El estrés negativo durante la pandemia ha provocado un aumento de un 15% de las patologías oculares, según el Centro Oftalmológico Barraquer, sin contar además los daños causados por el mayor uso de dispositivos electrónicos y pantallas en los tres últimos meses.

Las dolencias asociadas a la disminución del parpadeo por fijar la vista en la pantalla -de 12 o 14 veces por minuto a una o dos- y la evaporación de la película de lágrima natural del ojo son el síndrome visual del ordenador y el ojo seco, al que se ha sumado un incremento de conjuntivitis y de miopías, ha explicado la oftalmóloga del Centro Barraquer Marta Mármol.

Según la oculista, las condiciones de teletrabajo y el ocio a través de los dispositivos no son las únicas causas del aumento de las enfermedades oculares, sino que el estrés negativo sufrido durante estos meses es también la razón de nuevos cuadros clínicos.

"La sociedad se ha enfrentado a una situación completamente nueva a causa del coronavirus. Miedo al contagio de la COVID-19, ansiedad durante el confinamiento, tensión y preocupación por amigos y familiares enfermos, los problemas económicos derivados del parón de actividad... Unas circunstancias que han generado estrés e incertidumbre en gran parte de la población española", ha dicho Mármol.

"El estrés es una respuesta natural e inconsciente ante situaciones desafiantes. Esta respuesta es necesaria y positiva para reaccionar y adaptarnos a los cambios, pero cuando percibimos mucha amenaza, cuando un acontecimiento que nos hace pensar que va a poner en riesgo nuestro bienestar o cuando el estrés se convierte en crónico, entonces repercute negativamente en la salud y los mecanismos internos afectan a todo nuestro organismo, incluyendo por supuesto los ojos", ha señalado la oftalmóloga.

Según el grado de estrés sufrido, de su duración en el tiempo y de las características de cada individuo, las manifestaciones a nivel ocular varían.

Según Mármol, las más frecuentes e importantes son: mioquimias, temblores o espasmos localizados alrededor de los párpados -'tics'-; blefaritis, inflamación de los párpados; coroidopatía central serosa; afectación de la mácula, que es la zona más importante de la retina, o incluso en los casos más severos puede llegar a la pérdida de visión.

La oftalmóloga ha asegurado que en la "nueva normalidad" la situación no ha mejorado radicalmente porque "seguimos inmersos en una dinámica de uso exhaustivo de pantallas y muchas veces las condiciones ambientales en las que trabajamos siguen sin ser óptimas por la falta de luz natural, ambientes secos o falta de hidratación".