El joven Kirill Tereshi, más conocido como el Popeye ruso, se tuvo que operar su brazo infectado por el aceite que previamente se había inyectado en su afán por tener los mayores bíceps del mundo. Su locura llegó a alcanzar unos límites que pusieron en peligro su vida, y a través de sus redes sociales ha ido compartiendo con sus miles de seguidores las diferentes operaciones a las que se ha tenido que someter. Este aceite tóxico le produjo diversos efectos secundarios que obligaron a las operaciones que está afrontando.

Fue en 2017 cuando dio el salto a la fama después de reconocer en un programa de televisión que se había inyectado una mezcla casera de aceite de oliva, alcohol bencílico y lidocaína. Su motivación era parecerse al culturista brasileño Romario Dos Santos Alves, aunque fracasó en el intento. La historia del Popeye ruso ha dado mucho que hablar en redes sociales durante los últimos años, y más después de su derrota en el famoso Campeonato de Bofetadas contra el rey mundial de la competición, el también ruso Vasily Kamotsky. Los desorbitados bíceps tampoco le valieron a Kirill para ser un buen luchador de MMA, ya que en su debut cayó derrotado por KO.