Síguenos en redes sociales:

Recuperación de Punta Begoña, vestigio del esplendor de la burguesía vasca del siglo XX

Punta Begoña, la galería que asoma al Cantábrico desde las inmediaciones del Puerto Deportivo de Getxo, está en camino de su recuperación como bien público tras casi 90 años de abandono. El formidable mirador, que formó parte de la residencia de Horacio Echevarrieta, el último magnate vasco, entra este año en la fase final del rescate

En imágenes: Recuperación de Punta Begoña, vestigio del esplendor de la burguesía vasca del siglo XXBegoña E. Ocerin

16

Las galerías de Punta Begoña prestaron su último servicio en 1937, cuando uno de sus enormes salones, con mármol de Carrara en el suelo, fue convertido en hospital militar durante la Guerra civil. Luego fueron tapiadas y así han permanecido durante décadas, sin que varias generaciones tuvieran acceso a ellas, lo que ha servido para alimentar numerosas leyendas, en su mayor parte sin base histórica alguna.

Zona mejor conservada de las galerías.

Quienes sí accedieron a ellas fueron los amigos de la destrucción y del saqueo hasta dejarlas en un estado lamentable. Mientras se dirimía el futuro del mirador, si convertirlo en hotel o no, consiguieron llevarse parte las cerámicas de las paredes y fragmentos del suelo, al tiempo que dejaron su huella con graffitis sin sentido. El Ayuntamiento de Getxo, cuando consiguió hacerse con el lugar, encontró poco menos que una ruina, pero una ruina cargada de historia y digna de recuperación.

Playa de Ereaga desde el mirador.

Pasión por el mar

Horacio Echevarrieta Maruri (1870-1963), el último magnate de Bilbao, tenía gran pasión por el mar, los negocios y la política. Era republicano de pro y fue precisamente la II República la que le arruinó. Asociado con Bernabé Larrínaga, fue titular de casi un centenar de empresas, entre las que figuraron Astilleros de Cádiz, los Saltos del Duero origen de la actual Iberdrola, la compañía aérea Iberia, la línea 1 del Metro de Barcelona, la urbanización de la Gran Vía de Madrid, varios edificios del Ensanche de Bilbao y el buque-escuela Juan Sebastián Elcano.

En 1919 estalló en Marruecos la rebelión encabezada por Abd el Krim contra el Protectorado español y las tropas españolas fueron abatidas por el líder rifeño en el llamado Desastre de Annual, donde, además de víctimas mortales, hizo 336 prisioneros por los que pidió al Gobierno español cuatro millones de pesetas comorescate. Eso sí, en monedas, no en billetes. La operación no fructificó.

El magnate vasco Horacio Echevarrieta.

Horacio Echevarrieta se ofreció como intermediario. El 23 de enero de 1923 salió de Málaga a bordo del buque Antonio López. El rescate en metálico pesaba veinte toneladas y fue embarcado en tres gabarras. El canje resultó harto laborioso, ya que las monedas se contaban de una en una. Los soldados prisioneros iban subiendo a los barcos habilitados y saliendo del puerto de Alhucemas en tandas. Para última hora quedaron los oficiales por los que Abd el Krim pidió siete millones más. A cambio de ellos, Horacio se ofreció como rehén hasta que llegara la nueva remesa.

Aquella hazaña encumbró al empresario vasco, sobre todo su honradez cuando rechazó el título nobiliario de Marqués del Rescate que le ofreció el rey Alfonso XIII para premiar su actitud. “Si lo aceptara faltaría a mis más básicas condiciones de republicano”, le contestó.

Mansión de Echevarrieta en Punta Begoña, antes de la Guerra civil.

Punta Begoña

Este singular personaje construyó una gran mansión en Punta Begoña, justamente frente a donde actualmente se encuentra el Puerto Deportivo de Getxo. De ello se encargó su gran amigo Ricardo Bastida, uno de los más prestigiosos arquitectos que ha tenido Bilbao, autor de dos edificios tan carismáticos como las fachadas del actual Azkuna Zentroa y el Banco de Bilbao situado en la calle Alcalá 16 de Madrid. 

El caserón estaba sobre el acantilado, a modo de púlpito, de forma que Horacio veía y controlaba desde su casa cómo los barcos de su flota entraban y salían en el puerto. A las zonas ajardinadas de los alrededores se unía una enorme galería que cubría la falda del terreno dispuesta adecuadamente como lugar de recreo para su familia. 

