Viene de una familia de sociosanitarios (padre médico, madre farmacéutica, abuelo pediatra y un tío anestesista) y el convencimiento de que la manera de vincular sus estudios de Administración de Empresas con esa rama a través de un servicio residencial le llevó a presentar una autocandidatura en Igurco y le salió bien. Comenzó con una jornada de cuatro horas y ahora realiza una jornada completa en la que se encarga de las labores administrativas y los números a los que ha añadido un alto componente humano. “Siempre tuve claro que quería hacer algo de números porque me gustan mucho, pero después de este trabajo en el que el trato cercano con las personas, el calor, es tan importante, ya no concibo un trabajo en el que no esté este componente”, asegura antes de sentenciar que “me gusta estar en contacto con la gente y ya no quiero estar ocho horas sentada haciendo números”.