pionero, convirtiéndolo así en paradigma deportivo de clase media y en glamuroso objeto de deseo de varias generaciones. Con el tiempo, este Golf que ya va por su séptima remesa ha pasado de icono a plagiar a referencia de la categoría.

El constructor alemán da munición al enemigo camuflando la espectacular progresión en la ingeniería de este coche bajo un diseño más bien sobrio y leal al primigenio. La evolución formal, y también el estilo continuista, quedan en evidencia al comparar las sucesivas entregas del modelo. El GTI contemporáneo huye de cualquier exceso formal y reviste su serena carrocería con los aditamentos justos para insinuar su condición de atleta. El atuendo de este compacto -oferta carrocerías de tres y de cinco puertas con 4,27 metros de eslora-, aligerado respecto a la entrega anterior, delata su naturaleza por medio de indicios como las pinzas de frenos rojas asomando entre sus generosas llantas de aleación, los escapes redondos cromados en los flancos y las ópticas traseras LED oscurecidas.

Esa discreción permite pasar casi desapercibido en el tráfico diario, escenario en el que el GTI se desenvuelve con la docilidad del utilitario más frugal. Los ingenieros de la casa han logrado que el poderoso corazón que lo anima se vuelva casi abstemio. Es un motor TSI gasolina de cuatro cilindros y dos litros dotado de inyección directa, turbo y distribución variable que envía 220 caballos a las ruedas delanteras; asociado a caja manual de seis marchas se conforma oficialmente con 6 litros a los cien y emite 139 g/km de CO2. También está disponible con el muy recomendable cambio DSG de doble embrague, que permite un óptimo aprovechamiento de las facultades del propulsor.

En las manos y las circunstancias adecuadas, esta mecánica permite que el Golf saque las uñas y brinde un recital de buenas cualidades. Acredita 246 km/h de velocidad punta y reduce a 6,5 segundos la espera para alcanzar 100 km/h. La elocuencia de estas prestaciones no debe llevar a engaño: el GTI no es en modo alguno un bólido de carreras ni una fiera de reacciones radicales. Es, simplemente, uno de los automóviles deportivos más versátiles, eficientes y satisfactorios de su clase.

Volkswagen propone a los incondicionales del modelo con sangre caliente una variante Performance que ofrece diez caballos adicionales (230). Es un poco más fogosa y algo más precisa, si cabe, gracias a la presencia de un diferencial de deslizamiento limitado que reparte mejor la energía entre las ruedas delanteras y de frenos más contundentes.

El Golf GTI sale a la venta perfectamente pertrechado con un precio de partida de 31.010 euros. La variante más solvente reclama 1.700 euros suplementarios.