Una joya: sus cerámicas

No se regateó en materiales para la decoración, ya que el arquitecto Ricardo Bastida utilizó los mejores revestimientos cerámicos de la época, elementos de azulejería, basados en motivos nazaríes, como los de la Alhambra de Granada que reflejan el alto nivel adquisitivo de su propietario. Los azulejos empleados en Punta Begoña fueron realizados por la prestigiosa Fábrica de Cerámica Artística y de Construcción Mensaque, Rodríguez y Cía. S. A., de Sevilla, clausurada en diciembre de 2006. En esta misma factoría se llevaron a cabo otras construcciones coetáneas, como el Café Iruña y el suelo de la pérgola del Parque de doña Casilda, de Bilbao.

Para los días de mal tiempo, las galerías disponían de un amplio salón acristalado en el que se llegó a jugar a la pelota a juzgar por las huellas que se observan en lo que fueron frontis y techo. Al acabar la Guerra civil en Euskadi, este departamento, que aún conserva un suelo con mármol de Carrara y su enorme chimenea para la calefacción, fue utilizado como hospital militar. A esa época corresponden las frases triunfalistas que se conservan en sus paredes como testimonio de una época.

Sala que fue utilizada como hospital militar.

Paradógicamente, el imperio que regía un ferviente republicano y responsable de sus convicciones como lo era Horacio Echevarrieta, se fue al traste durante la República, una época en la que el empresario pasó nueve meses de cárcel hasta que fue liberado gracias a una campaña de la bilbaína Sociedad El Sitio. A los 77 años, decepcionado por muchas razones, se retiró de la actividad empresarial y vivió en la finca de Munoa de Barakaldo, hasta su muerte ocurrida en 1963. 

Época indecisa

La retirada de Echevarrieta supuso la caída en picado de aquella punta de Getxo que miraba al puerto con el orgullo propio de una época de esplendor sublime de la industria vasca. Llegó la Guerra civil. La mansión desapareció dando pie a nuevas construcciones y las galerías, tras cumplir su etapa hospitalaria, fueron tapiadas en espera de un destino. 

Duraron poco intactas, ya que sus cierres fueron forzados para dar comienzo a un saqueo que no respetó las cerámicas de las paredes ni las baldosas del suelo. Mientras, sobre algunas mesas, se discutían proyectos para un lugar que, día a día, se iba deteriorando. Ninguno fraguó hasta que finalmente el Ayuntamiento de Getxo afrontó su futuro de cara a convertir el lugar en un privilegiado de utilización pública para el desarrollo de actividades culturales, artísticas y formativas.

Estalactitas frente al Cantábrico

Tras su prolongado cierre, la apertura por obras de Punta Begoña ha permitido la realización de distintos análisis del terreno. La estabilidad del acantilado está controlada por un inclinómetro que permite determinar si hay movimientos y cuál es su orientación.

Lo que los técnicos no esperaban encontrar son las estalactitas que han aparecido en el techo de la galería, fruto de las filtraciones que han tenido lugar durante un siglo. La filtración lenta del agua de la lluvia a través del hormigón armado y en contacto con los compuestos de calcio de los techos ha creado carbonato de calcio en forma de estalactitas, como las que se pueden ver en las cuevas.

Galería acristalada.

El proceso de recuperación integral que se está llevando a cabo se inició en 2021 con la constitución de la Fundación Punta Begoña, un patronato en el que está representados todos los grupos municipales. Este año se inicia su fase final atendiendo la demanda de actividades existentes que en la mayoría de los casos son propuestas ciudadanas para su desarrollo. 

A lo largo de cada uno de los próximos años, irá ampliando sus espacios abiertos para la creación, la exposición y la formación, hasta convertirse, por su ubicación su historia y su belleza, en un destacado punto de encuentro para el ocio y disfrute social. El primer esfuerzo de ejecución de las obras tendrá lugar en el período 2025-2027 y consistirá básicamente en la reparación física del monumento, funcionalización y contribución al embellecimiento urbano del entorno y litoral de Getxo.

Una vez recuperado, se procederá a afianzar y ampliar las posibilidades de utilización expositiva y urbana del edificio con la incorporación de nuevos espacios habitados y cerrados. Finalmente, una vez que las zonas denominadas “El salón de representación” al norte, y “La galería de recreo” al sur, estén dispuestas para sus posibilidades socioculturales, se procederá a la presentación definitiva del edificio, una recuperación del icono paisajístico que se espera esté dispuesta en 2031.